Los años 2026 y 2027 marcarán un punto de inflexión para la ganadería sudamericana, que se encamina a ocupar un papel protagónico en el abastecimiento mundial de carne bovina. Analistas del sector advierten que la combinación de una oferta en declive en Estados Unidos, Europa y China, junto con una demanda internacional en alza, abrirá una ventana de oportunidades sin precedentes para la región.
Fernando Galletti de Queiroz, director ejecutivo de Minerva Foods, en declaraciones al portal brasileño CompreRural, expresó: “Esa ventana será más importante en 2026 y 2027. Con Estados Unidos en su menor hato, Europa destruida en producción y China reduciendo su plantel, Sudamérica ocupará el centro del escenario global”.
En este contexto, la brecha histórica entre Brasil y Estados Unidos se transforma en una ventaja estratégica. Mientras la ganadería estadounidense enfrenta altos costos, dependencia de insumos importados y nuevas tarifas impuestas por el gobierno de Donald Trump, Brasil, así como Paraguay y otros países de la región, avanza con tecnología, escala, sostenibilidad y costos competitivos, consolidándose como el principal proveedor de carne bovina del mundo.
Por su parte, el director financiero de la empresa, Edison Ticle, sostuvo que la escasez global de carne garantizará al menos dos años de escenario favorable para Sudamérica, hasta que Estados Unidos logre recomponer su hato ganadero, algo que recién podría ocurrir en 2028.
El consultor Alexandre Mendonça de Barros, de MB Agro, explicó que más del 70 % de los insumos agrícolas estadounidenses provienen de China e India, y el 90 % del potasio se importa desde Canadá, aspectos que encarecen los costos y reduce los márgenes de rentabilidad. Esta situación ha derivado en cierres de frigoríficos y menores faenas en el país norteamericano.
En contraste, Brasil continúa fortaleciendo su producción mediante mejoras genéticas, intensificación del manejo y nuevas tecnologías de alimentación. Mendonça de Barros destaca que, con cerca de 200 millones de cabezas, Brasil podría duplicar su producción si alcanza los niveles de productividad de Estados Unidos, que obtiene en promedio 400 kg por canal, frente a los 300 kg del ganado brasileño.
Además, el uso creciente del DDG (grano seco de destilería), subproducto del etanol de maíz, está transformando el sistema productivo brasileño. La instalación de confinamientos junto a las plantas de etanol permite una logística más eficiente, una engorda más rápida y una reducción en los tiempos de faena, aumentando significativamente la competitividad de la carne sudamericana en los próximos años.