El Prof. Dr. Carlos Moraes Sá compartió importantes datos sobre la adopción del sistema de siembra directa, principalmente en la región del Chaco, además contribuyó con conceptos científicos sobre el posible efecto de la agricultura en el ambiente.

 

¿Cómo construir la fertilidad del suelo en el Chaco?
Para construir la fertilidad del suelo en el Chaco, primeramente, es necesario comprender y conocer qué tipo de suelo es predominante y cuáles son las características principales del suelo de esta región. Es una zona que tiene un clima con una precipitación muy variable, de 800 mm en promedio, y un periodo de sequía prolongado, con buena insolación y en invierno es mucho más caluroso.

 

¿Qué debilidad ha observado en estos suelos?
Los suelos que se desarrollaron en el Chaco tienen mucha relación con los aluviones y luvisuelos que tienen una característica importante, que es una estructura muy frágil, muy dependiente de la materia orgánica, de la capa superficial y de las raíces de las especies que se desarrollan en el monte.

 

Una vez realizado el desmonte se transforma toda esa estructura, solo se queda como una masa que perdió los macroporos, es disforme y tiene una característica muy fuerte de quedarse compactada. Esto es un problema muy serio porque en los primeros años de cultivo esta compactación se queda más fuerte porque las condiciones de fertilidad de los suelos son muy favorables.

 

¿Fortalezas?
En general, el pH 6,8 o pH 7,3 con fósforo muy alto, calcio, magnesio, potasio y azufre también alto, al pasar el tiempo y con el aumento de la degradación, la fase final de la degradación es la ascensión vertical de las sales que van a acumularse en la superficie.

 

Para desarrollar un suelo con la fertilidad química, física y biológica desde el inicio del desmonte es recomendable hacer una reconstrucción de la estructura que fue distorsionada a través del uso de cultivos de cobertura que tienen raíces agresivas y robustas para agrupar y hacer nuevos agregados en el suelo.

 

Se está hablando bastante del efecto de la agricultura sobre el ambiente. ¿Qué concepto puede acercarnos al respecto?
Con el tiempo vamos aportando carbono y este carbono que se perdió durante el proceso de desmonte va actuando como un cemento que va creando una nueva estructura y esto equivaldrá a la capacidad de soporte para el desarrollo de una buena producción. Si desarrollamos una siembra directa de calidad, con la incorporación de más de 14 toneladas de materia seca por año, no existe ningún efecto secundario sobre el ambiente, porque las plantas también contribuyen con la captación de carbono.

 

¿Cómo mantener el balance mínimo de carbono en suelos chaqueños?
Como se trata de una región nueva, que se está desarrollando para la agricultura, se necesita de investigación para generar datos que ayuden a la toma de decisiones de los productores.

 

Para tener una buena cantidad de materia orgánica en el suelo es recomendable –como decíamos anteriormente- disponer más de 14 toneladas de materia seca por año para mantener el balance mínimo de carbono, de tal forma a tener un equilibrio.

 

Lo fundamental es crear nuevos poros, una reorganización de la raíz y aportar carbono para posibilitar un mayor almacenamiento de agua y con esto se tienen las condiciones para que los cultivos expresen su potencial, es decir, la materia orgánica es el punto clave que controla los atributos físicos, químicos y biológicos del suelo y hace toda la interacción entre estos compartimientos.

 

¿Cómo contrarrestar la compactación?
Los niveles de compactación son posibles de superar mediante un trabajo con plantas de cobertura, o sea, especies que tienen raíces puntuales que van a irrumpir asociadas con las raíces fasciculadas. Por ejemplo, la Brachiaria, que tiene un sistema radicular robusto y agresivo, es importante; además, puede darse una mezcla con especies como la Crotalaria, con raíces puntuales pivotantes para abrir espacio.

 

Los cultivos como el girasol tienen un sistema radicular también pivotante para hacer la mezcla de la rotación de raíces, que es necesaria para crear este nuevo poro, llamado bioporo, y con esto las conexiones de las aguas infiltradas y las raíces almacenan más el carbono.

 

FICHA PERSONAL
João Carlos Moraes Sá obtuvo el título en Ingeniería Agronómica por la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro (1980). Posee, además, una maestría en Agronomía (Producción Vegetal) por la Universidad Federal de Paraná (1994) y un doctorado en Nutrición de Suelos y Vegetales por la Escuela de Agricultura Luiz de Queiroz (2001) y la Universidad Estatal de Ohio. Publicó varios artículos sobre la siembra directa y el secuestro de carbono. Colaboró bastante en la diseminación del sistema de siembra directa en Paraguay en los últimos 30 años.

 

[Entrevista publicada en la edición de octubre de Revista Productiva, página 10]

[Foto  icon-camera : Revista Productiva]