Las lluvias continuas y las condiciones propias de los suelos bajos y arcillosos atrasaron la siembra de soja en estas áreas productivas y obligó a apresurar la implantación en las pocas ventanas disponibles. Por otra parte, además de las abundantes precipitaciones, las bajas temperaturas también están retrasando la germinación, expresó a Productiva el Ing. Agr. Daniel Vasconsellos, gerente general de Vanguardia Agronegocios S.A.

 

El profesional explicó que la soja en los campos de arroz presenta una realidad distinta, principalmente en esta campaña, por las condiciones climáticas y las características propias de los suelos bajos y arcillosos. “La soja tiene otra realidad, es otro cultivo, las lluvias importantes que cayeron posterior a la siembra hicieron que le cueste más salir. Estamos esperando que terminen las últimas germinaciones”, acotó.

 

La soja en campos bajos es un desafío, debido a su sensibilidad a la humedad excesiva, y este año las condiciones climáticas complicaron aún más la situación al retrasar las labores de siembra. “Se necesita un cierto nivel de humedad para la siembra, no tiene que estar muy húmedo, pero tampoco tiene que estar seco el suelo. Entonces, cuesta tener esa ventana de siembra, porque tuvimos lluvias semanales y con la cobertura que tenía ese suelo bajo y arcilloso costaba que alcance las condiciones óptimas de humedad para poder iniciar la siembra. Eso causó un retraso y en la poca ventana que tuvimos uno apuró la siembra”, explicó.

 

Vasconsellos subrayó que siempre es más difícil el cultivo de la soja en campos bajos donde naturalmente se trabaja con el arroz. Aunque resaltó que ya existen variedades más adaptadas. “Seguramente, con los años va a convertirse en un cultivo que va a soportar mejor las condiciones de humedad de los campos bajos arcillosos”, acotó.

 

Como punto positivo, mencionó que trabajar en campos de arroz con la soja y si el clima cambia más adelante y surge la necesidad de irrigar el cultivo, algunas parcelas están preparadas. “En el caso particular nuestro tenemos algunas áreas que vamos a poder regar, otras no van a estar preparadas para el riego. Vamos a depender de las lluvias, pero estamos arrancando una campaña con buena humedad”, expresó.

 

Sobre el punto de equilibrio en los campos bajos, dijo que con los precios actuales está en torno a los 2500 kg por hectárea. “No varía mucho de los campos tradicionales, 2500 o 2600 kg, según el precio. Lo que tendríamos adicionalmente es el costo de riego y energía, pero en cuanto a fertilización y manejo de cultivo es muy similar”, precisó.

 

Comentó que el año pasado se logró un rendimiento aproximado de 2500 kg por hectárea y que la expectativa es superar este año las 750 hectáreas sembradas con los ajustes que se vienen realizando, además del conocimiento y la tecnología que se van sumando.

 

Enfatizó, igualmente, que la rotación es una herramienta agronómica muy importante para eliminar las malezas difíciles del arroz, además de mejorar la estructura y la fertilización del suelo. “Es una práctica muy beneficiosa para ambas culturas”, expresó.

 

Por último, resaltó que, a pesar del desafío que implica producir en este tipo de suelos, hay mucho entusiasmo en torno al inicio de la campaña y se aguarda que los resultados sean favorables en esta primera etapa del cultivo con un buen establecimiento de las plántulas. “Estamos comenzando la campaña, hay mucho camino por delante, pero el productor agrícola siempre es positivo, esperando con buena vibra lo que se viene para adelante”, aseguró.

 

[Foto: soja emergida en campos bajos / Archivo / Productiva C&M]