El establecimiento de un límite máximo de residuos (LMR) dentro de la producción de granos es vital para la seguridad de los alimentos comercializados. En el caso del trigo, existen ciertos parámetros que deben ser cumplidos necesariamente, señala el informe técnico de la Capeco, IPTA e Inbio.

 

La Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), el Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA) y el Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio) señalan la importancia de que los productores realicen un manejo adecuado de los residuos, ya que estas medidas repercuten en la comercialización de los productos agrícolas tanto en el mercado nacional como internacional.

 

Generalmente, los agroquímicos (herbicidas, fungicidas e insecticidas) son aceptados como la parte esencial para una producción exitosa de granos, ya que estos insumos son usados en las diversas fases de un cultivo, desde la preparación de la semilla hasta la cosecha, a fin de evitar que los residuos químicos estén presentes en el grano cuando se los comercializa.

 

Una de las recomendaciones del informe es que los agricultores deben usar solamente aquellos químicos registrados para un determinado cultivo y aplicarlos de acuerdo con las indicaciones descriptas en la etiqueta del producto.

 

Actualmente, la gran mayoría de los países fija un LMR para cada químico y la combinación de cultivos para asegurar que el residuo esté bajo un nivel determinado por la ley. La idea es que el nivel del residuo en el grano no sea mayor que aquel aceptado por el comprador.

 

Se recomienda que las cantidades de residuos halladas en los alimentos sean inocuas para los consumidores y lo más bajas posible. El Codex Alimentarius, un organismo subsidiario de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indica que cada país establece el LMR para todos los alimentos de acuerdo con la ingesta diaria de alimentos “IDA” (o dosis diaria de un químico) que no represente riesgos apreciables para la salud de su población.

 

El reporte técnico también destaca que el LMR puede ir variando según los hábitos alimenticios de cada país. En Alemania, por ejemplo, se distingue el gran consumo de la papa, por lo cual los LMR de este alimento son más restrictivos allí que en Japón, donde comen mucho arroz, por lo cual los LMR en arroz para Japón son más restrictivos que para Alemania.

 

Con respecto a los residuos de plaguicidas, se observa que los agroquímicos llegan al grano y a otros productos de consumo como frutas y hortalizas por aplicaciones no recomendadas en el campo o poscosecha.

 

Por ello, en los últimos tiempos se vio un mayor control de los LMR en los mercados compradores, entre ellos Brasil y la Unión Europea. “Si no se respetan los LMR, las cargas paraguayas serán rechazadas y deberán ser redireccionadas a otros destinos con los descuentos correspondientes”, resalta el informe.

 

Las normas establecidas mencionan que se debe respetar el periodo de carencia y dosis (información escrita en las etiquetas del producto). Asimismo, es importante evitar el uso de desecantes precosecha o utilizar productos alternativos (glufosinato de amonio).

 

Existen varios países que tienen la potestad de establecer sus propios LMR, uno de ellos es Brasil, el principal mercado para la exportación del trigo paraguayo. Por eso, la Capeco, IPTA e Inbio instan al cumplimiento de los estándares asignados.

 

“Están en progreso las investigaciones nacionales para conocer la eficacia y el periodo de carencia de otros agroquímicos para la desecación de trigo precosecha. Esto permitirá utilizar estos productos de manera segura para los mercados y los consumidores en el futuro”, puntualiza el reporte.