Habitualmente se recomienda realizar tres golpes de siembra en un lapso de 15 a 20 días entre uno y otro, pero ante la amenaza del fenómeno climático El Niño, el Ing. Agr. Rodrigo Schoenfeld,  gerente de División de Pesquisa del Instituto Riograndense de Arroz (IRGA), quien disertó en el II Simposio de Arroz y Soja en Campos Bajos, organizado por Matrisoja, en la ciudad de Encarnación, Itapúa, aconsejó cambiar la estrategia a dos para evitar complicaciones en el periodo de desarrollo de los cultivos.

 

El experto brasileño en arroz y soja en campos bajos habló con Productiva y recomendó concentrar la siembra en dos épocas bien separadas en esta campaña que se avecina para reducir las posibles incidencias de las lluvias en el periodo crítico, estimado en octubre.

 

Schoelfed indicó que la propuesta es iniciar la campaña con la siembra temprana de soja a inicios de setiembre, con el fin de que estos cultivos estén en etapa avanzada de desarrollo en caso de que a finales de octubre y principios de noviembre se presenten los niveles importantes de precipitaciones. En caso de una corriente de agua, los cultivos ya estarían con un anclaje en el suelo que les permitirá superar ese periodo de estrés.

 

Para el segundo golpe de siembra aconsejó esperar hasta finales de noviembre, luego del periodo crítico proyectado, para escapar de esa situación. Con esta estrategia de separar los periodos de siembra el productor podría escapar del intervalo de presión de las lluvias que en caso de darse por encima de lo normal, evidentemente les generará contratiempos aquellos agricultores que no tienen suficiente infraestructura de drenaje.

 

“Para un año con pronóstico de El Niño debemos tener en cuenta tres cosas importantes: drenaje, drenaje y drenaje, más nada”, recalcó.

 

A su vez, el profesional les recomendó a aquellos productores que no tienen estructura de drenaje pensar dos veces antes de implementar un sistema de producción ante un pronóstico de esta magnitud, ya que podrían lamentar fuertes pérdidas.

 

En los últimos años las regiones con desarrollo de arroz han pasado a ser cubiertas por soja, dentro de un plan de rotación para reducir la incidencia de las malezas, principalmente del arroz colorado. Es así que en estos años las zonas de Itapúa, Misiones, Caazapá, Paraguarí, Ñeembucú, San Pedro y Central han empleado este sistema de integración, con el cual las superficies de soja comenzaron a aumentar notoriamente en estas regiones.

 

En la actualidad, Paraguay posee una capacidad importante de seguir albergando prácticas agrícolas en este tipo de suelos que eran cubiertos anteriormente por una ganadería tradicional con pasturas nativas y poca carga animal por hectárea/año, mientras que de la mano del arroz y la soja, estas áreas comenzaron a sumar rentabilidad para el productor.

 

El simposio, que se realizó el pasado 8 de junio, contó con una gran participación de productores que estuvieron atentos a los panelistas que le dieron jerarquía al evento.