La roya no ha perdido destaque en la agricultura paraguaya y no debe ser subestimada de ninguna manera, ya que inclusive en años complicados, en los que hay falta de lluvias, el hongo que causa esta enfermedad puede desarrollar poblaciones mucho más agresivas y restarle productividad al cultivo, expresó en Nación Productiva el Ing. Agr. Wilfrido Morel, director general de FitoLab Paraguay.
El profesional paraguayo reconocido mundialmente agregó que es fundamental establecer programas de manejo preventivo basados en criterios actuales y utilizar productos con principios activos efectivos para maximizar la respuesta y minimizar daños.
Durante el agroclásico de los domingos, que tuvo como tema central: “Antecedentes, escenario actual y comportamiento de las enfermedades en el cultivo de la soja”, el fitopatólogo enfatizó que la roya no ha perdido destaque en la agricultura paraguaya y que de ninguna manera se la debe dejar de lado. Recordó que ya tuvimos malas experiencias en años anteriores cuando se le subestimó a la enfermedad.
“Vino una condición climática ideal y tuvimos la peor epidemia de roya de soja en el año 2015, justamente porque veníamos con una condición climática no muy favorable para este hongo (Phakopsora pachyrhizi) que causa la roya y en el 2015, cuando hubo una condición climática ideal, la roya explotó y no había producto que podía pararle. Allí se determinó que en años complicados con falta de lluvia igualmente este hongo desarrolló poblaciones mucho más agresivas que los años anteriores”, mencionó.
Resaltó que en ese año la enfermedad demostró que no debe ser subestimada. Recordó que la herramienta que se utilizaba en ese momento era la mezcla de estrobilurinas y triazoles, que no logró resultados significativos para el control. “Allí empezó a entrar el uso de las carboxamidas en el mercado y eso equilibró un poco la balanza”, expresó.
El profesional subrayó que no se debe subestimar la importancia de esta y otras enfermedades en el cultivo de soja solo debido a condiciones climáticas desfavorables y explicó que incluso en años con clima menos favorable se han encontrado poblaciones de roya más agresivas en estudios de laboratorio. Aseguró que la roya y el complejo de manchas foliares siguen siendo amenazas importantes que requieren un manejo adecuado para evitar pérdidas significativas en la producción.
“En esta última zafra tuvimos baja incidencia de la roya de la soja en el cultivo, pero tuvimos más presión de manchas foliares. En nuestra área experimental, con 30 días sin lluvias, nosotros tuvimos rendimientos de 400 a 500 kg, entre un tratamiento y un testigo. No podemos decir viene un clima benigno, entonces no va a haber mucha presión de enfermedades, eso es un error, una equivocación, porque las enfermedades no esperan”, manifestó.
Para controlar enfermedades fúngicas en cultivos es crucial adelantarse a su aparición. A diferencia de los insectos, los hongos no se detectan fácilmente y sus síntomas pueden tardar entre 12 y 15 días en manifestarse. Por lo tanto, es fundamental establecer programas de manejo preventivo basados en criterios actuales y utilizar productos con principios activos efectivos para maximizar la respuesta y minimizar daños.
“El manejo de enfermedades no se basa solamente en la aplicación de fungicidas; tenemos que conocer los factores epidemiológicos de los organismos patógenos y de esa manera establecer la estrategia de manejo que se necesita para tener el éxito deseado”, acotó.
Morel comentó que desde que apareció la roya de la soja en Paraguay en el 2001 están trabajando en ensayos exploratorios para poder identificar activos o moléculas que puedan tener un mejor performance en el desarrollo de las enfermedades.
[Foto: hoja de soja sin roya versus una hoja de soja con roya / Archivo / Productiva C&M]