El Día Mundial de la Agricultura es celebrado cada 9 de setiembre en homenaje a todas aquellas personas que se dedican a la producción de alimentos. Entre la crisis y el miedo, esta actividad es considerada hoy como “un pasaporte al futuro”, pues a pesar de los desafíos impuestos por el coronavirus ha seguido operando ininterrumpidamente.

 

En ese sentido Manuel Otero, director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), y Embajadores de Buena Voluntad compartieron una reflexión acerca de este día tan importante.

 

Ha sido el único sector que, en muchos países, continuó operando ininterrumpidamente durante la pandemia. Pese a la caída global del comercio y a las dificultades impuestas por el virus, tuvo capacidad para incrementar exportaciones y reafirmó su papel estratégico”, destaca el comunicado.

 

Se celebra el Día Mundial de la Agricultura en medio de una de las peores crisis de las que se tenga memoria. La pandemia, sin dudas, ha creado y creará más pobreza, desigualdad y angustia social, pero no ha detenido la producción y el abastecimiento de alimentos.

 

Son varias las naciones de América Latina que han levantado en estos meses cosechas enteras que servirán para alimentar al mundo y hacer girar la rueda de una actividad imprescindible para la vida. “Es claro que no es tiempo de complacencia y sí de insistir en que un sector que ofrece soluciones estructurales para los problemas más graves de la civilización humana debe estar en el tope de las prioridades de las agendas públicas”, señala el escrito.

 

Entre los diversos problemas como la pobreza, inequidad, desempleo, inseguridad alimentaria y nutricional, desestructuración familiar, migraciones masivas y desafíos ambientales, la agricultura es el denominador común de la realidad, ya que es parte inseparable de las soluciones a una realidad inquietante.

 

Al igual que la educación, la actividad agrícola es la alternativa más eficiente para atacar la pobreza estructural en las zonas rurales y, conectada a procesos productivos o a planes de desarrollo territorial plasmados por una cooperación técnica moderna, puede ser vislumbrada también como una eficiente política social.

 

Asimismo, es considerada como una palanca esencial para el desarrollo por su interacción profunda con la ciencia y su uso intensivo de tecnología, y da peso específico a las naciones latinoamericanas en el tablero global. Se trata de un papel construido a partir de una dotación sin igual de recursos naturales, enriquecido por capacidades productivas y empresariales que debemos perfeccionar incorporando las dimensiones social, ambiental y tecnológica.

 

En su reflexión los representantes del IICA señalan que es el momento propicio para volver a mirar a los territorios rurales como zonas de oportunidades y de progreso social, lo que exige diseños institucionales adecuados, una nueva generación de políticas públicas para la agricultura familiar y la facilitación en el acceso a tecnologías digitales para que todos nuestros agricultores tengan rendimientos crecientes y mayores ingresos.

 

Con todos sus encadenamientos productivos, la agricultura es la actividad que más rápido puede garantizar las mejores condiciones de vida e impulsar la ampliación de servicios de educación, de justicia, de telecomunicaciones e infraestructura para los habitantes de la ruralidad, de modo de revertir las problemáticas que generan el abandono de campos y las migraciones hacia los centros urbanos.

 

El logro de los objetivos dentro de la agricultura son centrales en la nueva agenda de la cooperación técnica, tanto como la facilitación del acceso de los productores a las cadenas de comercialización y el impulso a la bioeconomía, la industrialización inteligente de nuestras sociedades a partir del uso de recursos biológicos, que tiene el potencial de convertir a los territorios rurales en una gran fábrica verde, de alimentos, bioenergías, biomateriales y probióticos.

 

“Celebremos y valoremos a la agricultura. Es una actividad que, en una concepción moderna, propicia como ninguna otra la creación de oportunidades. Es, por lo tanto, como desde hace miles de años, nuestro pasaporte más seguro hacia un futuro mejor”, puntualiza el comunicado.