El biocombustible puede ser una oportunidad estratégica para potenciar el campo y los negocios del sector productivo, además de apuntar a la soberanía energética, considerando que en Paraguay están dadas las condiciones por su excelente producción agrícola, expresó a Productiva Massimiliano Corsi, presidente de la Cámara Paraguaya de Biocombustibles y Energías Renovables (Biocap). Subrayó que la capacidad industrial instalada a nivel nacional es muy alta, con una inversión privada bastante grande, además de la planta alcoholera de Petropar.

 

Para el titular de Biocap, la conexión del agronegocio con la energía es clave, ya que los excedentes pueden convertirse en biocombustible y abordar así desafíos de alimentos y energía ante el crecimiento poblacional, aprovechando los recursos que dispone el país.

 

“Por ejemplo, de una tonelada de soja hay un 80 % de proteína normal y 20 % de energía, que sería aceite para transformar en biocombustible. Este tipo de negocios se complementan muy bien: alimentos y energía. Se suma la fuerza de la eficiencia y de la sostenibilidad”, remarcó.

 

Resaltó que para la producción de los biocombustibles líquidos Paraguay tiene una capacidad instalada muy buena, con una inversión privada muy grande a nivel nacional, además de la planta alcoholera de Petropar.

 

“Lo que hoy día tenemos es el biodiésel y el etanol, para biodiésel hay una mezcla obligatoria y la resolución dice hasta el 5 %. Por otro lado, sabemos que, en Paraguay, con relación al etanol, tenemos la mezcla más alta del mundo junto a Brasil, que es hasta 30 %”, explicó y agregó que la producción y el consumo de este año del biocombustible más o menos es similar a la del año pasado en cantidades.

 

Corsi enfatizó que el biocombustible es una alternativa eficiente, efectiva y sostenible. “Tal vez si hacemos biocombustibles en Europa, no están dadas las condiciones, como sí lo están en América Latina, ya que está muy conectado el agronegocio con el biocombustible”, acotó.

 

Señaló que en Paraguay es una opción más que viable, ya que puede aprovechar la infraestructura existente de distribución de los emblemas, además de la capacidad agrícola del país para generar la materia prima. “La soja, los cereales o la caña de azúcar transformemos en alimentos para la demanda al exterior y los residuos los industrializamos para transformarlos en biocombustibles para la transición energética, que es un compromiso que tiene Paraguay y que tiene el mundo”, manifestó.

 

Según el presidente de Biocap, cada país debería aprovechar sus recursos para definir su rumbo energético. Sudamérica y Brasil, en particular, son ejemplos de cómo el biocombustible puede potenciar el campo y los agronegocios, generando un círculo virtuoso que incluye producción primaria, alimentos y proteína animal, como la alimentación de ganado.

 

“Este gobierno comenzó con una agenda verde; por ejemplo, cambió la obligación de mezcla de biodiesel del 2 al 5 %. Nosotros por el lado del biodiesel tuvimos un salto muy grande. Con el aumento de volumen de producción de mezcla pudimos bajar el precio y empezamos a tener industrias más sólidas”, expresó.

 

Subrayó que es un tema estratégico para el país, considerando la falta de petróleo y las condiciones adversas para recibir hidrocarburos, lo que hace importante fortalecer la soberanía energética para evitar problemas de negociación en el futuro.

 

Paraguay actualmente exporta energía, pero si no se trabaja adecuadamente en la materia energética, podría convertirse en un importador. Aunque hay excedentes para los próximos años, el crecimiento de la demanda debido a la tecnología, inteligencia artificial y nuevas industrias podría llevar al país al límite. “Paraguay, como los otros países de Latinoamérica, tiene las condiciones y la necesidad de transformar y consumir biocombustibles”, afirmó.

 

En ese sentido, expresó que la cámara está llevando a cabo una campaña para demostrar la importancia del biocombustible, presentando números y ejemplos como la política de Estado de Brasil, que está impulsando los agronegocios y transformando excedentes en biocombustible. Esta estrategia beneficia la agroindustria y contribuye a mejorar el ambiente, cumpliendo acuerdos internacionales sobre transición energética.

 

[Foto: Massimiliano Corsi / Gentileza]