La ganadería pasa por una etapa de reacomodo, con el objetivo de producir con mayor eficiencia y optimizar recursos para lograr aumentar la productividad y, en consecuencia, generar un margen de rentabilidad que le permita mantenerse como actividad económica.

 

Productiva C&M visitó el campo de Agroganadera Karanda´y Poty, ubicado en Puente Kyha, departamento de Canindeyú, prácticamente en la frontera con Brasil. Allí, Teresita Adorno, directora del establecimiento, mencionó que la empresa trabaja con un sistema de recría a pasto y una suplementación de adaptación del 0,1 % de peso vivo. Después de alcanzar un cierto kilaje en pasto pasan al 0,3 % de PV y cuando llegan a un peso de entre 350 y 380 kg los animales son destinados al confinamiento.

 

Si bien la recuperación de la inversión con el sistema aplicado lleva años, Adorno reconoció que invertir en los suelos es muy importante para una ganadería. “Empezamos de cero desde el suelo y fuimos haciendo toda la estructura”, agregó.

 

A pesar de las limitaciones en la implementación del sistema de producción, reveló que el trabajo en equipo con sentido de pertenencia fue fundamental para lograr el cometido.

 

A mediano plazo el objetivo es duplicar la producción. La responsable de la empresa subrayó que para ello se está elaborando una estructura para las inversiones y aplicación de mayor tecnología.

 

La mujer es capaz de hacer cualquier cosa que sueñe, es solamente arriesgar, hacer y que tenga un equipo que aprecie y se apasione por el trabajo que uno hace”, puntualizó sobre su experiencia.

 

El Ing. Agr. Silvio Brissio, asesor técnico de Agroganadera Karanda’y Poty, comentó que el sistema intensivo de engorde a pasto se realiza en forma de pizza, donde los comederos y las aguadas se ubican en el centro del terreno y esto origina practicidad en cuanto al manejo y la planificación de oferta forrajera.

 

Son seis parcelas en cada lote de 50 a 55 hectáreas. Cuando vemos que no llegamos a los seis días hacemos oferta con rollos de acuerdo a la demanda que tengamos de la categoría dentro de esa parcela, además de dar un proteinado entre 0,1 a 0,3 % de acuerdo con los kilos que estamos teniendo”, explicó.

 

Todo el sistema de producción de gramíneas dentro del establecimiento está bajo un sistema de agricultura de precisión. El ingeniero indicó que todos los años se hace un análisis de suelo para considerar un balance nutritivo de las pasturas, ya que en la entrada del invierno suelen hacer reposición de nitrógeno y en la salida las ofertas de fósforo y potasio se restituyen de acuerdo con la necesidad, además de correcciones de pH con calcáreo o yeso una vez cada dos años.

 

Considerando que el sistema está basado en una compra del 100 % de animales, detalló que es necesario conocer el origen y el comportamiento tanto de los proveedores como de las distintas razas utilizadas. Por este motivo la empresa apostó por la adopción de la telemetría, lo que le permite saber diariamente el comportamiento de los animales, la ganancia de peso, consumo de agua y sanitación, entre otros aspectos.

 

En Karanda’y Poty se tiene claro que prime ro tenemos que tener la oferta de pasto para usar la en los momentos críticos. Lamentablemente, en estos últimos años no pudimos hacerlo porque tuvimos incidencias climáticas negativas”, aclaró.

 

En esta unidad de producción se tiene como objetivo contar con 30 % o más del balance forrajero.

 

Actualmente, también se opta por la incorporación de un mix de pasturas para obtener el mejor resultado de los recursos forrajeros.

 

Dentro de este proceso de intensificación Brissio mencionó que se está trabajando en un proyecto de seguridad alimenticia para hacer frente a la falta de lluvias y cosechar el agua. Este año se incorporó el sistema de riego en 220 hectáreas que están des tinadas solo a la producción de voluminosos con la meta de llegar a 10 000 toneladas por año.

 

Con la intensificación de la ganadería básica mente se busca duplicar o triplicar la carga animal por hectárea. “Con la producción ganadera que estamos haciendo en este campo es como que estamos produciendo 3.8 toneladas de soja por hectárea con un margen bruto similar a esa producción en un campo propio”, sostuvo.

 

En cuanto al manejo sanitario, el Dr. Javier González, técnico de campo, destacó que luego de recibir a los animales se realiza el pesaje para saber con exactitud el peso de entrada. Posteriormente, hay un descanso por ocho días para que los ejemplares puedan adecuarse al ritmo y adaptarse dentro de la estancia.

 

Indicó que los animales luego pasan al corral y se les aplica el plan sanitario para prevenir enfermedades.

 

El Lic. Christian Lugo, gerente de Agroganadera Karanda’y Poty, manifestó que el ciclo de las compras estratégicas en el año llega a 4500 cabe zas, distribuidas en tres ciclos de 1500 cabezas. A la par de planificar este proceso con los proveedores también se trabaja en los recursos financieros tanto para la venta como para la compra.

 

Esta experiencia nos demuestra que la ganadería aplicada con base en la implementación de sistemas efectivos, sumada a la tecnología de procesos y tecnología de insumos, puede devolverle espacio a esta noble actividad en las áreas productivas del país.

 

[Material publicado en el segmento Ganadería Productiva de la edición Nº 118 de agosto de Revista Productiva, páginas 18 y 20]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]