La sistematización de los registros otorga múltiples beneficios al manejo de las empresas agropecuarias, desde un mejor uso de tiempo hasta control interno y la posibilidad de comparar la información generada para mejorar la gestión y así elevar la productividad del campo, expresó en Nación Productiva Sonia Petersen, productora, especialista en software para el agro y exrepresentante de Albor en Paraguay. Subrayó que es una herramienta superválida para la transición generacional, ya que puede evitar discusiones al tener todo digitalizado.
Petersen destacó que es la quinta generación de una empresa familiar que trabaja en el campo y que antes de la sistematización llevaban los registros manuales en fichas y cuadernos de campo, anotando diariamente el manejo de cada lote y rodeo, incluidos las dosis de insumos, fertilización y otros datos, para calcular el margen bruto por lote y cultivo. “Lo que queríamos hacer es conocer nuestros números y era muy tedioso”, acotó.
Señaló que uno de los principales beneficios tiene que ver con los controles internos, ya que, a través de la inteligencia propia del sistema, la herramienta permite fiscalizar de manera precisa los procesos, así como los comprobantes, vincular facturas, remisiones, uso de stock y otros documentos, con lo cual se evita duplicados y errores, como facturar o pagar dos veces el mismo servicio o insumo.
Agregó que más allá de que la empresa se beneficie con la información, también las personas se enriquecen con los registros que provee la herramienta. “Pasan a ser más valiosos en el mercado, entonces es un valor para la persona”, sostuvo.
Subrayó que es una inversión superválida, sobre todo para la transición generacional, ya que evita discusiones y permite un mejor aprovechamiento del tiempo. “El valor es infinito porque todo tiene digitalizado, cargue quien cargue, se va a cargar una única vez y la información va a tener todos. La unificación evita discusiones”, acotó.
Comentó que ella es analista de sistemas de profesión y su primer trabajo fue desarrollar una herramienta para sistematizar los registros de la empresa, ya que no existían Windows ni internet. Esto llevó a la creación de la primera versión de Albor, con el objetivo de tener información disponible y superar los registros manuales, que eran engorrosos y consumían mucho tiempo al resumirlos.
“Esa herramienta, que arrancó en el año 1989, no tiene nada que ver con lo que es hoy Albor, pero aquello le dio cimiento para poder construirlo. Todo lo que sea herramienta informática es una escalera al cielo, porque siempre hay algo que mejorar, una nueva tecnología”, remarcó.
Resaltó que al momento de generar información es importante compararla con otros productores para mejorar la gestión. “Al unirnos al equipo de Albor nos dimos cuenta de que el conocimiento colectivo de la comunidad de productores que usan el sistema sería un gran beneficio para nosotros, ya que no se trata de tener una idea superior, sino de aprovechar la experiencia y el conocimiento colectivo”, expresó.
Enfatizó que la empresa apuntó a desarrollar un software que siempre esté atento a las necesidades, ya sean fiscales o productivas o de nueva información. “Hoy, por ejemplo, la huella de carbono es importante medirla y a través de Albor se puede medir”, destacó.
Por otra parte, acotó que la resistencia al cambio no es solamente una idiosincrasia paraguaya. “Es la naturaleza humana, que a veces nos hace complicarnos al cambio. Lo que sí ayuda muchísimo cuando hay un líder interno, una decisión de aprender y cambiar”, explicó.
Petersen precisó que la idea es acompañarles a las empresas en la gestión de cambio y entender el momento oportuno para implementarlo, sin forzar. “Todo se va a informatizar, pero cada empresa va a ir haciendo a su ritmo; finalmente, es la gente la que hace la diferencia, no el software”, reflexionó.
Destacó que el modelo de negocio de Albor cambió de una venta única a un modelo de suscripción tipo Netflix, lo que lo hace más accesible. Además, la migración a la nube (Amazon) redujo costos, como la inversión en servidores, y permite un uso más flexible y escalable del sistema.
Enfatizó que con los años la empresa aprendió a enseñarles a los productores a mirar los registros, que son muchos, y a disfrutar del esfuerzo del registro.
Finalmente, dijo que el mayor desafío que tiene hoy la firma es brindar una solución a empresas de menor estructura. “Creo que sí, mi sueño es ayudar a que haya más alimentos en el mundo a través de una herramienta informática. El desafío de Albor es simplificar y tomar los datos con nuevas integraciones para darles una solución económica viable a productores de escala inferior a lo que hoy más nos busca en el mercado”, concluyó.