Durante la soja zafriña hubo dos extremos bien marcados, sin puntos intermedios, precisó el Ing. Agr. Eduardo Swarovsky, productor de Santa Rita, Alto Paraná, y director de Agro 7 Consultoría & Investigación, quien comentó a Nación Productiva que primero pasó por sequía, que complicó la siembra, y luego por excesos de lluvia, que afectaron la cosecha. Agregó que estas condiciones climáticas fueron ideales para la aparición tanto de plagas como de enfermedades, cuyo manejo elevó el costo de producción, pues le obligó a realizar varias aplicaciones para controlarlas.

 

En el agroclásico de los domingos Swarovsky mencionó que al inicio tuvieron sequía y altas temperaturas, lo que complicó la siembra del cultivo, y luego, las lluvias no le dejaron cosechar, lo que generó la pérdida de todas las áreas destinadas para semillas certificadas. En su caso, el 90 % de la soja zafriña que siembra es para el plan semillero.

 

Precisó que esta variabilidad climática fue propicia para la aparición tanto de plagas como de enfermedades.

 

En cuanto a plagas, mencionó que hubo fuerte presión de chinches, mosca blanca, ácaros y trips, que llevaron buena parte del costo de producción en el contraataque.

 

«Si hablamos de plagas, principalmente el ataque de mosca blanca fue muy acentuado en el comienzo del cultivo y después mermó un poco, pero trips y chinches nos acompañaron durante todo el ciclo. La mosca blanca de nuevo volvió al final y se hicieron tres a cuatro aplicaciones seguidas para intentar controlarla», agregó.

 

En ese contexto, resaltó además la presencia de enfermedades como, por ejemplo, la Septoria y Corynespora, que estuvieron presentes todo el periodo y por último, apareció la roya con toda su fuerza.

 

«Ambas situaciones se dieron, tanto plagas como enfermedades que fueron puntuales, pero de gran importancia y que si no se controlaban podrían llevar mucha productividad», explicó Swarovsky.

 

Acotó que el 75 % de su área de acción ya se ha cosechado, mientras que el resto se estaría levantando en 20 días aproximadamente.

 

Precisó, además, que los rindes están entre 1800 a 3200 kg por hectárea, ya que variaron bastante, dependiendo de la época de siembra y de la variedad. Por último, mencionó que el costo fijo por hectárea lo calcula entre 2400 a 2500 kg.