Brasil se encuentra a las puertas de lograr uno de los hitos más importantes de su ganadería moderna: la apertura del exigente mercado japonés para la carne bovina. Tras más de dos décadas de negociaciones, una misión técnica de Japón llega este mes para realizar la auditoría final en las plantas frigoríficas brasileñas, último paso antes del anuncio oficial de la habilitación comercial.

 

El ministro de Agricultura, Carlos Fávaro, confirmó que existe expectativa de que la aprobación sea anunciada antes de fin de año y destacó que el proceso “avanza rápidamente” y solo restan ajustes técnicos.

 

Japón es considerado uno de los destinos más valorados y rigurosos del mundo en materia sanitaria. Actualmente, paga en promedio USD 7000 por tonelada de carne bovina, muy por encima del promedio brasileño de USD 5500, lo que representa un potencial de ingresos más altos para la industria y mejores retornos para los productores.

 

El país asiático importa alrededor de 730.000 toneladas anuales, por lo que se ubica como el tercer mayor comprador de carne bovina del mundo. Hoy depende, principalmente, de Estados Unidos y Australia, cuyos altos costos de producción encarecen el producto, lo que abre una oportunidad competitiva para Brasil.

 

La principal traba para el avance de las negociaciones, que duró 20 años, fue la exigencia japonesa de que Brasil alcanzara el estatus de país libre de fiebre aftosa sin vacunación, condición que recién logró de manera nacional en mayo de este 2025.

 

Con esta certificación, Japón autorizó la auditoría presencial, que comenzará por los estados del Sur, Santa Catarina, Paraná y Rio Grande do Sul, los únicos que ya contaban con el estatus sanitario requerido.

 

El protocolo japonés es considerado uno de los más largos y estrictos del mundo, con hasta 12 fases de validación sanitaria, por lo que el avance hacia esta etapa final es interpretado como un fuerte reconocimiento a la evolución sanitaria brasileña.

 

La posible habilitación japonesa generó optimismo en todo el sector, que considera al país asiático un “divisor de aguas” por su capacidad de pago y prestigio internacional.

 

La habilitación también surge como alternativa estratégica ante la caída de las exportaciones a Estados Unidos, afectadas por altos aranceles.

 

El Ministerio de Agricultura prevé concluir los protocolos este año. Si bien representantes del sector estiman que el anuncio podría desplazarse a inicios de 2026, existe fuerte optimismo en que la apertura se confirme aún en 2025.

 

La misión japonesa, que inicia sus trabajos en noviembre, será determinante para colocar a Brasil entre los proveedores autorizados a atender uno de los mercados más prestigiosos y remunerativos del planeta. De concretarse, marcará un antes y un después para la pecuaria nacional, coronando décadas de esfuerzos en sanidad y control.

 

[Fuente: CompreRural]