Por David González

Cuando se desarrollaba el año 2014 que, a su conclusión fue el mejor de todos los tiempos para las exportaciones de carne bovina paraguaya, las estimaciones de las instituciones públicas y privadas apuntaban a que Paraguay se convertiría en el 5º mayor exportador del mundo en el 2020. A un año de esta proyección, nuestro país registra el peor cierre de semestre de los últimos cinco años, con envíos deteriorados, con estancamiento en el acceso a mercados y con deberes pendientes de tranqueras para dentro.

 

Conforme los datos del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) al cierre de estos primeros seis meses del año en curso, se enviaron 108 644 toneladas, por un valor de USD 439,1 millones, que representa un promedio de venta de USD 4041 por tonelada exportada. En contrapartida, cinco años atrás, al cierre del primer semestre del 2014, el nivel de envíos de la proteína roja arrojó una cifra de 122 774 toneladas que inyectaron al país USD 552,9 millones; es decir, el promedio de venta fue de USD 4530 por tonelada, prácticamente USD 500 más por cada tonelada exportada en relación a nuestros días. De ese tiempo a esta parte, las exportaciones bajaron 11,5 % en volumen y 20,6 % en ingresos de divisas.

 

Pero si bien se expone un comparativo entre aquel año 2014 y el presente, en medio de este intervalo se fue dando una consumación de esa retracción, por lo que probablemente en esta temporada 2019, Paraguay quedará al borde de abandonar el sitial de los mayores 10 exportadores de carne vacuna del mundo, una canción muy desafinada y mal interpretada para los oídos de los que hacen esta importante cadena de valor de nuestro país.

 

Estadísticas
En el primer semestre del 2015 se exportaron 118 598 toneladas y el ingreso de divisas fue de USD 492,5 millones. El promedio de venta fue de USD 4150 la tonelada. Con los datos registrados en este año, comparados al 2019, se registra una caída actual de 8,3 % en volumen exportado y 10,8 % en ingresos de divisas.

 

En la primera parte de 2016, se exportaron 121 752 toneladas y el ingreso de divisas alcanzó USD 458,6 millones. El promedio de venta ascendió a USD 3776 la tonelada. Haciendo un paralelismo con aquel periodo, en este 2019 se tuvo una caída de 10,7 % en volumen enviado y de 4,2 % en ingresos registrados.

 

A su vez, de enero a junio de 2017, las exportaciones de carne paraguaya alcanzaron un nivel de 127 221 toneladas y el país recibió USD 541,3 millones en concepto de esos envíos. El valor de venta por tonelada fue de USD 4254. En ese periodo versus el presente, se tuvo una caída actual de 14,6 % en volumen y de 18,8 % en ingresos.

 

El año pasado, en el primer semestre se enviaron unas 114 322 toneladas y los valores inyectados a la economía fueron de USD 494,1 millones en concepto de esas colocaciones. Comparativamente entre los primeros seis meses del año pasado y el presente, se tuvo una disminución de 5 % en volumen y 11,1 % en ingresos. El precio promedio por tonelada arrojó USD 4321.

 

Si bien existe una variación de mercado, típica a cada temporada, sobre todo en un escenario de commodities, fijado por la oferta y la demanda mundial, sumado a condiciones variables importantes, el volumen ofertado por Paraguay fue decayendo paulatinamente en este lustro y eso debe ser motivo de preocupación para toda la cadena cárnica.

 

Existen trabajos pendientes muy importantes en el sector primario, industrial y sobre todo, de organismos estatales.

En el caso de sector primario, es impostergable el proceso de tecnificación para mejorar los niveles de productividad en cada unidad de producción. No es posible sostener una faena industrial –que actualmente está ociosa- por una reducción de la oferta producto principalmente de la falta de reposición eficiente.

 

Por su parte, a nivel de la industria, es necesario comenzar a involucrarse mucho más en la extensión rural, para brindar una asistencia adicional a los productores sobre bienestar animal y calidad de carne para registrar menos desbastes o animales contusos en fábrica. Hoy algunas firmas desarrollan este programa, pero es necesario profundizarlo.

 

Tal vez, el trabajo más importante está en manos del sector oficial que debe documentar las peticiones para abrir mercados para la carne paraguaya. Es imperiosa la necesidad de desarrollar una política de tipificación de carne y de una identificación individual de los animales, pensando que, en un futuro no muy lejano, el producto nacional pueda transcender en mercados de mayor jerarquía; porque de lo contrario, próximamente serán habilitados estos destinos, pero no se podrán enviar productos por la falta de trabajo previo en la certificación, tipificación, identificación y trazabilidad.

 

El que representa uno de los pilares fundamentales de la economía está hoy tambaleando y la economía nacional se hace eco y resiente este duro escenario.