El Ing. Agr. Marcelo Hartmann, gerente de Agromaní, en conversación con Nación Productiva señaló que el maní se está posicionando como un cultivo alternativo interesante por su capacidad de adaptación a climas exigentes y porque también permite una inversión para recuperar suelos degradados que la soja no soporta en términos económicos. Añadió que el área estimada de este cultivo en su variedad mecanizada está entre 15 000 a 16 000 hectáreas, con una proyección de crecimiento considerable para los próximos años.
En el agroclásico de los domingos Hartmann señaló que el maní es un cultivo conocido que se viene explorando hace 12 años con la mecanización y en este contexto destacó que Agromaní es una empresa pionera en la producción y promoción de esta oleaginosa en la región Oriental como un rubro alternativo.
“El cultivo del maní es una alternativa interesante, principalmente en áreas donde se desean recuperar, donde eventualmente la soja no consigue soportar en el ámbito de la inversión, el maní viene a ser una alternativa para eso”, aseguró.
Explicó que el maní permite una inversión para recuperar suelos degradados que la soja no soporta, económicamente hablando. Aclaró que no significa que el maní sea un cultivo solo para áreas marginales, pero que va muy bien en un suelo que requiere de altas dosis de mucha inversión en enmiendas, ya que permite el retorno financiero.
“El maní, como es un cultivo que nosotros decimos calcifílico, tiene una afinidad muy fuerte con el calcio, su mayor fertilizante es la cal agrícola. El maní es justamente el cultivo que se usa para hacer esa inversión y esa recuperación del suelo”, agregó.
Señaló que el cultivo es una opción interesante por varios motivos, tanto por la inversión que soporta como también por el aporte que realiza con el nitrógeno, ya que el maní es una leguminosa, por tanto posee una capacidad muy alta de generar simbiosis con bacterias, además de ser una alternativa para la rotación con pasturas.
Agregó que el maní posee una capacidad resiliente muy grande al estrés hídrico y también al calor, por lo que es convierte en una gran alternativa, debido a su capacidad de recuperarse ante los climas exigentes. Precisó que otra de sus características es la elasticidad de la fecha de siembra, que puede ir desde el mes de agosto hasta enero.
Acotó que el desarrollo de este cultivo en los últimos años ha crecido de forma exponencial, y el área estimada a nivel nacional en lo que se refiere a maní mecanizado está entre 15 000 a 16 000 hectáreas.
“En la región Oriental estaríamos entre 12 000 hectáreas, y como empresa abarcaríamos 5000 hectáreas de producción, dentro de las cuales estamos con 3000 hectáreas de áreas propias y más de productores asociados”, añadió.
Remarcó que el maní es originalmente de América del Sur, entre Paraguay, Brasil y Argentina, por lo que la adaptación al clima no es un problema, ya que está en su lugar de origen.
Resaltó, igualmente, que se están realizando trabajos en forma conjunta con el Senave para poder registrar variedades y recordó que es un cultivo de consumo de la misma naturaleza (directo) y no está modificado genéticamente, lo que representa muchos desafíos por delante.
“Todas las plagas que tuvimos antes en la soja la tenemos ahora y no podemos usar glifosato. Hay muchas cosas que debemos aprender todavía. El maní no tiene ninguna modificación genética. No es tolerante a ningún herbicida de contacto, de control total como glifosato”, precisó. En este punto recalcó la importancia del uso de preemergentes.
El profesional explicó, por último, que el costo mínimo de producción sería de USD 1200 por hectárea, y con un cultivo bien establecido se puede lograr un rinde promedio de 4000 kg por hectárea. Además, precisó que considerando que USD 600 es el precio del mercado, colocaría el punto de equilibrio en torno a los 2500 kg por hectárea.