Hasta hace pocos años era una utopía pensar en desarrollar una producción eficiente de trigo en Infante Rivarola, una de las zonas con menos niveles pluviométricos del país. Sin embargo, mediante la innovación, el coraje y la pujanza de los productores de esa región lentamente se consuma una de las cuencas más promisorias para la producción de alimentos de origen vegetal en la región Occidental.

 

Fiel a su estilo, Productiva acudió a la zona para recabar información sobre la experiencia desarrollada en Infante Rivarola, departamento de Boquerón. Una de las visitas fue realizada en el establecimiento de Ultreya S.A., situado en el km 728 de la ruta Transchaco y a escasos 20 km de la frontera con Bolivia, en donde el administrador, el Ing. Agr. Fabián Reimer, comentó que en la unidad de producción se dedican a la ganadería, pero que recientemente han incorporado la agricultura como alternativa económica.

 

“Estamos en la zona de Infante Rivarola, cerca de la frontera con Bolivia. Sabemos que en la zona donde estamos tenemos precipitaciones muy bajas, pero tenemos buenas condiciones para producir con suelos fértiles, suficiente agua potable y de buena calidad. Contamos con pivotes de la marca TL también”, comentó.

 

Indicó que hace un año esa parcela cubierta con el cultivo de trigo no tenía ningún tipo de producción. Recordó que entre 1980 y 1986 se intentó producir jojoba, por lo que se había ajustado el campo con la conformación de camellones de 50 cm de altura para desviar el agua.

 

Agregó que para el desarrollo de la producción de trigo se tuvo que nivelar el suelo, ya que estaba bastante enmalezado y la pastura no crecía. Reimer comentó que luego de un largo trabajo con las maquinarias y una cosecha de soja registrada, se sembró trigo.

 

Destacó que el suelo es bastante arenoso, pero con una arena muy fina. “Este suelo tiene sus ventajas, pero también sus problemáticas”, acotó.

 

Dijo que el agua es un poco salada y el hecho de que la arena sea fina facilita la compactación del suelo, principalmente en la parte de arriba, debido a que carece aún de cobertura orgánica. “Así, con la capa dura el agua comienza a escurrirse, se acumula en las partes bajas y en las partes altas existe faltante de agua. Es una problemática que estamos aprendiendo a manejar”, aseguró.

 

Experiencia. Después de la cosecha de soja se determinó que faltaba más nivelación en el terreno, por ende, realizaron una pasada de rastra niveladora, luego una plaina hasta llegar a un riego antes de la siembra.

 

Explicó que luego de la siembra, en la mitad de la parcela pasaron un ripper paleador, un implemento importado de Argentina, mientras que la otra mitad restante no recibió ningún tipo de intervención, con el fin de comparar el comportamiento en ambos lados.

 

“Con el avance de la campaña de trigo pudimos notar bien la diferencia, pues la parte que hemos pasado con el ripper paleador penetraba el agua y el cultivo creció uniformemente; mientras que en la otra mitad el cultivo no se desarrolló en forma y se observó un desnivel”, precisó.

 

Plan de cobertura. Después de la cosecha de trigo planifican una pasada de ripper para lograr que el agua penetre mejor en el suelo, para luego proceder al riego de 100 mm para llenar el perfil del suelo. Asimismo, destacó que el objetivo es sembrar Brachiaria ruziziensis como cobertura.

 

Dentro del plan de desarrollo de Ultreya, que ha sembrado 88 hectáreas de trigo en esta campaña y proyecta superar 150 hectáreas en el 2021, se avizora la siembra de soja en el mes de enero, pero sobre una cobertura orgánica más densa como resultado de la apuesta por la incorporación de la pastura.

 

“En la primera zafra de soja plantamos sin cobertura y tuvimos muchos problemas. Uno de ellos fue la compactación del suelo; no logramos y todavía tenemos dificultades de lograr que penetre bien el agua de riego”, acotó.

 

Otro inconveniente se vio en los días soleados. Precisó que al tener un suelo bastante arenoso y con las plantas pequeñas se registra un impacto muy fuerte del sol que frenó también el rendimiento.

 

El administrador de Ultreya S.A. comentó que en esta campaña afrontaron la sequía más fuerte de los últimos años. Debido a la falta de condiciones para elaborar fardos de heno, la disponibilidad de este recurso fue bajando e impactó negativamente en la oferta forrajera de los animales. A raíz de esta situación, después de la cosecha de trigo evalúan la posibilidad de cosechar rastrojos para elaborar los fardos para suministrar a los animales.

 

“Tenemos que aprender a manejar la zona y sacar el máximo provecho de la infraestructura del pivote porque ahora mismo nos toca una época muy seca, pero gracias a la ayuda del pivote estamos seguros de que vamos a salvarnos de lo peor”, enfatizó.

 

Irrigación. El cultivo de trigo fue irrigado con 230 mm solamente, pero pese a eso se desarrolló. Además, el suelo no estaba bien cargado y tenía poca humedad de la zafra de soja, por lo tanto, ya había un déficit de agua.

 

En total, el cultivo solo recibió 12 mm de agua proveniente de las lluvias, que luego se complementó con el sistema de riego. “Si bien queríamos regar más, tuvimos muchos problemas de energía eléctrica y esas son cosas que la ANDE tendría que mejorar, ya que tenemos muchos desfasajes entre las fases, por cuya razón pudimos regar apenas un 50 % de lo que queríamos”, explicó.

 

Dijo que la intención era regar 400 mm, pero no se logró debido a la falta de corriente eléctrica. No obstante, el desarrollo del cultivo fue bastante bueno. En los campos donde se logró desarrollar un manejo del suelo se consiguieron rindes superiores a los 2000 kg por hectárea, mientras que en aquellas áreas sin intervención, 1200 kg por hectárea.

 

En cuanto a los cuidados culturales, en esta unidad de producción no se aplicó ningún tipo herbicidas, ya que se había pasado la plaina y el suelo estaba descubierto, por lo que no había malezas. “El trigo se desarrolló muy bien y no pasamos ningún herbicida, pero sí tuvimos que hacer una aplicación contra pulgones y de paso pusimos un poco de nitrógeno”, recordó.

 

Reimer expresó que es un cultivo de trigo que creció con muy pocos químicos; por lo tanto, el costo de producción fue bastante bajo. Agregó que la inversión en semillas, energía, siembra y cosecha -todo tercerizado- llegó a USD 200 la hectárea, por lo que con unos 1000 a 1200 kg ya estaría llegando al punto de equilibrio.

 

“Intentamos tener el costo más bajo posible e intentar lograr un resultado óptimo”, manifestó.

 

Experiencia. En otra unidad de producción ubicada en Infante Rivarola, pero a la altura del km 712 de la Transchaco, Productiva visitó el emprendimiento Estancia Agro Sena, de Ronny Hoeck, en donde nos recibió el adminsitrador Ademilson Fonseca Fernandes, originario de Brasil, pero que se encuentra trabajando en el Chaco paraguayo hace aproximadamente diez meses.

 

Comentó que la parcela de trigo desarrollada en este campo proyectaba una producción cercana a los 4000 kg por hectárea. El sistema de riego desarrollado en la estancia es bajo pivote y en el ciclo del cultivo se logró utilizar 300 mm, por lo que se aguarda un buen rendimiento del cereal.

 

La época de siembra de una parcela observada fue al inicio de mayo; la segunda, a final de mayo y una tercera, en junio. Primeramente, el suelo fue preparado con una pasada de ripper, se regó con 120 mm y luego de procedió a la siembra de trigo.

 

“En término de lluvias, se llegó a apenas 4 mm durante la época del cultivo de trigo. La irrigación fue fundamental para el desarrollo del cultivo. Creo que aquí sin el pivote no se lograría nada; es un sistema muy lindo, 100 % automático”, explicó.

 

En el manejo de este cultivo se utilizaron dos aplicaciones de defensivos agrícolas por cada parcela para el control de las plagas. En cuanto al sistema de fertilización, se realizaron tres aplicaciones de urea con fertirriego.

 

Asimismo, se hizo una aplicación de fungicidas en conjunto con la urea después de los 30 días de haberse sembrado el trigo.

 

La ventaja del fertirriego es que no se tiene un gasto adicional con las fumigadoras. Agregó que con el pivote uno está regando y fertilizando tanto con la urea como con otro tipo de agroquímico.

 

A diferencia del primer emprendimiento citado en este material, en esta unidad de producción la siembra de trigo se realizó sobre una cobertura de maíz; por lo tanto, el campo presentaba una mayor disponibilidad de humedad debido al sistema de siembra directa empleado.

 

Luego de la cosecha del trigo, en unos 20 a 30 días posteriores, se hará una pasada de ripper y se volverá a retirar algunos palitos que aún quedan en el campo. Luego, se prevé irrigar con 120 mm de agua, de modo a crear las condiciones ideales para la siembra de soja en las tres parcelas.

 

La fecha estimada de la siembra de soja es a finales de octubre. “Apenas saquemos el trigo ya empezaremos con los tractores, ripper y luego comenzaremos con la soja a finales de octubre o al inicio de noviembre”, indicó.

 

Explicó que la razón del adelantamiento de siembra en el Chaco, considerando la ventana de siembra recomendada en esta región, es por la disponibilidad del pivote, pues si se espera a que lleguen las lluvias, volverán a adecuarse a posibles siembras entre enero y febrero, como se acostumbra en la región Occidental del país.

 

Cobertura de suelo. Destacó que el trigo y la avena ofrecen buenas coberturas, por lo tanto, luego de la cosecha de la soja en 2021, lo más seguro es sembrar nuevamente maíz para tener una buena cobertura del suelo para seguir enriqueciéndolo.

 

“Muchas veces la corriente eléctrica de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) no es muy buena. Quisimos que llegue entre 400 y 410 kWh para que los pivotes funcionen día y noche, pero eso es muy complicado, muy difícil, inclusive últimamente no es posible regar desde la noche hasta la mañana, lo que hace que el pivote pare y lo que necesitamos es una buena energía. Si tenemos una buena energía, es seguro que el trabajo será mucho mejor en todo el Chaco”, precisó.

 

Finalmente, expresó que para esta campaña la cosecha de trigo será almacenada en silobolsas para esperar un periodo de recuperación de los precios del producto.

 

[Material publicado en la edición de octubre de Revista Productiva, en el segmento “Nota de Tapa”, páginas 20 y 21]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]