Con el propósito de lograr una producción agrícola sustentable, los pequeños productores y agricultores tecnificados del país deciden adoptar buenas prácticas agrícolas que ayuden a mejorar la conservación de los suelos, según señala el informe de la Unión de Gremios de la Producción (UGP).

 

Alfredo Molinas, exministro de Agricultura y Ganadería, exministro del Ambiente y asesor agroambiental de la UGP, indica que en Paraguay los agricultores tecnificados aplican en total seis buenas prácticas en el tratamiento del suelo, con una penetración del 90 % al 95 % en la región Oriental, especialmente aquellos que se dedican a la producción de soja.

 

Los pequeños productores, por su parte, incorporan 16 buenas prácticas, con un porcentaje de aplicación menor que ronda entre el 10 % y el 20 %. “Se aplican entre los pequeños productores durante el tiempo que duran los proyectos en los que el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) les asiste. Una vez que se acaban los proyectos, o el ministerio tiene un problema para asistir, los pequeños productores, como no reciben ningún incentivo por eso, abandonan la aplicación de esas buenas prácticas”, comentó Molinas.

 

Las buenas prácticas desarrolladas por los productores paraguayos son resultado de experiencias compartidas dentro del marco del proyecto “Integrando la conservación de biodiversidad y manejo sustentable de la tierra en las prácticas de producción en todas las biorregiones y biomas en Paraguay”,realizado en el 2015, en el que participaron pequeños, medianos y grandes productores, expertos del sector privado y del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y en asistencia técnica para presentar sus experiencias en buenas prácticas agrícolas en las unidades productivas del Paraguay.

 

Con base en esas experiencias se pudo identificar seis buenas prácticas agrícolas (sistema de siembra directa, rotación de cultivos, abono verde, curva de nivel, manejo integrado de plagas y reforestación de los cauces hídricos), que, producto de la investigación, transferencia tecnológica y la asistencia técnica, los productores tecnificados las han adoptado.

 

Asimismo, fueron identificadas 16 buenas prácticas (usos de abono verde, asociación de cultivos, policultivos, encalado de los suelos, subsolado de suelos, reforestación, no quema de rastrojo, rotación de cultivos, sucesión de cultivos, curva de nivel, barreras vivas, rotación con abonos verde, diversificación con reforestación, labranza mínima, abono verde invierno y asociación de producción agrícola y ganadería de leche). Estos métodos fueron desarrollados por los pequeños y medianos agricultores, y ha servido como base para continuar trabajando el suelo de la manera más óptima y sustentable para la producción.

 

Al respecto, el asesor agroambiental de la UGP resaltó que “estas buenas prácticas se basan básicamente en mantener la capacidad productiva natural del suelo, mantener su humedad y evitar la degradación de la productividad por la erosión. Entre las más aplicadas están la siembra directa, la rotación de cultivos, en la cual se incluye rotación con abono verde, sea de invierno o de verano; también mantener la cobertura vegetal a través de la siembra directa para mantener el agua en el perfil del suelo para combatir cuando hay calores extremos en verano y/o sequías, que pueden afectar negativamente la producción; y curvas de nivel asociadas a caminos con actividad de conservación”.

 

Las buenas prácticas también son adoptadas como medidas y prácticas de manejo para conservar los recursos naturales, además ayuda a combatir la pérdida de la fertilidad natural del suelo, evitar la degradación por la erosión y son utilizadas para adaptarse a los cambios en el clima en los fenómenos meteorológicos que siempre se registran en el país.

 

“No son medidas de mitigación, como se quiere dar a entender con estas buenas prácticas agrícolas. Nosotros en Paraguay no tenemos ninguna necesidad de hacer reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (EGEI). Las emisiones paraguayas no llegan al 0,02 % de todos los gases con efecto invernadero y en CO2 no llegan al 0,10 % de las emisiones globales. Ya hubo un acuerdo en la convención de cambio climático que ratificaron las naciones como Paraguay, que fue el Acuerdo de Kyoto, y por el cual los países desarrollados como EE. UU., China, Japón e India deberían haber reducido sus emisiones, y no lo hicieron, siendo ellos responsables del 80 % de todas las emisiones globales de los GEI que es muy importante señalar”, detalló Molinas.

 

En ese sentido, se menciona que existe un segundo acuerdo dentro de la convención de cambio climático, el Acuerdo de París, el cual ubica a Paraguay en el segundo objetivo de los compromisos, que busca aumentar la capacidad de los países de adaptarse al cambio climático, siempre teniendo en cuenta la seguridad alimentaria.

 

El profesional también puntualizó que las buenas prácticas agrícolas surgieron como experiencia de las pruebas que han desarrollado investigadores del sector agropecuario local, y que se vienen aplicando como medidas para recuperar la capacidad productiva del suelo, mantenerlo, superar el período de cambios en el clima como las lluvias intensas, sequías y otros fenómenos meteorológicos extremos.

 

“La política tiene que ser de adaptación al cambio climático y la de seguir contribuyendo con la seguridad alimentaria nacional y global, porque nuestros sistemas de producción agrícolas con estas buenas prácticas nos convierten en sumidero de GEI y no como fuentes emisores de GEI, y además somos afectados por el cambio climático que es generado por causas de las EGEI de otros países desarrollados como EE. UU., China India y otros que sí deberían disminuir sus emisiones y no lo hacen”, aseguró Molinas.

 

Si las buenas prácticas agrícolas contribuyen a reducir los gases de efecto invernadero y el cambio climático, una vez que se demuestre que las emisiones antropogénicas son responsables, representaría un punto a favor frente a estas medidas.

 

[Fuente: UGP]