Si bien el sector arrocero viene creciendo de una forma interesante en los últimos años, con alrededor de 200 000 hectáreas de superficie cultivada, sigue dependiendo de materiales foráneos. Por ello, para acompañar el avance del rubro y brindarles seguridad a los productores el Ing. Agr. Héctor Ramírez, director general de Arrozal Agronegocios S.A., afirmó en Nación Productiva que es necesario trabajar en un programa de certificación de semillas y de generación de variedades y agregó que para encaminar estos proyectos se debe fortalecer la organización dentro de la cadena productiva y apuntar a un trabajo gremial cohesionado.

 

Durante el agroclásico de los domingos, ocasión en la que hablos del “Arroz: condiciones, punto de equilibrio y mercado”, el profesional enfatizó que para sostener la alta capacidad productiva del cultivo de arroz es necesario pensar en un programa de certificación de semillas. “Porque nosotros estamos migrando de un lugar para otro, estamos infestando campos con malezas de difícil control como el arroz colorado, hay tecnología que se va aplicando, pero eso no resuelve, se viene la rotación de cultivos, pero en suelo planos y bajos es difícil de establecer ese sistema”, acotó.

 

El ingeniero agrónomo sostuvo que en agronomía se sabe que la rotación es lo básico, pero existen campos donde se dificulta la implementación de este sistema de trabajo, por lo que consideró importante mantener los cuidados del campo y trabajar para establecer un programa de certificación de semillas y brindales seguridad a los productores.

 

“Necesitamos un programa de certificación de semillas, porque ese es nuestro problema, con eso dispersamos el problema del cáncer del arroz, el arroz rojo, sin importar que la semilla sea importada o no, pero tenemos que tener semillas de calidad”, remarcó.

 

Ramírez señaló que hay problemas de producción de variedades a nivel internacional o regional y precisó que la producción paraguaya se sostiene sobre materiales foráneos y que es necesario contar con variedades propias, de modo a respaldar el crecimiento del cultivo que ya está sobre una superficie de alrededor de 200 000 hectáreas.

 

“Necesitamos establecer convenios con los que tienen las variedades que podamos sembrar en el país, y acompañar con un programa de certificación de semillas y control de calidad, porque no hay conciencia. Por otro lado, necesitamos generar nuestra propia variedad, ya que con eso nos tranquilizaríamos, porque qué pasa si Embrapa deja de producir variedades o el Irga deja de producir variedades, con qué vamos a trabajar, hasta hoy contamos con la buena suerte de que estas empresas están produciendo variedades que se adaptan bien a nuestra zona”, resaltó.

 

Enfatizó que el sector ha crecido bastante y el país no tiene un programa de generación de variedades ni de certificación, lo cual, según el profesional, se puede hacer sin mayores inconvenientes, pero para eso se requiere de organización y de una mayor cohesión gremial.

 

“Ahí viene lo que me aflige también, que es nuestra organización como productores; tenemos una federación reciente, pero todavía está aprendiendo a caminar, falta analizar como algo prioritario, porque organizados con toda seguridad vamos a llegar mucho más lejos y más fácil a los objetivos que buscamos para el gremio”, concluyó.