Tal vez el pastoreo adaptativo y la agricultura regenerativa eran conceptos que muchas veces leíamos solamente en los libros de expertos o investigadores, pero qué grato es ver su aplicación en el campo con la distribución de los lotes de los animales y la asignación de tareas que convergen en una alta carga animal dentro de un espacio reducido, que exponen a su vez al suelo a una intensa actividad productiva que beneficia a la microbiota existente en él.
El Lic. Fabrizio Castorino, gerente general de Tres Marías, ubicada en el bajo Chaco, expuso sobre el alcance del pastoreo adaptativo y la agricultura regenerativa. Dijo que el interés nació luego de la experiencia de una ganadería tradicional en la que los costos son muy altos y la rentabilidad es baja, por lo que era necesario cambiar el sistema de producción.
Indicó que este manejo lleva cuatro años de trabajo y el rumiante es un componente principal en la agricultura regenerativa. “Me capacité con Jaime Elizondo en su curso de Total Grazing (pastoreo total) y el último entrenamiento más completo que recibí fue el de Understanding Ag, que es un curso de agricultura regenerativa y pastoreo adaptativo y de ahí quité todas las herramientas para poder hoy estar trabajando”, destacó.
Por su parte, resaltó que todos los que utilizan este sistema pudieron duplicar o triplicar su carga en el primer año y que el potencial va mucho más allá.
En cuanto a las primeras adecuaciones para establecer el pastoreo adaptativo, señaló que no fue complicado concretarlas en esta unidad de producción, pero como el campo contaba con sobrepastoreo y una subcarga se empezaron a hacer rotaciones cada dos días y cada un día, lo que promovió el descanso de los potreros.
“En el último año llegamos al pastoreo adaptativo con la Ultra Alta Intensidad que son más de 1000 unidades ganaderas por hectárea de carga instantánea y ahí logramos en este invierno (2023) pasar con 1700 cabezas comiendo en 409 hectáreas y eso es más de 3,5 UG por hectárea, lo que nos lleva a abrir un nuevo panorama del potencial productivo que tiene este sistema”, ejemplificó.
La carga es de 0,76 UG/año, que es el triple del promedio de la zona y más alta que cualquier otra región en condiciones normales, indicó.
El productor explicó que se realizó una inversión de apenas G 3,5 millones y al inicio todos los animales se insertaron en un solo lote para que el campo empiece a descansar automáticamente.
Asimismo, precisó que al inicio de la aplicación de este sistema fue realizada una medición con una empresa muy reconocida en Paraguay que hace mapeos de vegetación y esa firma encontró solamente el 20 % del área con pasturas, pero actualmente ese valor llega a más del 60 % debido al manejo planteado.
“En cada rotación estamos incorporando 5700 kg de bosteo que equivalen a unos 400 o 500 kg de fertilizante químico por hectárea y son USD 350 por hectárea en fertilizante”, mencionó.
Castorino también habló de la diferencia entre el pastoreo adaptativo o el ultradenso y el pastoreo convencional. Refirió que se ve el mejoramiento del suelo y del campo en su receptividad, así como en el manejo de altas cargas, tanto que se hace referencia a densidades de 1000 unidades ganaderas o 400 000 kg de carne.
“En este sistema vos podés tener 1000 cabezas en una hectárea un día y esas 1000 cabezas no van a matar una sola planta, pero en un sistema convencional si vos tenés una cabeza en una hectárea durante 365 días, esa cabeza te puede matar más de 1000 plantas. El animal fomenta todo el ciclo del agua y del carbono, corta la planta y el movimiento del suelo que genera el lote, lo cual hace que secuestre mucho más carbono del suelo”, acotó el profesional.
Igualmente, mencionó que solo en caso de necesidad se aplica una suplementación en periodos críticos.
Gracias a este manejo de pastoreo adaptativo y agricultura regenerativa la unidad de producción se acerca a ser una de las empresas agroganaderas pioneras en obtener créditos de carbono. Luego de las mediciones, se estima que en breve se obtendrían los primeros créditos de carbono en este establecimiento.
Al respecto, el productor resaltó que “está comprobado que la ganadería es la única actividad que tiene la capacidad de capturar carbono y el suficiente carbono para regenerar nuestro suelo y regenerar la tierra. Si hoy en día el 100 % de Estados Unidos adopta las prácticas de agricultura regenerativa, en un año puede capturar todo el carbono que se emitió en los últimos 100 años”, refirió.
En materia de reproducción, comentó que el esquema de los primeros años de pastoreo rotativo normal fue de manejo de ración al ternero, inseminación de las hembras y repaso con toros. “Pasamos a tener un lote de maternidad sin manejo de ternero y un servicio de 42 días versus un servicio de 109 días, que es lo que veníamos haciendo, nuestra preñez puede reducirse hasta en un 5 a 10 %, pero los indicadores por hectárea se disparan a 60 kg, es decir, casi se duplica”, explicó.
Destacó que mediante este modelo de producción el suelo se vuelve más resiliente para soportar mejores cargas animales, hace que explote toda la producción de forraje y fomenta la captura de carbono. Otro aspecto importante es que el comportamiento animal cambia y adopta un hábito voraz de “comer todo lo que encuentra en el potrero”, por ende, la definición de malezas varía.
“Esta ganadería en la agricultura regenerativa se trata de procesos, no de productos, entonces nunca te vamos a hablar de un producto que vos comprás y soluciónás un problema, sino que se trata de un proceso que nosotros tenemos que entender y trabajar con la naturaleza para ir aprendiendo lo que ella nos está guiando y lo que la creación de Dios dice hacia dónde mejorar los suelos y trabajar con la tierra, no en contra de ella”, valoró el gerente.
Con base en los resultados obtenidos en esta unidad de producción del bajo Chaco la gerencia de la firma tomó la decisión de llevar este sistema al campo de agricultura, ubicado en el departamento de San Pedro, a fin de realizar una integración y buscar reemplazar al 100 % el uso de fertilizantes químicos con el tiempo.
“Nuestro objetivo es arrancar con una de nuestras parcelas en San Pedro y de ahí ir escalando para reemplazar la zafriña por este sistema de ganadería y después de la zafriña entrar con soja, que va a tener un 35 % menos de costo porque vamos a estar reduciendo el uso del fertilizante de base”, precisó.
Por último, Castorino subrayó que se debe ser consciente de que la edad del productor rural está aumentando drásticamente y cada vez hay menos jóvenes que se involucran en la producción. Por este motivo, resaltó la importancia de darles oportunidades a las nuevas generaciones para poder salir adelante ante las actuales circunstancias del mercado.
“Este sistema también nos permite generar mucha más mano de obra y trabajo. Si ayudamos al entorno, nos va a beneficiar, así como a la naturaleza”, concluyó.
Manejo. Nelson López, de Tres Marías, puntualizó que se estableció una persona denominada “pastor”, quien se encarga exclusivamente de cada lote. Actualmente existen tres lotes y tres pastores que se ocupan de las ocho rotaciones realizadas al día.
Explicó que los principales puntos que se tienen en cuenta son: la condición corporal, el comportamiento, la condición de bosteo y condición ruminal. Señaló que el consumo del pasto es de acuerdo con lo establecido con la gerencia y es así que por cada lote que va a entrar en un módulo se hace el aforo, momento en el que se mide la cantidad de forraje disponible para el lote y el requerimiento para el consumo diario y la carga estipulada.
Para el cumplimiento de los objetivos trazados en esta unidad de producción se capacita al personal. A través de un programa el pastor encargado del lote hace su propia evaluación de acuerdo con su criterio y después de ello el encargado principal revalida lo calificado.
Básicamente, el concepto que se promueve se basa en la decisión, disciplina y compromiso, concluyó.
[Material publicado en el segmento Ganadería Productiva de la edición Nº 111 de enero de Revista Productiva, páginas 18 y 19]
[Foto : Revista Productiva]