El ensilaje planta entera es una práctica extremadamente útil para generar la ración animal en cantidad y calidad; sin embargo, su efecto en el suelo también es importante por los niveles de extracción y la falta de cobertura que genera.

 

Como el sector agropecuario es una fuente inagotable de adopción de tecnología, hoy existen herramientas que ayudan a mitigar este escenario y que se convierten en alternativas para producir alimentos para los animales y a la vez para que los productores sigan manejando eficientemente el principal recurso que poseen: el suelo.

 

Es así que en la Estancia Don Chino, propiedad de Sucesores de César Zavala, se aplica el earlaje de maíz con resultados fantásticos en cuanto a calidad de recursos forrajeros para nutrir a los animales confinados en el establecimiento.

 

El Ing. Agr. Benjamín Griffith, responsable técnico de la unidad de producción, recibió gentilmente al equipo de Productiva en este campo situado en Tacuatí, departamento de San Pedro. Allí explicó que aplican dos sistemas de suministro de comida para el confinamiento: uno es el ensilaje planta entera y el otro, el earlage, que consiste en la cosecha de la espiga solamente, que es picada y embutida directamente.

 

La ventaja del earlage es que ofrece una dieta prácticamente completa. Además, ayuda a la cobertura del suelo, ya que se cosecha solo la espiga y la planta cae en la parcela. “Es una dieta casi completa porque es muy poco lo que vas a estar poniendo en la batea del animal para su requerimiento nutricional y con este sistema estamos ya hace dos años”, indicó.

 

Expresó que en la empresa están muy contentos por la ganancia de peso de los animales y el costo en sí que genera este sistema porque deja mucha más cobertura en el suelo y eso es lo que todo agricultor quiere.

 

Cobertura. En este campo es imprescindible la cobertura orgánica, porque actualmente se convirtió en un suelo de agricultura que trabaja para intensificar la ganadería.

 

¿Cómo es eso? Griffith comentó que en esta unidad de producción, que anteriormente era campo ganadero, hoy solo se recibe a los animales para terminación, provenientes de los demás campos que tiene la empresa. Ese manejo implica reducir la superficie de pasturas y ampliar el área de maíz, tanto para ensilaje planta entera como para earlage. “Solo aquellos animales que no logren adaptarse al ensilaje o al earlage podrán permanecer sobre pasturas”, precisó.

 

Expresó que anualmente confinan 2600 cabezas. Agregó que los animales más pesados van entrando en el sistema earlage por la ganancia de peso y van saliendo en un periodo de entre 50 a 65 días de encierro. “Los animales ingresan con un peso de 382 kg y salen con casi 500 kg, mientras que los más livianos entran al silaje. El promedio de encierre es aproximadamente de 90 a 100 días”, añadió.

 

Campos degradados. Benjamín explicó que en esta unidad de producción manejan agricultura sobre 330 hectáreas, una superficie que anteriormente albergaba pasturas de tanzania y colonial. Añadió que debieron realizar inicialmente una remoción de suelo con tres pasadas de rastra pesada y una liviana para empezar la siembra.

 

Otra de las herramientas vitales en estos suelos arenosos de San Pedro es el Sistema Santa Fe, que permite desarrollar una pastura junto al maíz.

 

“En cada temporada de maíz nosotros siempre venimos con el Sistema Santa Fe porque en el norte es muy importante la cobertura por los calores intensos que tenemos y es una gran ventaja. En esta parcela hicimos el maíz zafra para el confinamiento. Hicimos 132 hectáreas y pusimos 11-52-00 con 140 a 150 kg por hectárea, también 4 kg de pasto Ruziziensis”, explicó.

 

Expresó que durante toda la campaña hasta el corte se realizaron cuatro aplicaciones de insecticidas que fueron direccionadas hacia la cigarrita que cada año está entrando fuerte y perjudica bastante los rendimientos.

 

“Después de haber tenido un manejo se planifica con los directivos de la empresa para darle un descanso a ese suelo para que se levante bien el pasto que viene golpeado por el tránsito de camiones que tuvo la parcela. Luego, se deseca, se subsola, para posteriormente colocar cal agrícola. La idea es hacer soja zafriña para la rotación”, agregó.

 

Soja. Como toda unidad de negocios que quiere seguir intensificando la actividad agropecuaria, se integró a este plan de manejo la siembra de soja. Antes de este rubro ese suelo fue cubierto con una cobertura de pasto.

 

“Al ser una leguminosa el cultivo siguiente, como la soja, también recibirá un plus adicional ese suelo para posteriormente incorporar nuevamente una pastura”, agregó.

 

Comentó que en este primer año de soja sembraron la variedad M6410 IPRO, “que es una 4×4 porque se adapta a todo tipo de suelo y más aún ante los calores intensos que tenemos”, relató.

 

Toda el área fue cubierta con la M6410 IPRO y hasta el momento de la visita, la soja tenía 65 días de ciclo. En ese tiempo recibió dos aplicaciones de insecticidas y una primera de fungicida. “Con la seguidilla de lluvias –hasta ese entonces- empezamos con el primer fungicida antes de que cierren las líneas para llegar bien abajo con los productos”, agregó.

 

Generalmente, en suelos nuevos la soja no tiene un buen rendimiento, por ende, es necesario realizar un adecuado esquema de fertilización. En esta unidad de producción realizaron un manejo nutricional con la línea Incentia de DVA Agro Paraguay.

 

Indudablemente, el coraje de los productores para invertir en el desarrollo agropecuario es admirable, ya que estos campos degradados no eran lo suficientemente capaces de producir para mantener un margen de ganancia que permitiera sostenerse en el negocio; sin embargo, con un manejo eficiente se logra potenciar la ganadería, cuidar el suelo y producir una agricultura sostenible de la mano de la siembra directa y la rotación de cultivos.

 

[Material publicado en el segmento Ganadería Productiva de la edición Nº 79 de mayo de Revista Productiva, páginas 18 y 19]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]