Sin dudas el maíz pasa por un momento de alta variabilidad de precios y esto incluso conllevó a que el agricultor no lo incluyera en su plan de manejo, pero en esta edición de Revista Productiva compartimos la experiencia de William Frantz, productor de Domingo Martínez de Irala, departamento de Alto Paraná, quien apunta a ejecutar en sus parcelas los conceptos de plantabilidad para apuntar desde un inicio a una mayor productividad.

 

Comentó que la agricultura precisa de eficiencia en todos los cultivos y la posterior comercialización, ya que los márgenes de ganancias son muy ajustados. En su caso, indicó que hace algunos años trabaja en la cuestión de plantabilidad y toda la información que recaba la comparte con sus colaboradores.

 

Entre los puntos fundamentales, señaló la importancia de la velocidad de siembra, óptima calibración de las máquinas, la condición de humedad en el suelo, al igual que el entrenamiento de los colaboradores en el campo. “Vale mucho el entrenamiento de las personas que trabajan con los agricultores”, remarcó.

 

Otro componente valioso es la profundidad de siembra. En ese sentido, Frantz mencionó que para el cultivo de maíz estaría entre 4 a 5 cm, dependiendo de las condiciones climáticas y del suelo. “A veces en una mala condición vas a tener un día o dos días de diferencia de emergencia, pero va a emerger y eso va a causar un problema porque la planta que sale primero va a crecer antes y va a ser la planta dominante”, manifestó.

 

El productor resaltó que cada planta tiene su espacio, además debe conseguir la misma cantidad de nutrientes y de luz solar.

 

En cuanto a su experiencia en la incorporación del sistema santa fe, señaló que trae mucha seguridad por la mejora de las condiciones físicas, químicas y biológicas del suelo, así como la penetración de agua. Detalló que luego del exceso de lluvias de este año se pudo observar la diferencia.

 

En el primer año del maíz vas a perder un poco de productividad con el sistema santa fe haciendo un buen trabajo, pero en dos a tres años va ir mejorando todo el sistema y vas a empezar a producir más”, destacó el agricultor.

 

El sistema santa fe permitió alcanzar una alta tasa de infiltración del agua en poco tiempo y mayor reciclaje de nutrientes, principalmente del potasio, acotó. Recordó, además, que las lluvias alcanzaron 100 mm en una hora, pero la captación de agua observada fue mejor.

 

Cigarrita. A nivel de plagas, la cigarrita siguió generando daños en el campo del productor, no obstante, el manejo preventivo y un control eficiente ayudaron a sobrellevar la alta presión. El productor hizo hincapié en la importancia de elegir los materiales adecuados y el uso de biológicos como complementos de las soluciones químicas.

 

Las empresas de biotecnología están trabajando fuerte en eso para ir mejorando y trayendo materiales cada vez más tolerantes a cigarrita”, subrayó el entrevistado.

 

Indicó también que la cigarrita está hospedada en las pasturas con una alta presión. En este sentido, precisó que realiza un trabajo de control entre 5 y 10 días, dependiendo de las condiciones climáticas.

 

Sobre las enfermedades que atacan al cultivo de maíz, mencionó que el número de aplicaciones de fungicidas se eleva hasta tres o cuatro veces. “En nuestra región no hay forma de sembrar maíz sin fungicida; en los últimos cuatro años las enfermedades aumentaron demasiado, pero siempre estamos trabajando”, detalló.

 

En lo que respecta al sistema de fertilización, señaló que trabaja con 300 kg de abono nitrogenado (12-15-15). Dijo que es complicado utilizar sulfato por la cuestión de valor del maíz.

 

La estimación del costo de producción de maíz zafriña se mantiene entre USD 700 y USD 800 por hectárea. Acotó que para obtener un buen margen de ganancia se debería alcanzar 7000 kg por hectárea en esta entrezafra.

 

[Material publicado en el segmento Nota de tapa de la edición Nº 113 de marzo de Revista Productiva, páginas 22 y 23]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]