Con leves bajas de USD 0,27 y USD 1,83 en sus principales contratos, respecto a la jornada anterior, la soja cerró la rueda hoy con saldo negativo en la Bolsa de Valores de Chicago. Este miércoles la cotización de la oleaginosa de julio quedó en USD 432,57 y la de agosto, en USD 428,71, de acuerdo con el análisis de Granar.

 

El contrato de julio de la soja pasó hoy de USD 432,84 a USD 432,57, mientras que la posición de agosto registró un cambio de USD 430,54 a USD 428,71 la tonelada, respecto al martes. Es la segunda rueda consecutiva negativa de la oleaginosa en esta semana.

 

Según el análisis de Granar, entre los argumentos de la tónica bajista se ubicó la chance de que el Gobierno de Brasil deba dar marcha atrás con las restricciones impuestas para el uso de créditos fiscales del Programa de Integración Social y de la Contribución a la Financiación de la Seguridad Social.

 

Asimismo, menciona que agregó sustento a las bajas el hecho de que el USDA elevó de 9,26 a 9,53 millones de toneladas en su informe mensual el cálculo sobre las existencias finales estadounidenses 2023/2024 por una merma prevista en la molienda.

 

Por otra parte, el maíz cerró la rueda con saldo positivo, pues la posición de julio subió a USD 1,87 hasta quedar en USD 178,83 la tonelada. Asimismo, el contrato de setiembre subió USD 1,18 y quedó en USD 179,81 la tonelada. Granar explica que pese a que el USDA no ajustó las existencias finales estadounidenses ni recortó su previsión de cosecha 2024/2025, los precios del maíz terminaron en alza la rueda de Chicago.

 

Así también, la necesidad de más humedad sobre el cinturón sojero/maicero de Estados Unidos para evitar que vuelvan a formarse áreas con sequía fue uno de los principales argumentos para las compras de los especuladores.

 

En el contexto bajista, el precio del trigo en Chicago cerró la jornada también con saldo negativo, a pesar del repunte de ayer en la Bolsa. Los contratos quedaron en USD 226,69 (julio) y USD 233,67 (setiembre). Esta baja, según el análisis de Granar, se debe al arranque anticipado de la cosecha en zonas del sur de Rusia (principal región productora del cereal), donde la sequía anticipó los ciclos de los cultivos, además de haber comprometido severamente su potencial de rinde.