La actividad de la industria aceitera argentina registró en junio de este año un aumento del 29,5 % y 2,2 % con relación al mismo mes de 2023 y 2022, respectivamente, según datos del Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) del vecino país, y gran parte de ese crecimiento fue posible gracias a la importación de 2,24 millones de toneladas de granos de soja –que en más de un 95 % provino de Paraguay.

 

El portal Bichos del Agro resalta que casi el 20 % de la soja procesada por la industria aceitera argentina en lo que va del ciclo comercial 2023/24 provino de Paraguay.

 

Destaca, además, que en los tres primeros meses del ciclo comercial 2023/24, si bien la cosecha argentina de soja se recuperó, Paraguay sigue exportando grandes volúmenes del grano a su vecino para garantizar el funcionamiento de las industrias oleaginosas localizadas en la zona de influencia de Rosario.

 

El procesamiento argentino de soja entre abril y junio de este año fue de 11,76 millones de toneladas, una cifra 25 % superior a la registrada en el mismo período de 2023, según datos oficiales.

 

El dato –según resalta- es que gran parte de ese crecimiento fue posible gracias a la importación en el trimestre de 2,24 millones de toneladas de granos de soja –que en más de un 95 % provino de Paraguay-, una cifra que representó el 19 % de la molienda argentina del período.

 

La Secretaría de Bioeconomía de Argentina estima que, con una cosecha proyectada de 49 millones de toneladas, en el presente ciclo 2023/24 la importación de soja sería de 4 millones de toneladas.

 

Así, con un stock inicial previsto de casi 6 millones de toneladas, la molienda argentina de soja en 2023/24 sería de al menos 45 millones de toneladas para disponer de una oferta exportable del grano de 7,50 millones de toneladas.

 

El medio acota, no obstante, que a pesar del importante aporte de la soja importada que se viene registrando en lo que va del ciclo comercial 2023/24, el nivel de actividad de las fábricas aceiteras argentinas no logró aún superar los máximos históricos de 2021 y 2019. Explica que este fenómeno se debe a conflictos sindicales, problemas logísticos y un lento ritmo de comercialización de la oleaginosa por parte de los productores argentinos.

 

Aclara, además, que la situación actual no es comparable con la del año pasado debido a la crisis de oferta provocada por una sequía histórica que obligó a importar más de 10 millones de toneladas de poroto de soja de países limítrofes como Paraguay.

 

“En el ciclo 2022/23 Paraguay “salvó” a la industria aceitera argentina al proveerle más de 10 millones de toneladas de poroto de soja en el marco de un fracaso histórico de la cosecha local ocasionado por una sequía devastadora”, afirma el medio.

 

En ese sentido, precisa que «en junio pasado el nivel de actividad de la industria oleaginosa se recuperó luego del desastre productivo registrado en 2022/23, pero sigue lejos de los máximos históricos de la última década».

 

De acuerdo con los datos del último informe de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), en el primer semestre del año Paraguay exportó a su principal mercado, Argentina, el 76 % del total embarcado, es decir, 4 143 920 toneladas.