El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió elevar de 20.000 a 80.000 toneladas la cuota arancelaria para la carne bovina procedente de Argentina, con el objetivo de incrementar las importaciones del producto y frenar la escalada de precios en el mercado interno en medio de la escasez de ganado y el encarecimiento del consumo. La decisión fue duramente criticada por los ganaderos locales, quienes advierten sobre una posible afectación a la rentabilidad del sector.
La medida, anunciada oficialmente este jueves 23 de octubre por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), se enmarca dentro de los esfuerzos de la administración estadounidense por estabilizar los costos de los alimentos y aliviar la presión sobre los consumidores. No obstante, la decisión fue duramente criticada por los ganaderos locales, quienes advierten sobre una posible afectación a la rentabilidad del sector.
Trump ya había anticipado el pasado domingo su intención de comprar más carne argentina, reafirmando su compromiso de “proteger a los productores nacionales y al mismo tiempo proporcionar alivio económico a los estadounidenses”, según declaró la portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly.
El gobierno explicó que la expansión de las importaciones busca un equilibrio temporal: reducir los precios al consumidor en el corto plazo y, paralelamente, implementar nuevos programas de apoyo para los productores pecuarios estadounidenses.
En la misma línea, el USDA también anunció esta semana una iniciativa orientada a fortalecer el hato bovino nacional y respaldar a los criadores del país, como parte de una estrategia integral para garantizar la seguridad alimentaria y la estabilidad del mercado cárnico.