El cultivo de girasol es un cultivo noble, que posee una alta tolerancia al estrés hídrico y se puede adaptar muy bien al ambiente chaqueño para aportar estabilidad a la producción, con rendimientos de entre 1500 y 2500 kg/ha, que le otorgan renta al productor, expresó en Nación Productiva Gabriel Tartari, director de Moros Porã S.A. Explicó que esta es la primera zafra de la empresa con este rubro, que fue implantado en tres ventanas de siembra: una en invierno, otra en primavera y la siguiente, proyectada para este verano.
Tartari mencionó que hace varios años tenían la intención de incluir el girasol en el sistema de producción, pero había un déficit en la parte comercial. En ese sentido, comentó que este año hubo un aporte importante de la industria para incentivar el cultivo, a través de un contrato de producción. “Nosotros, como productores, nos garantizamos que ellos nos compren las mercaderías a precio definido con parámetro de calidad definido, lo cual es algo que no teníamos en Paraguay hasta este año y es un factor fundamental para poder desarrollar el cultivo”, subrayó.
Enfatizó que el girasol es un cultivo noble, rústico, bastante sencillo en cuanto a lo agronómico y de ciclo corto. “Creemos que se va a adaptar muy bien en el ambiente chaqueño”, afirmó.
Explicó que esta es la primera campaña de girasol que realizan y distribuyeron la siembra en julio y otra entre septiembre y octubre. “Creemos que la siembra de julio se dio este año por los excesos hídricos que tuvimos en abril, mayo y junio, que nos permitieron hacer el cultivo en julio, ya que, normalmente, en esa época del año no hay humedad para hacer germinar. Creemos que la ventana ideal va a ser en el verano, entre enero y febrero, pero también apuntamos a otra ventana entre septiembre y octubre”, expresó.
Actualmente, la empresa tiene 400 hectáreas que fueron sembradas en julio y que se van a cosechar en 10 días más y otras 300 hectáreas sembradas entre septiembre y octubre, que serán cosechadas a fin de enero. Además, 1500 hectáreas destinadas a la siembra de enero y febrero.
Resaltó que una de las características positivas de este rubro es su alta tolerancia al estrés hídrico, un factor importante, ya que el Chaco puede registrar ventanas de entre 20 y 30 días de mucha temperatura sin lluvias. “Es un cultivo de bajo costo, con pocas complicaciones técnicas, de ciclo corto, entre 130 y 140 días, similar a una soja”, acotó.
Agregó que es un cultivo que puede aportarle estabilidad a la producción chaqueña con rendimientos entre 1500 y 2500 kg/ha, que le otorgan renta al productor, con un punto de equilibrio que puede variar entre de 1200 y 1400 kg/ha. “El cultivo de primavera tal vez sea un poco más barato que el cultivo de verano, que puede tener algunas aplicaciones más”, expresó.
Resaltó que es importante realizar un buen barbecho y una buena desecación, que permitan hacer la siembra en parcelas limpias, ya que el principal desafío es lograr un buen establecimiento del cultivo con una implantación homogénea. “No pasarse la densidad de siembra de 40.000 a 45.000 plantas, sería la densidad óptima con buena distribución, lo que compensa muy bien la baja densidad”, recomendó.
En cuanto a monitoreo de plagas, dijo que es un cultivo muy noble, ya que no tiene mucha presión. “Un poco de orugas algo, de chinches en floración y barrenador, muy simple de manejar”, aseguró.
En lo que se refiere a fungicidas, dijo que en las siembras ya realizadas no hubo necesidad de aplicar, pero en la siembra de verano, debido a que es la época de más lluvias, se tendría que realizar algunas aplicaciones preventivas. Subrayó el aporte del girasol en la estructuración del suelo por la característica de sus raíces, además de ser un cultivo de ciclo corto, que libera el lote temprano y permite hacer algún otro cultivo de cobertura en el invierno.
“Para nosotros no hay un cultivo mágico, por eso en nuestra paleta de cultivos tenemos algodón, soja, girasol, sésamo, chía; cada ambiente apropiado para cierto cultivo”, acotó y agregó que el objetivo es buscar una estabilidad a largo plazo.
Enfatizó que el Chaco tiene un potencial enorme, pero exige mucha paciencia, adaptación y una estrategia clara, ya que todos los años son distintos. “Creemos que el girasol en ese sistema va a aportar estabilidad, pero tampoco es la solución, hay que apostar por hacer muchos cultivos, seguir invirtiendo y pensar en la sustentabilidad a largo plazo”, concluyó.
La empresa inició su primera zafra en el Chaco paraguayo en 2021 y se enfoca en la diversificación ambiental, distribuyendo su producción en los tres departamentos de la región para minimizar el riesgo climático. Con 13 estancias en el Chaco, la empresa aplica un modelo similar al utilizado en Argentina, donde produce en regiones semiáridas similares. Si bien la experiencia en Argentina le ha sido útil, Tartari acotó que cada año aprenden algo nuevo en el Chaco paraguayo.
[Foto: Gabriel Tartari / Productiva TV]