Great Seeds, la marca de genética paraguaya, sigue destacándose en el plano local y va gestando con solvencia su expansión internacional. En este proceso, la compañía sigue sumando aliados estratégicos para concretar el objetivo.
El Ing. Agr. Carlos Soler, director comercial de Great Seeds, destacó que el día de campo, realizado en la Estación Experimental de la empresa, ubicada en Edelira, Itapúa, fue convocado especialmente para la empresa La Casa del Agricultor, en conjunto con la consultora Nordelta y Great Seeds. Fue una presentación de todos los productos de la empresa, principalmente del nuevo producto Mbarete, que es una variedad de soja de ciclo 6.2, la GS 2231 IPRO MP, con una tecnología propia de resistencia a macrophomina.
“Es una variedad que viene comportándose muy bien con potencial de rendimiento a lo largo y a lo ancho del país, tanto en zonas bajas como en zona de tierra roja”, puntualizó.
Recordó que con la GS 5R 50 Rpp es una variedad con la tecnología RR1. Ahora, la empresa busca el recambio con una variedad denominada Ñaro, un material que también tiene resistencia a roya y resistencia a macrophomina.
“Estamos muy esperanzados de que con el fortalecimiento comercial de La Casa del Agricultor podamos llegar masivamente a los productores”, destacó.
Mientras se proyecta un buen volumen de comercialización de semillas de la genética nacional en esta campaña, el profesional resaltó que Mbarete se está posicionando en Uruguay y en el sur de Brasil, atendiendo la problemática causada por la macrophomina.
En la oportunidad, Horacio Biga, director presidente de Great Seeds del Grupo Granar Group, indicó que la soja es el cultivo que empuja la economía regional y mantiene la cadena del negocio.
“Es la base de proteína para el mundo, entonces nuestros desafíos están centrados en lograr siempre mejores materiales, tratando de agregar tecnología. Las variedades de Great Seeds están hechas en Paraguay y para Paraguay”, enfatizó.
Colombia. Además de actores locales, también pasaron por la Estación Experimental de la empresa, ubicada en Edelira, Itapúa, aliados internacionales. En este caso, empresarios de Colombia visitaron la “cocina” de Great Seeds para conocer a fondo las innovaciones que se vienen para el futuro.
Allí el Ing. Agr. Ernesto Zelarayán, responsable de Investigación y Desarrollo de la compañía, comentó que la genética paraguaya no solo es desarrollada para el país, sino también para Argentina, Brasil, Bolivia, Uruguay y hace algunos años, Colombia, mediante un proyecto con la firma Agroinsumos S.A.S., a fin de conocer la adaptación de los materiales genéticos y los ajustes necesarios.
“Esto llevará su tiempo, puesto que el ambiente de Colombia es completamente distinto al de aquí. Estamos en un proceso de evaluación viendo los ajustes y con base en eso vamos avanzando”, recalcó.
Sobre el trabajo realizado en Colombia con genética Great Seeds, el Ing. Agr. Sergio Stucki, responsable del área de Investigación, mencionó que el proceso de llevar los materiales a ese país tiene tres años. En el primer año la idea consistió en conocer aquellos materiales que se puedan ajustar a ese ambiente, refirió.
“Colombia produce 100 000 hectáreas para consumo interno, pero requiere 1,2 millones de hectáreas. Estamos en los primeros pasos y estamos muy contentos con el proceso que hemos venido dando”, subrayó.
Por su parte, Alejandro Ruíz, gerente comercial de Agroinsumos S.A.S., que trabaja principalmente con cultivos de maíz y soja y comercializa insumos agrícolas, indicó que la firma lleva una alianza con Great Seeds hace dos años, tiempo en el cual se vienen desarrollando semillas de soja que se adapten a las condiciones climáticas del país caribeño.
“Hemos tenido muy buena adaptabilidad y tenemos soja por encima de 4 toneladas por hectárea. Vinimos, en esta oportunidad, a visitar a nuestros aliados de Great Seeds y estamos desarrollando un protocolo de investigación”, remarcó.
Así también, dijo que se está finalizando el proceso para registrar tres nuevas variedades de soja en Colombia en este año. “Colombia es un país que depende hoy de la importación del frijol y torta de soja; tenemos 3 millones de hectáreas disponibles para desarrollar este cultivo y vimos la necesidad de tener nuevas tecnologías más adaptadas y con un potencial de rendimiento más elevado”, puntualizó.
[Material publicado en el segmento Espacio Reservado de la edición Nº 123 de enero de Revista Productiva, páginas 26 y 27]
[Foto : Revista Productiva]