Antonio Tischler es el protagonista de esta edición de Revista Productiva. Ya conocimos su historia en “Productiva Life, la vida del productor como nunca te la contaron” y en esta ocasión compartimos la entrevista con nuestros lectores. Este hombre de campo destaca que desde chico sintió ese amor por el trabajo de la chacra, un sentimiento que lo acompañó a medida que fue creciendo y que lo motivó a elegir su profesión: ingeniero agrónomo. Es ese mismo amor el que ahora les transmite a sus hijos.

 

Antonio, recordanos tus inicios Nací en 1980.

Mis padres se habían conocido un poco antes y sucesivamente nacieron mis otros hermanos. Tengo dos hermanos varones y una hermana que es la menor. Después de haber estudiado y haber hecho todo lo que hice hoy estoy trabajando en el campo.

 

Nuestra mejor etapa fue en los años 1980/1990. Yo era muy travieso, jugaba al fútbol y a la bicicleta en esa época. Nosotros tuvimos una infancia muy linda con los cuatro hermanos y la pasamos muy bien. Nos divertíamos sanamente, buscábamos formas para dibujar y diversiones con los vecinos siempre al aire libre.

 

En la primaria, al comienzo mi madre nos llevaba a la mañana temprano y después ya conseguimos transporte escolar. Después, en la secundaria yo pasé a la escuela agrícola, que estaba más retirada de mi casa, en Bella Vista.

 

Me cuentan que desde muy chico yo era muy fanático de la chacra. Mi papá se levantaba por la mañana para hacer su mate, se ponía su pañoleta y su sombrero y cuando él se sentaba en la camioneta yo era el primero que estaba en la camioneta.

 

Desde pequeño tuve ese amor por el trabajo de campo y creo que eso fue la inspiración también para que yo continúe y que mis hermanos también entren en ese ritmo.

 

“Desde pequeño tuve ese amor por el trabajo de campo y creo que eso fue la inspiración también para que yo continúe y que mis hermanos también entren en ese ritmo”

Cuando estaba en la escuela agrícola, haciendo los últimos días de la parte académica, le decía a mi mamá que no iba a estudiar más, que iba a trabajar nomás, pero le hacía a propósito porque sabía que ella tenía un objetivo claro que era hacernos recibir a los cuatro.

 

Hasta que un día me vestí todo y ella me dijo “¿a dónde te vas a ir?”, y me voy a la facultad, le dije, y ahí se echó a llorar. “Voy a estudiar agronomía, lo que me gusta”, le dije, y ella se quedó muy emocionada.

 

Gracias a Dios pude terminar mi carrera y le dediqué mi título a ella y a mi papá.

 

¿Cuándo comenzaste a trabajar en el campo?

En el campo empecé a trabajar cuando salí de la escuela agrícola, para acompañarle a papá. Ya nos ocupábamos de diferentes trabajos como la cosecha, siembra y así fueron pasando los años.

 

Después me surge una maestría y le dije a mi mamá “Yo voy a estudiar otra vez” y me dijo que aproveche. Y terminé también la carrera y le dediqué otro título más a ella con alegría y una dedicación para mi padre que ahora ya no está con nosotros.

 

¿Te llevabas bien con tu padre?

Al comienzo fue complicado trabajar con mi padre porque tenía su mentalidad y siempre tratamos lentamente de hablar con él, tomamos algunas decisiones malas, pero siempre tuvimos respeto hacia mi papá.

 

También a la nueva generación que está saliendo ahora de la facultad y que empieza a trabajar con sus padres, siempre digo que vayan con calma y que no choquen con sus padres porque mientras estén siempre les van a ayudar.

 

Recordás alguna anécdota en particular con tu padre

Un año nosotros quisimos plantar maíz zafriña, pero él (mi papá) no quería, pero ya estaba acompañándome mi hermano Eduardo y él dijo “yo voy a sembrar maíz”. Ahí también soy muy agradecido con el Sr. Rudy Dressler que fue uno de nuestros mentores en la implementación de maíz.

 

Plantamos el maíz, salió, pero después vino la helada. Ahí mi papá nos dijo “ahí tienen su maíz”, pensando que la helada echaría a perder toda la producción.

 

Estuvimos preocupados, pero luego vino un amigo a cosechar el maíz, hicimos todos los arreglos e hicimos los pagos. Luego, mi hermano le sienta a mi papá en el quincho y le dice: “acá hay un cheque para vos”. Allí mi papá respondió y le dijo: “de qué es eso”.

 

Pasaron las semanas y un día él nos llama. Tenía un papel amarillo y nos dice: “tomen, este es para ustedes, les compré para su maicera para que desde ahora hagan el maíz y hagan lo que ustedes piensen que es mejor para la chacra”.

 

Ahí parece que él se alivió y vio que podía confiar en nosotros.

 

¿Cómo fueron enfrentando la administración del campo?

Cuando nosotros empezamos a trabajar nos tocó una sequía y después fueron varias sequías más que pasamos mal. Después siempre están las alegrías de los años buenos, en los que uno puede hacer otra inversión.

 

¿Cuál fue el momento más difícil que tuvieron que enfrentar?

Para mí lo más triste fue la noticia de la muerte de mi papá. Fue un día triste para mí. Hoy, gracias a Dios, todavía estoy contento de tenerle a mi mamá, porque gracias a ella también nosotros hoy estamos acá y ella tenía esa mente ganadora de salir adelante siempre.

 

Otra de las alegrías más grandes son mis hijos. Los dos que están conmigo, todavía son chicos, pero los dos están teniendo esa sangre del campo y cuando pueden me acompañan; son fanáticos de las maquinarias y de los cultivos.

 

¿Cuáles son los valores más importantes?

Lo más importante creo que es la humildad, ser amable y ayudar a los demás. Papá y mamá siempre me dijeron que hay que ser respetuoso y buscar siempre un bienestar para mi familia.

 

Mensaje final

Quiero agradecerle a la gente que trabaja con nosotros, tenemos mucho personal que día a día trabaja acá. Gracias a ellos también vemos el progreso porque uno solo no va a poder trabajar.

 

A mi señora, que me ayuda también en la chacra y que está en casa con los niños. Estamos trabajando los fines de semana, a veces no hay feriado, para mí es una satisfacción tenerla y a mis dos hermosos niños.

 

A la gente que sigue criticando al agro, eso creo que ya quedó un poco en el pasado. Nosotros tenemos nuestra gente que trabaja acá y esa gente otra vez tiene a su familia, y todo lo que nosotros producimos tenemos que facturar a la hora de vender.

 

Le invitamos a esa gente a que venga a vivir el día a día. A veces es fácil criticar el trabajo, pero no ven lo que legalmente estamos aportando.

 

FICHA PERSONAL. Antonio Tischler es un productor que trabaja junto a su familia en Colonia Morena’i, en Obligado, Itapúa. Nació en 1980 y desde niño, gracias a sus padres, amó el campo. Es ingeniero agrónomo y posee un posgrado en agronomía. El conocimiento acumulado en este tiempo le ha llevado a construir una unidad productiva eficiente, con la incorporación de tecnología y estrategias innovadoras.

 

[Material publicado en el segmento Entrevista de la edición Nº 116 de junio de Revista Productiva, páginas 14 y 15]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]