Los cultivos genéticamente modificados (GM) se han convertido en una herramienta más de producción que le permite al agricultor disminuir la cantidad de aplicaciones de fitosanitarios, así como mejorar el control de plagas y el rendimiento de los cultivos. En Paraguay la tecnología GM viene aportando varias ventajas para la producción agrícola.

 

Habitualmente, la producción agrícola sufre pérdidas por distintos tipos de factores bióticos o abióticos, como disponibilidad de agua, de nutrientes y presencia de plagas y malezas que afectan el rendimiento de los cultivos. Antes de la liberación comercial de los organismos genéticamente modificados (OGM) el uso de productos fitosanitarios para la protección de los cultivos era mayor; sin embargo, el desarrollo de plantas con resistencia a insectos y tolerancias a herbicidas desarrollados con tecnología GM proveyó al agricultor una herramienta más de producción que ayuda a disminuir la cantidad de aplicaciones.

 

Con el uso de productos fitosanitarios los agricultores buscan eliminar insectos y plagas no deseadas, a fin de impedir o reducir los daños que causan a sus cultivos, que reducen el rendimiento y aumentan los costos finales, tanto para el agricultor como para el consumidor. En ese sentido, la biotecnología moderna le ha entregado algunas herramientas que le permiten un mejor control de plagas al agricultor.

 

La mayoría de los cultivos GM resistentes a insectos han sido modificados para expresar uno (o algunos) de los más de 200 tipos de proteína Bt, la cual es producida en la naturaleza por Bacillus thuringiensis, una bacteria del suelo. Cuando esta es ingerida por la larva del insecto plaga, la proteína Bt se activa en condiciones específicas de pH alcalino de su intestino y lo perfora. Finalmente, el insecto queda incapacitado para alimentarse y muere en pocos días.

 

Por su especificidad, las proteínas Bt utilizadas actualmente permiten controlar de forma específica insectos plagas del orden Lepidóptera y del orden Coleóptera que atacan los campos de cultivo sin afectar a animales, humanos u otros insectos que son benéficos como la abeja (que pertenece al orden Hymenoptera), mariposas, mariquitas, entre otros. Esta proteína tiene un extenso historial de seguridad, ya que se ha aplicado en forma de spray en agricultura convencional y orgánica por más de medio siglo. La diferencia con el método tradicional, es que la ingeniería genética ha permitido insertar el gen de la proteína Bt (proveniente de Bacillus thuringiensis) en el genoma del cultivo receptor para generar una resistencia natural al insecto.

 

Hoy en día, este enfoque presenta ventajas como una protección de largo plazo durante toda la temporada, y reduce o elimina la necesidad de aplicaciones de insecticidas, lo cual permite un ahorro económico y elevar el criterio de sustentabilidad en el manejo del cultivo. Además, esto elimina la pérdida de rendimiento, otorgándole al agricultor más tiempo para otras tareas de su gestión agrícola.

 

Así también, ayuda a potenciar el efecto de protección ante plagas, ya que al reducir el uso de insecticidas de amplio espectro y la especificidad en el control de la plaga, se traduce en una mayor biodiversidad de insectos benéficos, lo que impacta de manera favorable en el biocontrol de plagas.

 

Según el estudio “GM crops: Global socio-economic and environmental impacts 1996-2013” realizado por PG Economics Limited, los cultivos GM han reducido el uso de pesticidas entre 1996 y 2013 en 550 millones de kg. Como resultado, esto ha disminuido el impacto ambiental asociado a los fitosanitarios usados en la superficie sembrada con cultivos GM en un 19 %.

 

Los cultivos GM resistentes a insectos son una herramienta más para un control eficiente de plagas. Con una tierra cultivable en disminución y una población en aumento, es necesario desarrollar y ocupar todas las opciones disponibles para una agricultura más productiva y sustentable. Cuando esta herramienta se usa dentro de programas de manejo integrado de plagas y otras prácticas agrícolas adecuadas, la tecnología Bt trae muchos beneficios a los cultivos, al medio ambiente, a los agricultores y a los consumidores por igual.

 

En lo que refiere a la biodiversidad de las plantas, se ha demostrado que  la soja transgénica no afecta a la biodiversidad circundante.

 

Paraguay. De acuerdo con el reciente artículo publicado por el ingeniero Alfredo Molinas, asesor agroambiental especializado de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), los niveles de emisión de gases de efecto de invernadero (GI) en la agricultura paraguaya están en sintonía con los parámetros de producción sustentable y se está avanzando en la mitigación del impacto ambiental. Según el informe, Paraguay produce 0,10 Ton/ha, por lo que con esos números los efectos en el cambio climático son “totalmente insignificantes”.

 

Una de las herramientas que llevó al Paraguay a esta situación es el uso de cultivos GM como la soja, maíz y algodón. Sobre el punto, el Ing. Agr. Aníbal Morel, coordinador del Programa de Mejoramiento de Soja del Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio), explicó que el área sembrada de soja y algodón es casi 100 % GM, mientras que de maíz es más del 80 %, lo cual implica una menor utilización de los productos fitosanitarios y la mejora de rendimiento.

 

[Fuente: ChileBio e Inbio]