La canola ocupa un lugar de relevancia en el periodo invernal y las tecnologías van sumándose para darle una mejor respuesta a este cultivo, pero también para brindarle otros beneficios al sistema de producción. Es así que en el Establecimiento Agrícola y Ganadero Santa Librada se establece un manejo de malezas en posemergencia, una alternativa que les brinda a los productores la posibilidad de mantener campos limpios, pensando no solo en este rubro, sino también en el siguiente: la soja.
El Ing. Agr. Rodolfo Lovera, director técnico de la empresa ubicada en Natalio, departamento de Itapúa, gentilmente le abrió las puertas de la empresa a Productiva C&M para explicar el trabajo que se viene desarrollando en la unidad productiva que, en esta temporada, demandó una fuerte diversificación de cultivos para atenuar la coyuntura existente en la agricultura.
Explicó que es la primera campaña en la que establecieron un sistema de manejo de malezas en canola en posemergencia. Agregó que realizaron la aplicación del herbicida clopyralid, un hormonal que puede ser aplicado en posemergencia de este cultivo, considerando la tecnología que dispone. Con este manejo es posible controlar de mejor manera Bidens spp (kapi´una) y soja guacha. Además de implementar esta estrategia de control, también incorporaron herbicidas como el cletodim, un posemergenete selectivo, y el aloxifop, un sistémico selectivo en posemergencia.
Lovera comentó que este manejo es empleado en el periodo en el que la canola posee entre dos y ocho hojas. “En ese estadio la planta está pequeña y muy lejos aún de floración, además, como estamos utilizando hormonales, tenemos un efecto residual de poco tiempo”, explicó.
Explicó que la canola no expresó ningún tipo de efecto contrario, como una fitotoxicidad, pero las malezas ya sintieron los síntomas del manejo con el herbicida hormonal. En cuanto al manejo de plagas, comentó que realizan un monitoreo constante y aplicaciones puntuales con insecticidas fisiológicos dependiendo de la presión.
Agregó que, por el manejo integrado de plagas y el cuidado de las abejas, utilizan un cierto tipo de insecticidas, con el objetivo de ingresar la menor cantidad de veces a la parcela, de modo a que los enemigos naturales también hagan su trabajo.
En cuanto al manejo de enfermedades, realizaron aplicaciones específicas, entre las cuales incluyeron intervenciones con Trichoderma para extender la protección.
Siembra. En esta unidad de producción se arrancó la siembra el pasado 15 de abril, con la idea de cosechar en agosto y empezar la implantación de soja en setiembre. Además, en Santa Librada seleccionaron variedades de ciclo corto para cumplir con este propósito de cerrar de manera temprana la campaña de canola y permitir una ventana de siembra más amplia para la soja, el principal rubro de renta de la agricultura paraguaya. “La siembra temprana de canola en abril nos dio mejores resultados, además esto nos permite cosechar en agosto y dejar la parcela para la siembra de soja temprana”, subrayó.
Lovera comentó que los momentos más delicados de la canola se presentan en la siembra y en la cosecha, pero, últimamente, el manejo de malezas también pasó a ser una prioridad en esta cultura.
En esta unidad de producción la canola es sembrada no solo como un rubro de renta, sino por su capacidad de ser efectiva dentro de una rotación de cultivos, ya que es una alternativa más para los productores, de modo a que puedan realizar rotaciones de áreas con trigo, maíz y otros rubros de entrezafra, invierno o cobertura.
Lovera comentó que en Santa Librada tuvieron una participación de 40 % de soja zafriña, entre producción de granos comerciales y semillas; sorgo, en un 15 %, además de canola (15 %), trigo (25 %) y el resto, cultivos de servicio.
Trigo. Durante la visita el productor comentó que la campaña de trigo arrancó en esta unidad de producción el 14 de mayo, tal vez un poco demorada con relación a los vecinos; sin embargo, esta decisión fue tomada directamente para escapar de los posibles efectos de la helada, pero el periodo de siembra de extendió más de lo planificado, debido a las lluvias que “naturalmente” obligaron a un escalonamiento de siembra mayor.
Así también, como decisión antepusieron la siembra de variedades de trigo de ciclo corto, además de tener mayor tolerancia al brusone o Pyricularia, que es capaz de reducir el potencial productivo y de calidad del trigo. Para el manejo de plagas y enfermedades se estableció un monitoreo para ingresar con aplicaciones puntuales. En cambio, para el control de malezas se implementó un programa que incorporó herbicidas como el saflufenacil y el metsulfuron, con la idea de tener un campo limpio para el trigo y para el futuro cultivo en la cadena de sucesión: la soja. “Las bondades del trigo permiten tener herbicidas para el manejo de hojas anchas. Lo ideal es tener un trigo limpio y luego, establecer el manejo preemergente. Esto es vital para que la maleza no semille, porque, en caso contrario, la soja terminará afectada”, explicó.
Indicó que la intervención con herbicidas en las parcelas de trigo tiene su costo, pero aclaró que es una inversión necesaria, porque si no se realiza el cuidado a tiempo, se tendrán más pérdidas por el efecto de las malezas.
Sorgo. El profesional mencionó que hace tres años vienen sembrando sorgo, pero en la presente campaña aumentó notoriamente la participación de este rubro en la mayoría de las áreas de Itapúa. Comentó que, a diferencia de años anteriores, en este se presentó una fuerte presión de plagas, principalmente del pulgón amarillo, que les obligó a realizar más intervenciones de las previstas, inicialmente. “Teníamos al sorgo como un cultivo de baja inversión; sin embargo, en esta campaña tuvimos muchas aplicaciones de insecticidas y elevó el costo”, expresó.
Abogó por la necesidad de establecer investigaciones locales para tener mayor información sobre el manejo del pulgón amarillo, de modo a obtener soluciones de mezclas más eficientes en el manejo de este cultivo.
Finalmente, dijo que el gran desafío de la unidad de producción es tener una amplia diversificación en zafriña e invierno, sumando cultivos como trigo, canola, maíz, cobertura, pero con la propuesta de no repetir la siembra de los cultivos en las mismas áreas.
“Vamos rotando las áreas sin repetir, tratan do de hacerlas descansar un año por lo menos. Empezar una cultura desde temprano con aplicaciones no es viable económicamente, por ende, con ese manejo se reduce la presión inicial de plagas o enfermedades”, indicó.
[Material publicado en el segmento Agricultura Productiva de la edición 128 de Revista Productiva, páginas 18 y 19]
[Foto: cultivo de canola / Revista Productiva]