En medio de una fuerte presión inflacionaria y una crisis en la oferta interna de carne, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció que su gobierno evalúa la importación de carne bovina desde Argentina como una medida de emergencia para frenar el aumento de precios en los alimentos, uno de los factores que más impactan en el bolsillo del consumidor estadounidense.

 

La posibilidad fue mencionada por el mandatario durante una conversación con periodistas a bordo del Air Force One, donde explicó que la iniciativa forma parte de un plan integral para estabilizar los precios en el país, especialmente en un contexto en el que la carne vacuna se ha convertido en un símbolo del encarecimiento del costo de vida.

 

El análisis de esta medida llega en un momento crítico para el sector ganadero estadounidense, según el reporte publicado por el portal brasileño CompreRural. La severa sequía que afecta al estado de Texas, uno de los principales centros de producción pecuaria del país, ha reducido la oferta y elevado los costos de producción. A esto se suma una disminución de las importaciones mexicanas de carne, provocada por una plaga carnívora que afectó a los rebaños en México, generando un vacío en el abastecimiento externo.

 

Como consecuencia, los precios de la carne se mantienen persistentemente altos en los supermercados, lo que se ha convertido en una preocupación política para la Casa Blanca, especialmente en un año de alta sensibilidad electoral.

 

Además del componente económico, la eventual apertura del mercado estadounidense a la carne argentina tendría un fuerte trasfondo político y diplomático. Trump buscaría no solo aliviar los precios internos, sino también fortalecer su alianza con el presidente argentino Javier Milei, considerado un aliado ideológico clave en la región.

 

La posible compra de carne se enmarca en una nueva etapa de cooperación económica entre Washington y Buenos Aires. En septiembre, el secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, anunció la negociación de una línea de financiamiento temporal por USD 20.000 millones con el Banco Central de la República Argentina, junto con la disposición de adquirir deuda soberana argentina, tanto primaria como secundaria.

 

Sin embargo, el apoyo financiero estaría condicionado a los resultados de las elecciones legislativas en Argentina. “Si él no gana, no vamos a perder nuestro tiempo”, declaró Trump tras recibir a Milei en la Casa Blanca el pasado 14 de octubre, en una muestra de respaldo explícito al mandatario argentino.

 

El paquete de ayuda, que incluye swaps de crédito, fondos soberanos y recursos privados, busca fortalecer el peso argentino, estabilizar la economía y sostener políticamente al gobierno de Milei en la antesala de los comicios de medio término.

 

La discusión sobre la importación de carne argentina trasciende el ámbito comercial: representa una jugada estratégica que combina política económica, diplomacia y campaña electoral. Según analistas, esta iniciativa responde a tres objetivos principales:

  • Reducir la presión inflacionaria interna en Estados Unidos.
  • Consolidar la influencia política de Washington sobre un aliado sudamericano.
  • Evitar un colapso económico argentino que podría tener repercusiones regionales y migratorias.

 

En este escenario, Argentina se perfila como una opción inmediata para aliviar la tensión del mercado cárnico estadounidense, al tiempo que refuerza su vínculo político y económico con Washington en un tablero donde la economía y la geopolítica vuelven a cruzarse de manera decisiva.

 

[Foto: Donald Trump y Javier Milei / Imagen extraída de internet]