A través de la agricultura de precisión, los niveles de productividad aumentaron y se unificaron, pero a medida que pasa el tiempo muchos establecimientos buscan nuevos desafíos para seguir apuntando a mayores rindes en aquellos suelos considerados pobres hasta hace poco, pues presentaban severas limitaciones para producir alimentos.

 

Es así que el equipo periodístico de Productiva visitó la unidad de producción de Granos Panambí S.A., ubicada en Raúl Arsenio Oviedo, departamento de Caaguazú, en donde se apunta al desarrollo de la tecnología de inoculación en línea o en surcos o lotes, de la mano de la agricultura de precisión, para proyectar mejores niveles de rendimiento por hectárea.

 

El Ing. Agr. David Florenciáñez, responsable técnico de la empresa, comentó que hace tres años vienen trabajando en agricultura de precisión, con el soporte de la empresa AgrPRO Agricultura Productiva.

 

Recordó que, en principio, el trabajo arrancó en una pequeña parcela de 62 hectáreas, que tuvo muchos problemas de suelo. Posteriormente, se fue avanzando hacia otras áreas con base en resultados positivos. Acotó que hoy las 900 hectáreas están manejadas con tecnología de precisión.

 

“Desde el primer año de servicio se incorporaron todas las recomendaciones de la empresa AgrPRO, en cuanto a tasa variable de calcio, ya sea dolomítico o calcítico. Luego, iniciaron los trabajos de descompactación de suelo en aquellas áreas donde eran necesarios”, explicó.

 

Con relación al historial de hace cinco años, la parcela ha logrado una mejoría de rindes y en la zafra anterior se obtuvo un rendimiento promedio de 4737 kg de soja. “Mejoramos mucho nuestro suelo, la calidad del calcio, el magnesio, boro, con lo cual mejoran también los rindes”, añadió.

 

Expresó que el costo-beneficio de la aplicación es importante considerar, ya que, anteriormente, se aplicaban 2000 kg de calcáreo, mientras que hoy el promedio es de 1300 kg. Añadió que trabajan con tasa variable en línea de plantadoras de fósforo, que inicialmente utilizaban 250 kg de reacción fija por hectárea, mientras que, en la actualidad, en cada zona se va aplicando solamente lo que necesita el suelo, que va de 50 kg hasta 448 kg de fósforo en línea con un promedio de 126 kg de fertilizante.

 

“Si nos da ese parámetro y el mejor manejo para que el costo sea menor y el beneficio sea mucho mayor, es porque se le está dando al suelo la cantidad de fósforo y potasio que necesita. Hoy en día estamos atacando muchísimo las manchas y tenemos parcelas de trigo de buena calidad con los tres años de trabajo. Hay algunos puntos por mejorar, pero lo vamos haciendo cada año”, añadió.

 

Historial
En años anteriores el cultivo presentaba muchas manchas; sin embargo, después de tres años de trabajo van desapareciendo y las plantas cada año van mejorando. Esto define el profesionalismo que se está dando y la recomendación acertada que brinda la empresa, destacó.

 

Previo al trabajo de la agricultura de precisión, el rinde promedio era de 3500 a 3600 kg, pero desde el primer año de incorporación del sistema comenzaron a darse incrementos. En el primer año (2018) se promediaron 3740 kg por hectárea. Florenciañez dijo que mediante el manejo efectivo del suelo se logró aumentar la productividad, incluso por encima de las demás áreas y productores que se encontraban en la zona.

 

En la zafra siguiente (2019) se trabajó en el 100 % de la parcela con la incorporación de la tasa variable en línea, al voleo de potasio y gracias a las condiciones climáticas pudieron cerrar con 4737 kg de promedio, es decir, se dio un salto de 1000 kg de promedio en tan solo dos años.

 

Inoculación
Siguiendo con este proceso de expansión en productividad, para la tercera zafra se proyecta la incorporación del 100 % de la inoculación en surcos y la tasa variable en línea sin cobertura.

 

“En la actualidad, la agricultura de precisión se debe incorporar en el campo y ver todos los métodos para poder producir más porque los costos van subiendo, por lo tanto, con el manejo de la tecnología y la agricultura de precisión se trata de optimizar y mejorar los resultados”, resaltó.

 

La decisión de realizar la inoculación en surcos se tomó con ayuda de AgrPRO, ya que las Agricultura Productiva Ing. Agr. David Florenciáñez bacterias utilizadas son seres vivos que deben llegar hasta el objetivo para lograr un efecto positivo; sin embargo, es difícil saber cuántas llegan al depósito y cuántas van al mezclar con un insecticida, fungicida u otros nutrientes como cobalto, molibdeno hasta que lleguen al suelo. “Por esta razón decidimos incorporar en surcos y directamente inyectarles en el suelo para que se pueda tener más nodulaciones y un mayor efecto”, expresó.

 

Explicó que hoy en día, para producir una tonelada de soja se necesita una cantidad bastante alta de nitrógeno, lo que hace que el costo sea elevado. Añadió que el año pasado analizaron con AgrPRO la situación y concluyeron que las nodulaciones en las raíces fueron bastante buenas, por ende, se determinó que este año se incorporará la inoculación en surcos.

 

“El plan, en ese sentido, es incorporar a los tanques, ir ajustando los puntos y arrancar la zafra 2020/2021 con la inoculación en surcos”, resaltó.

 

El técnico expresó que en las 930 hectáreas se busca producir la mayor cantidad de granos de calidad, por lo tanto, la idea de la empresa es invertir en el suelo y darle todas las condiciones para generar más y a un menor costo, usando las tecnologías eficientes.

 

Acotó que cuando se dispone de un suelo bien nutrido y se le incorporan los defensivos agrícolas, se logran plantas más sanas, más resistentes y rústicas a enfermedades e insectos. “La tecnología nos da una mano para poder manejar mucho mejor, ya que es una planta bien estructurada fisiológicamente y está bien desarrollada, lo que permitirá un mayor aprovechamiento del agua o los nutrientes a un menor costo de algunos defensivos”, explicó.

 

Recomendación
El Ing. Agr. Javier Luna Pastore, director de AgrPRO, comentó que un estudio de la Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária (Embrapa) expresaba que el 85 % de las bacterias que llegan a la chacra están muertas o debilitadas, es decir, esta publicación nos alerta acerca de la gran necesidad de poner nitrógeno en el suelo.

 

Tanto la soja como el trigo poseen una dependencia muy grande del nitrógeno. “Si uno decide fertilizar el suelo con nitrógeno para la soja, no va a ser rentable la producción, por eso se buscó la bacteria en simbiosis para que produzca más. Cuando la bacteria llega debilitada a la producción, no avanza porque la necesidad de nitrógeno es muy elevada debido a la cantidad de proteína que produce la soja; por lo tanto, un precursor de la proteína es el nitrógeno”, precisó.

 

Luna dijo que todas las plantas requieren de nitrógeno y cuanto mayor es la cantidad de proteína producida, más será la necesidad de este componente. La necesidad de tener un producto con nitrógeno para la planta ayudaría al aumento de la cantidad de disponibilidad de nitrógeno para la soja.

 

Indicó que la tecnología, hoy en día, está a disposición de los productores. Agregó que se ha observado en estudios que la inoculación en línea aumenta altamente la producción de bacterias que llegan al suelo y, por ende, tienen nodulaciones activas.

 

Compactación
Por otra parte, mencionó que la mayoría de los productores piensa que en el sistema de plantío directo no se debe tocar el suelo. Precisó que si bien no es recomendable hacerlo, existen situaciones en las que debido a los años de trabajo se generan los suelos compactados. “Cuando extraemos muestras, hacemos un estudio de compactación de suelo y cuando los niveles son muy altos no se puede hacer una descompactación con vegetales porque ni un abono verde consigue romper las camadas adensadas, por lo tanto, ahí se requiere hacer un trabajo de descompactación de suelo una vez que los indicadores sean altos”, expresó.

 

Generalmente, dentro del trabajo de extracción de muestras se hace una medición de compactación y si el nivel está alrededor de 30 a 40 % de la parcela, por ejemplo, el nivel de pérdida estaría en estos órdenes también.

 

Luna Pastore comentó que en los sistemas intensivos de trabajo, como ocurre en la colonia, no hay mucho tiempo para dejar descansar una chacra, por eso se recomienda la descompactación.

 

Como parte de la recomendación, explicó que con la primera parcela con la que se tuvo un problema se pudo encontrar una solución con un abono verde, ya que el principal inconveniente eran los nematodos. Por ello, resaltó que el estudio de la tierra realizado debe ser completo, de tal forma a eliminar los problemas que normalmente no se ven, tratando de incorporar herramientas biológicas.

 

“Nosotros trabajamos en fertilidad del suelo y nutrición de plantas, es decir, no le vemos al suelo como un ente independiente de la planta o animal, sino más bien es una entidad que debe tener la cantidad de nutrientes necesaria para cada cultivo que alimentamos. El suelo puro es una cosa y el suelo con una planta encima es otra”, precisó.

 

El profesional de larga trayectoria en el manejo de suelos resaltó que en esta unidad de producción se comenzó en una pequeña parcela con algunos problemas puntuales, pero luego se fue encontrando la solución y actualmente los resultados están a la vista.

 

“Diseñamos con David (Florenciáñez) lo que teníamos que hacer y se lo presentamos a Eddy (Neufeld), un productor que entiende mucho. No hay mucha gente que sabe de agricultura y de números porque en los números está la diferencia; ahí hablamos con Eddy sobre los beneficios que podría traer este tipo de tecnología y finalmente la aceptó”, recordó.

 

Dijo que para sostener los procesos productivos es necesario elevar la calidad de suelo. Agregó que además de la instalación y aplicación de los conceptos, también fueron mejorando en la adopción de implementos como una plantadora a tasa variable.

 

El ingeniero agrónomo dijo que en este campo encontraron al inicio excesos de fósforo y potasio, producto de la acumulación de las aplicaciones de estos fertilizantes anualmente. “Al realizar el trabajo, principalmente se analiza dónde están las manchas productivas para tratar de atacarlas, con el fin de elevar el nivel a un promedio importante”, resaltó.

 

A partir de ahí se realizó la recomendación de acuerdo con la cantidad de fósforo disponible para la soja y la necesidad de reducir esos fertilizantes.

 

Decisión
Eddy Neufeld, productor agropecuario, propietario de Granos Panambí, comentó que hace 31 años trabaja la tierra. Inició la tarea en un área que le pertenecía a su abuelo con tres hectáreas de soja.

 

Destacó que desde aquel entonces hasta ahora siempre ha buscado herramientas innovadoras para mejorar la productividad. Es por ello que apuesta a la agricultura de precisión. “Decidimos apostar por esto porque vemos que nuestro suelo necesita los alimentos, así como los humanos también necesitamos alimentos para crecer. Muchas veces como agricultores no tenemos en cuenta eso y hoy se tiene que invertir en mejorar el suelo, suministrándole los alimentos que necesita”, enfatizó.

 

Recordó que, anteriormente, no podía llegar a los 4000 kg por hectárea, pero hace tres años comenzó la agricultura de precisión, una herramienta con la cual en la campaña anterior llegó a promediar 4737 kg de soja en 900 hectáreas. Añadió que la inversión está brindando un retorno importante, por lo que es oportuno considerar su expansión a otras áreas, como lo vienen haciendo con sus vecinos.

 

Explicó que el costo de producción era bastante alto, pero con la aplicación de la tecnología se logró reducirlo, con relación a la aplicación de fungicidas y herbicidas. Comentó que, anteriormente, se utilizaba abono en el suelo y se aplicaba 250 kg por hectárea, pero en los últimos años bajó a 126 kg por hectárea, por lo que el costo disminuyó y los beneficios son aún mayores.

 

Dijo que tanto el trigo como la soja consumen todos los nutrientes disponibles en el suelo, por ende, es necesario reponerlos para seguir produciendo con calidad. Añadió que antes de la aplicación de este esquema disponían de suelos que no se pudieron recuperar al 100 % en tres décadas, pero con base en el sistema utilizado, pudieron ser recuperados en los tres años.

 

En cuanto a los nematodos, indicó que al principio contaban con áreas en donde no pasaban de 2500 kg a causa de este mal; sin embargo, con dos años de tratamiento de abonos verdes con el mileto los rendimientos fueron un poco más de 4000 kg por hectárea. “Los agricultores a veces invertimos en la compra de calcáreo, abonos, pero no sabemos la realidad de la parcela, que son los nematodos”, acotó.

 

“Con el trabajo de AgrPRO conseguimos recuperar el suelo y ahora con la soja logramos producir más de 4000 kg por hectárea, lo que nos hizo tener más confianza en la empresa”, resaltó.

 

Apuesta social
Actualmente, la empresa Granos Panambí asiste a 450 pequeños y medianos productores, que trabajan de una a 500 hectáreas. Debido a los buenos resultados logrados en el manejo de los suelos, esta tarea se está desplegando en las áreas de estos agricultores que comienzan a tener conocimiento sobre cómo manejar correctamente el suelo, con el fin de mejorar los niveles de productividad que generen mejores ingresos en el futuro.

 

“Normalmente, después de la soja ellos realizan su maíz zafriña, de lo cual hacen silaje para la alimentación de los animales donde hoy están produciendo leche gracias a Lactolanda y La Fortuna. Muchas veces queremos decir que los campesinos paraguayos no tienen la capacidad, pero nosotros tenemos aquí un modelo de trabajo con el que podemos demostrar que los campesinos sin tierra hoy son buenos agricultores y la mayoría ya cuenta con sus propios implementos agrícolas y tambos de primera calidad”, destacó Eddy Neufeld.

 

La asistencia no solo consiste en brindar servicios de manejo de suelos con base en la agricultura de precisión, sino también se les financia semillas de calidad e insumos, además de asegurarles la comercialización de los granos. En la campaña anterior se logró acopiar 30 millones de kilos en el silo de Granos Panambí, producto de las cosechas efectivas realizadas en las áreas de los agricultores asistidos.

 

[Material publicado en la edición de setiembre de Revista Productiva, sección “Agricultura Productiva”, páginas 16, 17 y 18]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]