Si bien existe optimismo acerca de la campaña sojera 2022/23, que inicia oficialmente en setiembre, a los obtentores vegetales de nuestro país les preocupa el remanente de semillas certificadas que podría haber debido al elevado nivel de ilegalidad presente en el mercado local en la comercialización de simientes de uso propio, señalaron al programa Nación Productiva profesionales del sector.
El Ing. Agr. Carlos Pino, asesor técnico comercial de Genética Monsoy, de Bayer CropScience; el Ing. Agr. Pascual González, gerente comercial de Nidera Semillas en Paraguay de Syngenta Seeds; el Ing. Agr. Alexis Mao, responsable técnico de Semillas Credenz de BASF Paraguaya, y el Ing. Agr. Ernesto Zelarayán, responsable de Investigación y Desarrollo de Great Seeds, mencionaron que el negocio de semillas de soja certificadas en Paraguay atraviesa una situación complicada por la alta informalidad del mercado que afecta a la industria semillera.
Durante el programa Nación Productiva, emitido los domingos a las 20:00 en canal PRO, coincidieron en que a pesar de los beneficios que ofrecen las variedades de mayor calidad, aún se registra el comercio ilegal de materiales por parte de algunos productores que venden sus simientes de uso propio a terceros.
Pino recordó la histórica sequía de la zafra 2021/2022 y su impacto negativo para el productor, quien con los buenos resultados de la zafriña pudo cubrir algunas deudas; sin embargo, precisó que aún le quedan varias más por saldar, así que trata de reducir costos. En este sentido, comentó que del total del costo de producción la compra de la semilla representa solo el 5 %, por lo que queriendo ahorrar este porcentaje, el productor pone el riesgo el 95 % restante de toda su inversión y de la futura producción.
“Hay cosas que hay que cambiar y el productor debe tener en cuenta que utilizar semillas certificadas es sinónimo de seguridad, productividad y de tener una cosecha interesante”, aseguró.
Destacó también que la única forma de mitigar los riesgos climáticos es apostando por la tecnología y sobre todo, utilizando variedades adaptadas y de buena calidad. “Y, lastimosamente, hoy no tenemos una compra de semillas como se esperaba”, afirmó.
Explicó que de 56 000 hectáreas (entre RR1 y RR2) Paraguay pasó en esta última zafriña a 74 000 hectáreas, es decir, un aumento del 30 % del área destinada a multiplicación que, además, tuvo buen rendimiento. “Hay disponibilidad de semillas que lastimosamente el mercado no está comprando y esa es una preocupación que hoy tenemos todos porque la industria semillera está haciendo una gran inversión en lo que es cámara fría, unidades de beneficiamiento, adquisición de talento, mano de obra, y muchas veces ese retorno no se ve reflejado en las ventas”, precisó.
Acotó que el objetivo de la compañía es promover la mejor calidad de semillas en cuanto a genética y tecnología. “La empresa proporciona la semilla básica con destino a multiplicación, con miras a que aquellas semillas certificadas se diferencien y ocupen el sitio que se merecen”, concluyó.
Por su parte, Pascual González manifestó que la industria semillera trabaja constantemente sobre nuevas semillas que cuenten con las características deseadas por los productores. “Estamos a favor de que el agricultor pueda dejar la semilla para su uso propio, pero existen situaciones en las que comercializan esa variedad, afectando la legalidad y a las industrias que apuestan e invierten”, acotó.
En su carácter de presidente de la Asociación Paraguaya de Obtentores Vegetales (Parpov), González mencionó que la zafriña generalmente se destina a la producción de semillas y para la campaña que está por iniciar existe una gran disponibilidad de simientes de alta calidad, como resultado del trabajo realizado en conjunto con el productor y la industria. No obstante, la preocupación radica en la oferta de variedades de uso propio que se hace incluso a través de las redes sociales, y que promueve el comercio ilegal.
“Es muy ingrata la receptividad que tiene la industria de semillas porque hay mucha gente capacitada apostando por el país y tratando de traer nuevas variedades a nuestros productores”, agregó. Subrayó, además, que el desafío de la industria semillera es llegar al 50 % del uso de semillas certificadas de soja, así como ganar la confianza de los productores.
Alexis Mao, en tanto, reiteró que las semillas certificadas le garantizan al productor variedades de alta calidad y vigor. Además, recordó que la disposición de estos materiales repercute en un mejor desempeño dentro de cada lote de producción.
En el caso de Great Seeds, Zelarayán explicó que muchos de los productores venden aquellas semillas que tienen destinadas para uso propio.
Aseguró que esta situación es crítica y perjudica todo el esfuerzo logrado por obtentores y empresas vinculados al mercado de semillas. Además, señaló que crea complicaciones respeto a la propiedad intelectual, empobrece el negocio y dificulta la oferta varietal.
[Foto : (de izq. a der.) Ing. Agr. Carlos Pino, asesor técnico comercial de Bayer CropScience; el Ing. Agr. Pascual González, gerente comercial de Syngenta Seeds y el Ing. Agr. Alexis Mao, responsable técnico de BASF Paraguaya]