El mercado mundial de la soja, que comenzó a regularizarse a comienzos de este año luego de que el gobierno chino habilitase compras puntuales de oleaginosa estadounidense, está a pocos de pasos de regresar a la normalidad, gracias a los “avances sustanciales” en las negociaciones realizadas la semana en la ciudad de Washington entre China y EE.UU. que pondrían fin a la guerra comercial entre ambos países, publica Granar en su sitio web.

 

Tanto el equipo estadounidense –encabezado por el representante comercial Robert Lighthizer y el secretario de Tesoro Steven Mnuchin– como la delegación china –presidida por viceprimer ministro Liu He– informaron que se lograron avances en transferencia de tecnología, protección de la propiedad intelectual, barreras no arancelarias, servicios y agricultura.

 

“Con base en los últimos avances, las dos partes continuarán su trabajo para la próxima fase bajo las instrucciones de los jefes de Estado de los dos países”, indicó el gobierno chino por medio de un comunicado difundido por la agencia oficial Xinhua.

 

En tanto, el presidente estadounidense Donald Trump indicó en su cuenta de Twitter que “demorará” el incremento de los aranceles sobre las importaciones chinas previsto para el próximo 1 de marzo debido a las “muy productivas” conversaciones entre los dos países.

 

De acuerdo con los antecedentes, a inicios de marzo de 2018 Trump decidió imponer aranceles del 25 % y el 10 % a las importaciones de acero y aluminio, respectivamente, provenientes de todas las naciones del mundo menos México y Canadá. Posteriormente se aplicaron excepciones a otros países menos a China.

 

La respuesta del gobierno de la nación asiática a esa medida fue aplicar, a partir de abril, un arancel adicional del 25 % sobre el valor CIF de las importaciones de productos porcinos provenientes del EE.UU. Además, estableció un arancel adicional del 15 % sobre las importaciones estadounidenses de champaña, vino embotellado, alcohol etílico, ginseng, frutos secos (almendras, avellanas, pistachos y nueces) y una extensa lista de frutas, entre las cuales se incluyen aguacates, naranjas, pomelos, limones, manzanas (tanto frescas como deshidratadas), uvas, pasas de uvas, frutillas (tanto frescas como congeladas), sandías, arándanos, duraznos, cerezas y kiwis. Luego, aplicó un derecho antidumping sobre el sorgo estadounidense.

 

El segundo capítulo de esta guerra comercial se presentó a comienzos del mes de julio del año pasado, cuando Trump implementó un arancel del 25 % sobre diversos productos industriales chinos por valor de USD 34 000 millones, lo que generó por parte del gobierno chino una nueva represalia comercial que incluyó un arancel del 25 % sobre el poroto de soja estadounidense –entre otros productos afectados– que provocó una virtual imposición de “retenciones” a la soja estadounidense.

 

El pasado 24 de setiembre de 2018 Trump aplicó la tercera y última tanda de barreras proteccionistas contra China: un arancel adicional del 10 % sobre productos que representaban un monto total de importaciones equivalente a USD 200 000 millones anuales. Y determinó que ese arancel subiría al 25 % a partir del 1 de enero de 2019.

 

Después de que a comienzos de diciembre pasado Trump acordara en la ciudad de Buenos Aires con su par chino Xi Xinping abrir una instancia de negociación, la decisión de subir el arancel al 25 % en la última tanda proteccionista fue pospuesta al 1 de marzo de 2019. Y ahora –según indicó el propio Trump– esa fecha sería nuevamente extendida en función del buen desarrollo de las negociaciones comerciales entre ambas naciones

 

[Fuente: http://www.granar.com.ar/nota.asp?cid=56071]