No cabe duda de que la soja seguirá expandiéndose en suelo chaqueño, aunque se necesita más información para consolidar un sistema de producción, así como lo propuso en Nación Productiva el Ing. Agr. Jenny Dueck, coordinador técnico de la Red de Ensayos de Evaluación Ideagro (REEI), quien expresó que luego de trabajar dos décadas con la oleaginosa en el Chaco, llegó a la conclusión de que es un cultivo sensible a las altas temperaturas y para una mayor estabilidad de cosecha, de entre 2500 y 3000 kg/ha, la recomendación de siembra es en la segunda mitad de enero y febrero. Agregó que en los primeros años de la REEI la tendencia era usar materiales de ciclo muy largo, pero que, actualmente, los mejores resultados se logran con variedades de ciclo medio.
En el agroclásico de los domingos, ocasión en la que hablamos de los resultados de la REEI de soja, maíz y sorgo de la campaña 2024/2025 presentados el pasado 11 de setiembre durante la 8º Jornada Sostenible de Cultivos de Verano, el profesional con larga trayectoria en el Servicio Agropecuario (SAP) de la Cooperativa Chortitzer resaltó que con 20 de años de experiencia con el cultivo de la soja en el Chaco llegó a la conclusión de que la soja es sensible a las temperaturas altas, por ende, requiere un manejo efectivo para dar una respuesta favorable, pese a esas condiciones.
“Nuestros ensayos muestran que una siembra muy temprana va a tener un potencial muy alto, pero la estabilidad de una cosecha, que es buena para nosotros de entre 2500 y 3000 kg, vamos a tener en siembras de segunda mitad de enero y febrero, con eso tenemos más seguridad de tener condiciones climáticas más buenas, lluvias y temperaturas un poco menores para dar seguridad en el rendimiento”, subrayó.
Según el ingeniero agrónomo, la soja viene con mucha expectativa para la próxima campaña, ya que el sésamo y el algodón afrontan problemas de precios. “A nivel productor, están bastante interesados en la soja y yo creo que la soja va a tener mucha superficie”, resaltó.
Dueck señaló que el cultivo de la soja dentro de la Red de Ensayos tuvo muy buenas condiciones climáticas; si bien las lluvias demoraron para llegar, una vez instalado el ensayo hubo suficientes precipitaciones en casi todas las zonas trabajadas.
“Empezamos la soja recién el 21 de enero en la Red de Ensayos y la última parte de la siembra en los primeros días de marzo; fue bastante tardía para la soja, tuvimos rendimientos medios a buenos, pero también tuvimos un suelo en Cambisol que estaba saturado de agua, donde la soja sufrió por encharcamiento y los rindes no fueron buenos”, manifestó.
Dentro de la Red de Ensayos en total fueron evaluadas 16 variedades de soja de ocho empresas participantes. “En soja tenemos dos variedades referentes que masivamente hoy en día están usando los productores en el Chaco para poder comparar; tratamos que esas referencias sean más estables para compararlas con las variedades nuevas”, explicó.
Subrayó que en la zona de Neuland se registraron rendimientos muy altos. “El mayor rendimiento este año llegó prácticamente a 4000 kg/ha, mientras que hace unos años algunos materiales superaron 4000 kg en esa localidad”, recordó y agregó que en los cuatro años de evaluación dos fueron de déficit hídrico y dos de buenas lluvias, que se reflejaron en los rendimientos.
La posibilidad de poder comparar la misma variedad en nueve localidades otorga la certeza de que, si un material rinde bien, es porque se adapta a las condiciones del Chaco, incluso si está en el primer año de evaluación. “Porque tenemos diferentes localidades y el clima es tan variable que nos da cierta seguridad para elegir un nuevo material”, remarcó.
Destacó que las variedades referentes que se usan de testigos salieron de la Red de Ensayos y fueron materiales ganadores en su momento y hoy son testigos. “Igual siguen siendo los mejores materiales, es una realidad que la Red responde a la realidad de la productividad en el Chaco”, afirmó.
Dueck mencionó que en los primeros años del ensayo la tendencia era usar materiales de ciclos muy largos, de ciclo de maduración siete y ocho, y que hoy los mejores rendimientos se logran con variedades de ciclo medio (seis o incluso cinco largo). “Son los que tienen potencial más alto y son los que normalmente están ganando en productividad”, aseguró.
Finalmente, recordó que la red de evaluación se realiza en ambientes diferentes, lo cual permite observar y diferenciar los factores que aportan en los rendimientos, ya sea la genética, el ambiente o la interacción de estos dos factores. “Y ahí encontramos que el ambiente tiene la mayor responsabilidad en el rendimiento; no olvidemos de ocuparnos del ambiente, que en este caso es el suelo o el manejo que le damos”, concluyó.