La evolución de la agricultura en áreas que anteriormente eran improductivas sigue sólida y firme en Paraguay. El equipo de Productiva visitó la experiencia desarrollada en Brutus Agroganadera S.A., en el norte del departamento de Caaguazú, en donde un grupo de jóvenes se animó a invertir y a desarrollar un proyecto altamente desafiante.
El Ing. Agr. Aldo Ayala, director de Brutus Agroganadera S.A., mencionó que la idea de producir soja en campos bajos nació de jóvenes amigos. Dijo que, inicialmente, el emprendimiento conllevó mucho trabajo y ajustes en la topografía por medio de canalizaciones, sistema de drenajes y una evaluación de impacto ambiental, hechos por profesionales contratados, considerando los desafíos de implantar este cultivo en ambientes anegados.
En ese sentido, resaltó la importancia del trabajo en equipo para el logro de los objetivos. “Ahora podemos ver el resultado del sacrificio; de una pradera inundable pasamos a un lugar donde podemos producir soja y otros cultivos”, valoró.
Ayala indicó que los drenajes ayudaron a entrar a zonas que se veían imposibilitadas para su ingreso con maquinarias. La experiencia adquirida también le llevó a la empresa a utilizar drones agrícolas, a fin de realizar las aplicaciones aéreas. Por otro lado, señaló que la regulación de la acidez del suelo es un trabajo primordial que re quiere mucho énfasis.
Por su parte, el Ing. Agr. Blas Melgarejo, de Brutus Agroganadera S.A., precisó que la experiencia agronómica arrancó en la quincena de setiembre con muchos desafíos por los campos encharcados; sin embargo, se logró cumplir con el plan de siembra.
El cultivo de soja fue sembrado en 200 hectáreas y para la nueva zafra la proyección es llegar a 300 hectáreas. “El trabajo fue netamente con sembradoras a una profundidad de 2 cm y las va riedades utilizadas fueron M6410 IPRO, Pirapó y Fibra”, comentó.
A su vez, resaltó que durante todo el ciclo de la soja no hubo ataque de enfermedades debido al buen manejo empleado con cuatro aplicaciones; no obstante, las chinches estuvieron presentes a pesar de cinco intervenciones realizadas. “Pudimos controlar, pero el ataque fue severo en las últimas parcelas sembradas”, puntualizó.
En la primera campaña de soja los rendimientos en esta unidad de producción alcanzaron un promedio de 3200 kg por hectárea. El costo estimado llegó a 700 USD/tonelada, es decir, se superaron los 2000 kg de punto de equilibrio.
Sobre la rotación de cultivos, indicó que inicialmente se buscó apostar por el milleto y el maíz zafriña, pero debido a que iban a quedar fuera de época, se decidió sembrar chía y avena con altas expectativas.
Gabriel Petri, propietario de Brutus Agroganadera S.A., señaló que es cirujano de profesión, pero siempre tuvo pasión por el campo. Gracias al acompañamiento de su suegro, empezó a conocer más de la agricultura. Precisó que hacer agricultura fue toda una travesía. Igualmente, los trabajos estuvieron encaminados al cuidado del suelo en conjunto con sus colaboradores.
“Nada funciona sin que todos nos ayudemos, es cuestión de la forma de afrontar los problemas. No teníamos los conocimientos, pero juntamos todas las piezas claves”, subrayó. Indicó que uno de los aliados estratégicos fue la empresa Tracto Agro Vial S.A. en el suministro de tecnologías.
En la ocasión, también habló Richard Silva, asesor comercial de Tracto Agro Vial S.A. de la sucursal de Campo 9, quien destacó el acompañamiento al emprendimiento que optó por hacer agricultura en suelos bajos. Durante este proceso la compañía le proveyó prácticamente todos los equipos para la labor agrícola. “Les brindamos toda la asistencia comercial, posventa, servicio de repuestos y lubricantes. Este campo es una muestra de que sí se puede sembrar en suelos bajos”, aseguró.
[Material publicado en el segmento Agricultura Productiva de la edición N° 127 de Revista Productiva, página 18]
[Foto
: campos de Brutus Agroganadera S.A. / Revista Productiva]