El antiguo rostro de Caazapá con campos bajos marginales, baja carga animal y poca ganancia de carne por hectárea/año parece haber quedado en la historia de este departamento que comienza a caminar por nuevos senderos, incorporando tecnología y estrategias para buscar una mayor productividad en la ganadería.

 

En esta experiencia expuesta abordaremos la integración agrícola-ganadera en este campo, además de la implementación del earlage, dieta restringida en recría y el confinamiento como alternativas para alcanzar un mayor lucro, pese a las limitaciones existentes en el mercado ganadero durante gran parte del año. Cuando persiste un modelo que no conduce a buen puerto es necesario comenzar a analizar nuevas propuestas y estudiar la viabilidad de esos planes para materializarlos. Ese proceso lo vivió Estancia Tarumá y te lo contamos en esta edición de Revista Productiva.

 

Durante la salida de campo en la Estancia Tarumá, ubicada en el departamento de Caazapá, la Ing. Zoo. Naomi Burró, gerente de Producción de esta unidad ganadera, indicó que la idea de apostar por la restricción alimentaria en recría bovina surgió a raíz de que la terminación de animales no iba a poder realizarse según lo proyectado en cuanto a costos. Comentó que el proyecto fue acompañado por la empresa Granusa y todo su equipo técnico.

 

El proyecto inició con 1200 animales y actualmente rondan los 4086 bovinos bajo este modelo de producción. “Lo importante de este modelo es que no falte batea porque justamente al restringir les damos menos cantidad de comida, pero en nutrientes se les da todo lo que necesitan. Al ser animales de 160 kg para arriba, responden bastante bien por ser una categoría noble y lo que consumen convierten”, destacó.

 

Indicó que el 100 % de los animales provienen de las zonas vecinas y se trabaja con lotes homogéneos. En confinamiento lograron lotes de 130 cabezas por corral, pero también varía de 160 a 180 animales.

 

La estrategia de restricción alimentaria consistió en hacer un cálculo de la cantidad de cabezas y adaptar el volumen de alimentos disponible en el campo. Asimismo, este modelo demandó una mejor estructuración de la logística con el personal.

 

De acuerdo con los cálculos, el nivel de ganancia de peso es de 660 gramos en confinamiento, mientras que a campo se estima una mayor cantidad por la disponibilidad de materia seca.

 

La ingeniera resaltó que Granusa se encargó de hacer el concentrado con los alimentos de la finca. Así también, tuvieron la recomendación de realizar el earlage, a fin de optimizar los recursos, aumentar la productividad y reducir los costos.

 

Como las proyecciones no están siendo tan favorables para nosotros, tomamos el desafío de la recría, cerramos el año y ahora esperamos la zafriña de maíz para encarar el 2023”, puntualizó.

 

Restricción

Sobre el concepto de restricción alimentaria en la etapa de recría, el Dr. Samuel Chávez, consultor independiente y director de Pecuaria Smart, comentó que su uso se da con base en el gran volumen de animales de la estancia y en el movimiento de alimentos por día. Señaló que una dieta restringida se refiere al suministro de comida inferior a lo normal, pero en cantidad de nutrientes está formulada de acuerdo con la meta, que en este caso es de una ganancia de peso de 600 gramos.

 

Especificó que el porcentaje de energía utilizado es de 1.4 mcal por kg de materia seca debido al menor volumen de alimentos ofrecido al animal. Para su formulación, indicó que la dieta requiere de un lote parejo y mejores agrupaciones para un óptimo ajuste en el proceso.

 

Una vez agrupados los lotes con una diferencia de 40 kg, el profesional explicó que se procedió a buscar el espacio de batea.

 

Esta operación fue diseñada para que el productor pudiera obtener beneficios del tiempo del mercado en donde hoy se ve una cercana valoración de los precios de desmamantes, pero no tenemos una suficiente cantidad de animales y agua en los establecimientos del Chaco, donde irán estos animales posteriormente para la terminación”, enfatizó.

 

Dentro de la dieta, el earlage fue un insumo alternativo para el aporte de energía y que también pasa por un proceso de mejora en el ensilado. “Usamos en la recría porque son animales más sensibles, entonces es mucho más fácil la adaptación en la batea utilizando energía con una fuente de fibra”, detalló.

 

Por otra parte, mencionó que la disponibilidad de materia prima con base en un sistema de integración agrícola-ganadero permite contar con este tipo de alimentos para definir cómo será cosechado ese insumo en lo que refiere al nivel de materia seca y relación hoja/maíz. “La sugerencia para los productores es establecer una meta e ir desglosando sobre cómo llegar a ese resultado para encontrar la mejor alternativa”, concluyó.

 

Acompañamiento

El Dr. Carlos Osorio, gerente general de Granusa, explicó que la implementación del sistema de restricción alimentaria en la recría fue una adecuada estrategia para la Estancia Tarumá debido al objetivo y la disponibilidad de recursos que poseía la unidad de producción.

 

Consistió en trabajar con una dieta de poca fibra, pero muchas vitaminas y nutrientes, que el animal en recría era capaz de consumir.

 

La meta de la restricción alimentaria es la ganancia de peso dentro de un promedio de 600 a 750 gramos, ya pensando en la siguiente etapa del sistema de producción. Osorio indicó que este sistema permite que el animal siga ganando peso; es decir, esta práctica hace que se pueda transformar proteína vegetal en producción animal de forma más rápida en aquellas categorías más livianas.

 

Asimismo, comentó que la recría pasa a ser una actividad que puede representar una oportunidad de negocio para el productor ganadero, ya que los animales jóvenes se caracterizan por tener una excelente conversión. La gran ventaja es que el animal después tiene la capacidad de ganar peso en pasturas, además de representar para la empresa una estrategia de stock al comprar ejemplares más pesados.

 

Otra herramienta fundamental destacada en esta experiencia es la agricultura, pues de ella se obtienen los alimentos para potenciar la ganadería. “Lo más importante es definir la estrategia y la disponibilidad de los insumos, porque de esa manera transformo todo mi lote en media cabecera, para luego pasar al Chaco para la terminación”, señaló.

 

Como balance del 2022, el profesional mencionó que fue un año bastante complicado para la ganadería paraguaya en cuanto a precios, costos de insumos y la sequía. Sin embargo, precisó que el mayor aprendizaje para aplicar en el 2023 es entender la necesidad de mejorar la gestión del negocio pecuario con estrategias a largo plazo.

 

Finalmente, “Mali” Burró, como es conocida en el mundo ganadero, concluyó que el objetivo del emprendimiento es aumentar a futuro la carga animal y buscar la mejor alternativa para seguir produciendo. Además de eso, realizar un pastoreo intensivo y llevar a los animales a confinamiento, reducir los costos y lograr una mayor rentabilidad en campos bajos.

 

[Material publicado en el segmento Nota de tapa de la edición Nº 98 de diciembre de Revista Productiva, páginas 18, 19 y 20]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]