Actualmente, en la producción eficiente de leche no es suficiente considerar los cuatro pilares fundamentales de la ganadería: sanidad, nutrición, manejo y genética, sino que se suman factores como la robotización para apuntar a una lechería más profesional y efectiva, con el fin de generar un margen de rentabilidad importante para el inversor.
Glenio Eckert, socio director de Cabaña Paraíso, ubicada en Corpus Christi, departamento de Canindeyú, habló con Productiva sobre el trabajo cotidiano realizado en el establecimiento. En ese sentido, mencionó que cada día se lleva a cabo el ordeñe robotizado a partir de las cuatro de la mañana y se provee una doble ración al animal: una a la mañana y otra a la tarde.
El manejo robotizado del tambo fue implementado hace más de un año, desde enero de 2021. El establecimiento cuenta con personal que acompaña el sistema robotizado durante el día y manejan a las vacas que deben ser ordeñadas.
Entre los beneficios de la robotización, señaló que la tecnología ayuda al manejo del tambero que trabaja todos los días. Agregó que también favorece a la producción porque las vacas son bien ordeñadas. “Por ejemplo, se ha observado que el costo de la medicación se redujo en un 90 % y las complicaciones para el ordeñe son menores”, indicó.
Comentó que desde la incorporación del sistema robotizado el promedio de producción en la finca es de 30 litros por vaca, pero está en los planes apuntar a 40 litros por vaca.
“El verano pasado sufrimos porque teníamos que incorporar el robot y debíamos desligar todos los sistemas, dejar la vaca al calor y ahí no conseguimos hacerlo rápidamente, pero este verano estamos muy bien”, relató.
Por otra parte, contó que tenían pensado incorporar ventiladores porque en un momento el costo del túnel de viento era más elevado que los ventiladores. Sin embargo, al realizar el análisis de costo con la cantidad de animales en producción se optó por incorporar el túnel de viento.
Bienestar. A este esquema robotizado y la suma del túnel del viento, otra herramienta importante es el compost barn. En esa línea de trabajo, Glenio señaló que se hace una remoción de la cama dos veces al día, luego el tractor pasa a realizar una mezcla. La cama recibe un metro cúbico de aserrín por vaca al mes y, por lo general, se realiza un cambio de forma anual, pero en este caso indicó que tuvieron que aumentar la cantidad y el periodo ante la modificación del manejo este año.
Este sistema beneficia a la salud, higiene y el bienestar de los animales, así como al personal que hace esta labor.
En la parte genética explicó que buscan una vaca holando de tamaño mediano, con un promedio de 500 a 550 kg. La provisión de genética se hace mediante una inseminación en cruzamientos de color rojo y blanco, además de un apareamiento correctivo.
Entre las herramientas a implementar, habló de mejorar la comunicación dentro del tambo, la producción y la salud de los animales.
Otra técnica aplicada es la utilización de música para aliviar a la vaca del estrés. “Es para que las vacas escuchen varias voces y no se molesten con nada”, refirió.
Nutrición. El Dr. Wilian Miola, gerente de la unidad de Negocios de Leche de Granusa, comentó que los animales de altísima capacidad productiva requieren de un ajuste nutricional para acompañar ese potencial productivo. “Es importante acompañar con una correcta nutrición animal porque va a ayudar a reflejar ese potencial y la idea es entender lo que se provee vía dietas. Dentro del sistema robotizado del tambo, se provee el balanceado para complementar lo que no viene a través de la dieta y aumentar el nivel productivo de cada animal”, manifestó.
“Si tengo un animal de un promedio de 30 litros, mediante estos ajustes puedo tener un animal de 40 hasta 60 litros”, ejemplificó.
La idea del balanceado por medio del sistema robotizado es atender el requerimiento nutricional. A diferencia de otros sistemas en donde solo se provee una nutrición para todo el promedio, este sistema robotizado permite atender a cualquier nivel productivo porque la cantidad de balanceado colocado es particular para cada animal.
En este aspecto, explicó que lo proveído a través del robot es independiente a cada animal y solo se evalúan algunos parámetros como el nivel productivo del animal y los días de lactación. “Si está más fresco en producción, recibe un mayor aporte porque tiene más capacidad de respuesta en leche y necesita una dieta más concentrada. Un animal de larga lactación y con menor producción demanda menos cantidad de balanceados”, agregó.
En ese aspecto, reiteró que el ajuste es independiente a cada animal y de acuerdo al potencial productivo. Además, puede variar según el promedio general del tambo y a partir de eso se calcula un porcentaje para cada nivel productivo adicional que posee el animal.
En cuanto a la precisión, indicó que el objetivo es buscar la eficiencia porque en algunos casos se observan animales de altísima producción, pero al tratar de formular el promedio del lote se coloca un factor de ajuste para obtener el promedio de producción y el porcentaje que se encuentra en ese segmento es de entre el 10 y 15 % del lote. “Hay animales que producen entre el 20 y 30 % más y nosotros no conseguimos alcanzar ese promedio, entonces ese animal que tenía alta eficiencia no alcanza todo su potencial y la tendencia es ser mucho más eficientes porque se logra más producción de la capacidad que tenía ese animal”, detalló.
Comentó que el sistema robotizado es muy práctico, ya que al tener toda la información sobre la variabilidad de producción y ordeñes se consigue evaluar si hay un cambio desde la nutrición o manejo diferente. “El ajuste que usted haga lo va a sentir porque el cambio va a ser rápido y puede evaluar día a día lo que está pasando con el animal”, destacó.
Entre las recomendaciones, añadió que el balanceado tiene que llamar la atención del animal y el diferencial está en la formulación, como un aroma específico y el contenido de la dieta. “Al consumir mucho por la alta producción tiene que tener aditivos tamponantes y niveles de minerales específicos porque si trabajo a niveles muy altos de sodio y calcio, el animal no se va a estimular para el consumo”, resaltó.
Subrayó, finalmente, que el balanceado debe ser específico para atender una demanda puntual por parte del tambo y de cada animal.
[Material publicado en el segmento Ganadería Productiva de la edición Nº 88 de febrero de Revista Productiva, páginas 18 y 19]
[Foto : Revista Productiva]