Eddy Neufeld es nuestro protagonista en esta edición de Revista Productiva. Con una historia de vida de mucho sacrificio nos comenta sobre su éxito en la producción y cómo ha establecido una ruta de trabajo social junto a campesinos de escasos recursos que, en la mayoría de los casos, ya mejoraron su condición económica.

 

¿Cómo iniciaron el trabajo en el campo?

Nuestro trabajo era más con ganado, engorde, y tuvimos que plantar maíz y pasto para los animales. Recuerdo nuestro primer tractor Agrale, pero muchos de los trabajos arrancamos a mano.

 

De a poco papá y algunos amigos empezaron una fábrica de leche. Algunos decían que ellos eran unos locos y les cuestionaban por qué iban a hacer eso en Campo 9. Mi abuelo, de parte de mi madre, decía: “Si hoy no sale nada, hoy me retiro” y desde ese día decidieron que iban a hacer y él fue el socio número uno y ahí empezó la planta Lactolanda.

 

“Mi abuelo, de parte de mi madre, decía: “Si hoy no sale nada, hoy me retiro” y desde ese día decidieron que iban a hacer y él fue el socio número uno y ahí empezó la planta Lactolanda”

Era todo muy sacrificado en aquella época. ¿Recordás alguna anécdota?

Me acuerdo que una vez fuimos a Santaní a comprar una vaca holando. Por el camino llovió y la ruta estaba cerrada. Ahí empecé a valorar al campesino paraguayo porque los que no nos conocían nos daban sus colchones, sus frazadas y sus comidas.

 

¿Cómo fue tu experiencia con la siembra de soja?

Comencé a plantar soja en la chacra de mi abuelo en tres hectáreas. En aquel tiempo teníamos un tractor Volvo T430 que no tenía cabina y fue una etapa sufrida, pero una etapa muy bendecida también.

 

Aprendimos muchas cosas, naturalmente no cómo hoy en día los jóvenes están aprendiendo. Papá compró un terreno en Panambí y vine en 1998 a trabajar, alquilábamos tierras y ahí empezamos despacito.

 

¿Cómo viviste la evolución de la comunidad?

Esta fue una comunidad más brasilera que paraguaya. Cuando empezamos a salir hacia donde estaban los paraguayos campesinos vimos que necesitábamos un trabajo social, ahí comencé a financiar semillas y tractores.

 

En nuestro silo comenzamos a acopiar soja en bolsas y básculas de 50 kg. Esa experiencia en la parte social fue muy buena y el silo que ven es gracias a ese trabajo social. Invertimos primero en un tinglado y acopiamos 200 000 a 300 000 kg de soja en aquel tiempo.

 

Muchas veces dicen que el campesino paraguayo no tiene capacidad, pero eso es una mentira. El paraguayo campesino lo que necesitó en todo este tiempo fue oportunidad y alguien que le enseñe y sobre todo, a ser honesto.

 

Con los técnicos les damos asistencia técnica en análisis de suelos, manejo y cada día estamos mejorando.

 

Hoy nuestro silo acopia 30 millones de kg de soja y el 85 % son de agricultores paraguayos. Una empresa no debe pensar que queremos ganar solos, sino que todos tenemos que ganar para que funcione.

 

“Comencé a plantar soja en la chacra de mi abuelo en tres hectáreas. En aquel tiempo teníamos un tractor Volvo T430 que no tenía cabina y fue una etapa sufrida, pero una etapa muy bendecida también”

¿Cuál fue tu momento más difícil?

Mi vida durante la juventud no fue buena porque me gustaban cosas mundanas, pero lo que me ayudó mucho para protegerme de cosas malas fue un Dios que todo lo ve. Después, a los 22 años, ya estuve dentro de la agricultura.

 

Tuvimos momentos muy buenos y también momentos malos. Siempre fuimos muy felices y nunca tuve miedo del trabajo; para mí trabajar es un hobby.

 

Gracias a Dios tengo una familia, somos muy felices y tenemos hijos que están estudiando. En lo que antes papá no invirtió en mí hoy nosotros estamos invirtiendo en los hijos.

 

¿Cuáles fueron las mayores enseñanzas de tus padres?

Yo aprendí la honestidad y a ser humilde. Sobre todo, a tener fe en Dios y a tratar siempre de caminar con Dios.

 

Yo tuve un buen papá, una buena mamá y yo como hijo si fallé mucho. El fruto que hoy se ve acá es gracias a mi padre; él estaba muy en contra de que me meta en la política y hace poco me felicitó por mi desempeño. Eso me reconformó nuevamente.

 

Ahora que sos padre de familia, ¿cómo ves a tus hijos?

Mis hijos son tres veces mejor de lo que yo fui cuando era joven. Tengo tres varones; el mayor tiene 22 años y hoy él es gerente del silo, el segundo está en la agricultura y ganadería conmigo y el más chiquito todavía no sabemos qué va a hacer, pero capaz sea mi chofer cuando me jubile y maneje algunos números del ganado.

 

Tengo un equipo y estoy muy feliz por la bendición de Dios.

 

Mensaje final

A nuestros vecinos que hoy son buenos agricultores les quiero agradecer por la confianza que tuvieron toda la vida en nosotros. Mi sueño es que podamos trabajar por muchos años más y ojalá que los hijos de ustedes puedan seguir trabajando.

 

Estoy convencido de que hoy tenemos que invertir en los jóvenes para que ellos puedan seguir llevando la tecnología y el trabajo. Dejemos que nuestros hijos puedan llevar nuestro trabajo hacia adelante con la tecnología que hoy nosotros tenemos en el mercado.

 

Les quiero decir a todos ustedes como colaboradores que me siento como en una familia con ustedes. Nadie debe tener una discriminación uno hacia otro. Nosotros estamos para ayudar y reconocemos el esfuerzo que están haciendo en nuestra empresa.

 

Once años estuve como intendente en el municipio y a veces recibíamos a alguna comunidad que era de antiagricultores. Les quiero decir a todos ustedes que están en contra del agro que están muy equivocados; ustedes que a la mañana cuando se levantan toman su café quiero que sepan que, al colocar la leche, esa leche viene de una vaca lechera y la vaca lechera se alimenta de los granos, que es la agricultura.

 

Aparte de eso, si comen al mediodía un tallarín, les quiero decir que eso viene del agro, que es trigo y carne. El aceite viene de la soja y todo viene del agro.

 

Los que critican al agricultor, critican sus propias bocas porque lo que en la boca entra día a día viene de la agricultura y del campo.

 

FICHA PERSONAL

Eddy Neufeld Hildebrand nació en la Colonia Sommerfeld (Campo 9) y hace 34 años que está en la Colonia Panambí en el municipio de Raúl Arsenio Oviedo, departamento de Caaguazú, con el propósito de trabajar en la agricultura.

 

Su familia (abuelo) vino de Canadá en 1947. Su padre nació en ese país y vino a Paraguay cuando tenía un año de edad. En todo ese proceso tuvieron varias limitaciones, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, es productor y propietario de Granos Panambí.

 

[Material publicado en el segmento Entrevista de la edición Nº 110 de Revista Productiva, páginas 12 y 13]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]