El Dr. Hugo Campos, investigador chileno y actual director de Investigación del Centro Internacional de la Papa, fue el que acompañó el proceso para la creación de un acceso ordenado de la biotecnología en Paraguay. A más de una década, recuerda los desafíos que se presentaron en aquel entonces, el crecimiento del país en este segmento y las proyecciones existentes en torno a la aplicación de la edición génica para beneficio de los productores y consumidores.
¿Cómo vivió ese proceso en el que, probablemente, no tuvimos un ingreso ordenado de la biotecnología en Paraguay?
Hace varios años la situación era totalmente distinta a la que se vive hoy en Paraguay. Había, recuerdo, una oposición muy intensa hacia la biotecnología desde una perspectiva muy ideológica, en algunos casos, y con escasa base científica, pero más allá de ello con un escaso conocimiento de lo que hace el productor paraguayo y lo que necesita la agricultura paraguaya para seguir desarrollándose en el uso de la biotecnología. Por lo tanto, empezamos muy de apoco y al comienzo fue muy complejo; sin embargo, la estrategia que elegimos seguir en su momento claramente rindió frutos que el productor paraguayo requería.
Con posterioridad a la soja RR, el primer evento de la biotecnología para el cual se logró la aprobación en Paraguay fue el algodón Bt, en octubre del año 2011. Para mí es muy grato que desde entonces y a partir de ello no solamente la soja, sino también el maíz y el algodón han seguido creciendo como cultivos.
Hoy la biotecnología es parte de nuestras vidas y tiene un uso seguro de casi un cuarto de siglo. Por lo tanto, la biotecnología es parte de nuestra vida y ha construido mejorar la calidad de vida no solamente del productor paraguayo, sino también de las personas que viven en la ciudad y que se benefician indirectamente de la biotecnología. Fue una etapa muy compleja y yo me siento un privilegiado profesionalmente de ser parte del equipo que pudo permitir el avance de la biotecnología bajo un marco referencial basado en la ciencia y, posteriormente, ver cómo eso ha evolucionado el Paraguay. Eso personalmente me llena de orgullo.
¿Cuáles fueron los beneficios para Paraguay al adoptar la biotecnología?
Fue una época muy difícil aquella; sin embargo, gracias a la biotecnología, en la actualidad, aproximadamente medio millón de hectáreas han dejado de cultivarse o se han preservado gracias al incremento de la productividad que ofrece la tecnología, lo cual es un elemento muy importante. El uso responsable de la biotecnología es una herramienta muy adecuada para preservar el medio ambiente.
Por otro lado, desde una perspectiva más económica pensemos que la biotecnología representa para Paraguay en los últimos años USD 350 millones y es muy difícil para nosotros dimensionar esa cantidad de dinero, pero el presupuesto esperado para este año del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) son aproximadamente USD 1100 millones, es decir, el ingreso que la biotecnología representa para Paraguay es prácticamente un 25 % para la educación del país y la construcción del futuro, por lo tanto, el impacto de la biotecnología es enorme.
¿En su momento cuáles fueron los principales cuestionamientos que giraron en torno a la adopción y uso de la biotecnología en Paraguay?
Eran múltiples. El primero era el ambiental porque ha habido una oposición ideologizada hacia la biotecnología sin querer escuchar o entender toda la gran cantidad de informaciones disponibles que indican que la biotecnología de uso responsable no destruye el medio ambiente, sino todo lo contrario. Gracias a la biotecnología hoy en Paraguay es posible preservar casi medio millón de hectáreas, las cuales de otro modo sería necesario cultivar para mantener el nivel productivo que el productor paraguayo y que el país requiere. Pensemos qué sería del Paraguay durante esta terrible época de la Covid-19 con el gran impacto sobre nuestras economías y con la recesión económica que ha traído.
Era una visión ambiental y se pensaba que la biotecnología iba en contramano del medio ambiente, pero la realidad es totalmente distinta y hoy el Paraguay se beneficia de ello. Por otro lado, a pesar de que había bastante evidencia sobre lo que estaba pasando en Brasil, Argentina y Estados Unidos, simplemente había una oposición muy negativa sobre sentarse a conversar en una mesa su evidencia científica y eso hizo muy complejo el inicio de la llegada de eventos modernos de la biotecnología no solamente la soja RR, sino la biotecnología de última generación como era la soja Intacta y el maíz apilado sobre varios eventos.
¿Qué tipo de acciones se tomaron en su momento para tratar de destrabar esta situación por la falta de generación de contenido científico?
En primer lugar, uno siempre tiene que entender la necesidad y ponerse en los zapatos del beneficiario de la tecnología. En ese entonces, con el compañero de trabajo Martín Escobar recorrimos miles de kilómetros por todo Paraguay explicándoles a los agricultores y asociaciones cuál era la ventaja de la biotecnología. Del mismo modo, se hicieron muchos esfuerzos para hacer lo mismo con muchos técnicos que tenían algún grado de responsabilidad con la aprobación regulatoria de la biotecnología en Paraguay y se les ofreció muchas capacitaciones trayendo expertos de gran nivel, pero, fundamentalmente, fue el apoyo de los productores y en ese sentido, personas como Héctor Cristaldo y la Unión de Gremios de la Producción (UGP) jugaron un rol fundamental simplemente para acercar la evidencia científica y el conocimiento que ya se tenía sobre la biotecnología en otros países para poder acelerar el establecimiento de marcos regulatorios en Paraguay.
¿Cree que el ingreso ordenado de la biotecnología en el país y todo este proceso es resultado de la creación de la Comisión Nacional de Bioseguridad Agropecuaria y Forestal (Conbio)?
Así es. Por muchos años la Conbio en el papel existía; sin embargo, si nos referimos al año 2005-2008, en la práctica no avanzaba, por lo tanto, hubo un esfuerzo institucional muy grande para otorgar recursos y un mandato para que la Conbio cumpliera su rol para que nosotros desde las empresas cumpliéramos el nuestro, que es generar información científica en Paraguay y eso fue un elemento fundamental.
Me siento profesionalmente privilegiado de ser parte del equipo que hizo algunos de los primeros ensayos con biotecnología en Paraguay.
Adicionalmente a la información generada del extranjero, nosotros lideramos el esfuerzo de generar información científica de primer nivel en Paraguay sobre algodón, soja y maíz. Esto fue el evento que marcó la diferencia porque generó evidencia creada en Paraguay.
También hicimos un esfuerzo muy intenso con la Conbio, por ejemplo, para que los técnicos vieran con sus propios ojos qué pasa con la biotecnología en el campo y cuál era la opinión de los productores en lugar de solamente recibir un informe de la empresa. Uno siempre tiene que ponerse en los zapatos del cliente y nosotros lo hacíamos con los productores y técnicos de la Conbio para que pudieran entender los desafíos de los productores.
¿Con relación a la edición génica, cuál es su parecer y la proyección de esta nueva herramienta que hoy en día ocupa los primeros lugares de la ciencia?
Este año el premio Nobel de Ciencias lo ganaron dos científicas, una norteamericana y otra alemana, que desarrollaron la edición génica. Esto es fundamental porque en Paraguay necesitamos no solamente varones que vayan a la ciencia, sino una gran cantidad también de mujeres que decidan abrazar la agronomía, que se conviertan en productoras y hagan carrera académica.
La edición génica representa una revolución que está con nosotros y va a acelerar el mejoramiento genético y permite los avances de la biología molecular para convertirla en variedades mucho más rápido. Felicito a los técnicos que están en las instancias regulatorias porque Paraguay se está adelantando a la edición génica y ha ido modernizando su perspectiva para poder empezar a desarrollar productos o utilizarlos cuando estén disponibles.
Hace diez años usaba la analogía de pasar de la biotecnología de primera y segunda generación; era como pasar de utilizar un televisor en blanco y negro a uno a color, pero con la edición génica vamos a pasar a una televisión de alta definición y es un cambio enorme que va a facilitar el desarrollo de tecnologías genéticas y acelerar así las soluciones genéticas para el productor paraguayo. Genera una nueva oportunidad de negocios en Paraguay y en la medida que la herramienta de la edición génica se utilice en Paraguay esto va a permitir incrementar la exportación no solamente de productos de granos, sino con conocimientos de valor agregado.
¿Cuáles serían los principales cuestionamientos que giran en torno a la ciencia de los cultivos transgénicos?
Cada vez más esos cuestionamientos se caen por sí mismos. Por ejemplo, tanto Inglaterra como Francia se están cuestionando suposiciones pasadas sobre los cultivos transgénicos. Siempre va a existir algún nivel de cuestionamiento; sin embargo, la evidencia científica es contundente, ya que más de 25 años de uso seguro permiten concluir que la biotecnología utilizada de modo responsable es una herramienta 100 % sostenible y que los productores en Paraguay no pueden dejar de utilizarla, además permite proteger el medio ambiente y es segura para las personas.
Un elemento muy importante es que tuve el privilegio de jugar un rol fundamental en la etapa de la biotecnología de última generación cuando llegó a manos del productor paraguayo y de manera legal y responsable, gracias a un equipo de muchas personas, partiendo por el Ing. Agr. Alfredo Molinas, Héctor Cristaldo, Ing. Martín Escobar, el profesor Danilo Fernández, y resaltar el rol que cumplió el actual ministro de Agricultura Santiago Bertoni en el ordenamiento administrativo para que la Conbio pudiera pasar de existir en papel a tener un rol real para el avance de la evidencia científica de manera ordenada y desarrollar biotecnologías para los productores.
Mensaje Final
La biotecnología y la edición génica utilizadas de manera adecuada son una herramienta fundamental para proyectar la agricultura paraguaya hacia el futuro. Son una herramienta sostenible y que nos va a permitir generar mayor valor agregado a la producción paraguaya y ese es el camino, por lo tanto, la ciencia una vez más, de la mano con el esfuerzo del productor paraguayo, va a permitir aumentar el valor agregado que genere la agricultura en Paraguay y contribuir al objetivo que es mejorar la calidad de vida de todos los paraguayos.
[Material publicado en el segmento Entrevista de la edición Nº 76 de febrero de Revista Productiva, páginas 10 y 11]
[Foto : Revista Productiva]