La variabilidad de las condiciones del mercado genera contratiempos en las unidades de producción ganadera, por ende, buscar una alternativa o estrategia que mantenga el punto de equilibrio en el sector pecuario es una tarea importante desplegada en la actualidad.

 

Es así que en la Cabaña Kerandy, ubicada en Coronel Oviedo, departamento de Caaguazú, se expuso una realidad y las soluciones aplicadas para buscar un margen de renta sin perder productividad.

 

El Lic. Daniel Pérez, administrador en Cabaña Kerandy, mencionó que la unidad de producción se basa en el ciclo completo de la ganadería y todos los productos son vendidos como reproductores al mercado, tanto de machos como de hembras preñadas. Se trabaja con la Diferencia Esperada de Progenie (DEP) como herramienta de selección, de modo a producir individuos superiores.

 

El campo consta de 1200 hectáreas, de las cuales 200 hectáreas son destinadas a pasturas y el resto, a la cría, mientras que la recría y la terminación se realizan en estructuras de confinamiento.

 

En la parte nutricional la empresa realizó un giro en el esquema de producción después de la difícil situación económica que se vivió con la pandemia y los años seguidos de sequía. “Hoy hacemos un producto más funcional y adaptado a campo; utilizamos solamente el confinamiento en situaciones de necesidad, pero la idea es utilizar las pasturas”, detalló.

 

En ese sentido, indicó que Granusa forma parte importante de las mejores estrategias de manejo utilizadas. Dijo que el nuevo esquema a campo empezó con la recorrida de potreros y con los análisis de los pastos, a fin de identificar qué categoría suplementar y en qué potrero, además de los requerimientos.

 

Realizamos el destete, luego los animales ya van a pasturas con una suplementación de inicio. La preparamos aquí en el campo utilizando los núcleos correspondientes para la categoría y hacemos evaluaciones funcionales de la ganancia de peso”, acotó. En el caso de que se necesite hacer cambios en las categorías, Granusa acompaña los ajustes requeridos en el balanceado, precisó.

 

Acompañamiento. Francisco Benítez, asesor técnico comercial de Granusa en la región, en cuanto a la reestructuración de los modelos productivos, comentó que anteriormente el sistema implicaba sacar el ternero de la madre con cinco a seis meses de edad, enviarlo a confinamiento y llevar a los machos hasta los 23 o 24 meses y a las hembras hasta los 20 meses, lo que generaba un desembolso muy alto y un costo muy oneroso que no era remunerado.

 

Es así que la empresa decidió hacer un levantamiento de todo el campo, teniendo en cuenta las mediciones de las hectáreas de pasturas implantadas, campo natural y dimensiones de los postreros. “Creamos prácticamente la hoja de ruta para tratar de aprovechar lo que el campo tiene en volúmenes de fibra y determinar qué nivel de suplementación vamos a trabajar en la ganancia de peso que debemos tener en función del objetivo”, subrayó.

 

Actualmente, se trabaja con las categorías de vacas y vaquillas en función al requerimiento de proteína, mientras que para el carimbo 3 se van determinando los potreros con mejor nivel nutricional por medio del análisis que se realiza en laboratorio.

 

Si nosotros no cuidamos la parte nutricional, muchas veces esa genética no es expresada en el animal tanto en el macho como la hembra, por ende, nosotros tratamos de ver el objetivo de cada categoría, y en función a eso siempre estamos otra vez ajustando el nivel de intensificación en lo que es suplementación”, destacó.

 

[Material publicado en el segmento Ganadería Productiva de la edición Nº 108 (octubre) de Revista Productiva, página 18]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]