Pocas veces sucede que todas las situaciones adversas se presentan en una misma campaña agrícola, pero cuando suceden generan pérdidas cuantiosas que el productor las asume, quedando la sensación de que las condiciones pudieron haber sido mejores.

 

La última zafriña de maíz desde el vamos enfrentó situaciones adversas. El gran porcentaje de área fue sembrado fuera de la época ideal, razón por la cual había desde el principio un elevado riesgo, pero todo se esperaba solucionar con buenas precipitaciones; lastimosamente, esas lluvias nunca fueron suficientes para todos.

 

A la siembra tardía y sequía se sumó la persistente cigarrita, que causó estragos en varias parcelas de productores, originando mermas productivas y pérdidas económicas. Y como si no fuera poco, esta zafriña se expuso a no menos de cuatro heladas que afectaron a diferentes etapas del cereal.

 

Considerando este escenario, Productiva C&M visitó a un productor del sur del país para conocer la situación que tuvo que experimentar en esta campaña de maíz. El Ing. Agr. Antonio Tischler, quien junto a su familia produce en Hohenau, departamento de Itapúa, calificó el ciclo productivo como complicado de comienzo a fin. “Prácticamente, empezamos la soja con un año seco y tuvimos problemas de siembra, un pequeño retraso de las lluvias, pero siempre con la fe de que iban a venir. Se realizó la siembra en su momento y gracias a eso también pudimos realizar la siembra de maíz en forma temprana”, manifestó.

 

En la campaña anterior tuvieron problemas con la soja por la falta de agua durante gran parte del periodo. Recién a finales de enero y primeros días de febrero se registraron precipitaciones considerables, cuando ya fueron implantadas algunas parcelas de maíz. “Tuvimos problemas de seca y fue complementado con el problema de la cigarrita que está haciendo estragos en muchas parcelas de maíz”, indicó.

 

El productor de la región sur, popularmente conocido como “Pipo” Tischler, comentó que para completar la dramática situación, se registraron heladas muy fuertes. Si bien en el momento de la visita era complicado discernir sobre el nivel de pérdida, las estimaciones oscilaban entre 35 y 40 %. “Conforme las informaciones que manejamos en el sur fue menor la merma, pero en el norte fue mayor porque tuvieron la ventana de siembra muy estrecha, entrando a febrero y marzo”, expresó.

 

Enfermedades. Con respeto a las enfermedades, este año no hubo mayores preocupaciones; sin embargo, como productor precavido realizó algunas modificaciones en su plan de manejo. “Este año hice un pequeño cambio, adelantando más la aplicación de los fungicidas. De esta forma apliqué el fungicida antes que el maíz sea muy elevado”, comentó.

 

Particularmente, Antonio recomendó no esperar el inicio de la floración para la aplicación de un fungicida. Aunque aclaró que si el productor tiene planificadas dos aplicaciones, puede realizar la segunda en el inicio de la floración, pero en caso de hacer una sola, es mejor adelantarla. “El año pasado en zafriña tuvimos una buena experiencia al anticipar la aplicación. Tuvimos mejores resultados en productividad, calidad y en terminación de la planta, ya que tienen una mejor cobertura, hojas más sanas”, expresó.

 

Tischler comentó que al tener cultivos mejor desarrollados y sanos, se logra posteriormente cobertura en el suelo de mayor calidad que termina favoreciendo al cultivo siguiente.

 

Cigarrita. Una de las limitaciones más importantes para lograr mejores resultados en el maíz fue la presión de la cigarrita. Para conseguir buenos niveles de control es necesario considerar la eliminación temprana del puente verde para mitigar la presencia de esta plaga.

 

“El tema de la cigarrita es un poco complicado. Prácticamente, se tiene que ir conviviendo con esta plaga y buscar alternativas de manejo en el maíz. Una alternativa sería la eliminación temprana de los maíces guachos y ahí manejarnos con algún maíz resistente a glifosato o glufosinato, hacer rotación con maíces que no son resistentes y después tratar de incorporar productos biológicos como Beauveria e Isaria, que están teniendo resultados favorables siempre y cuando acompañen las lluvias y la humedad”, explicó.

 

En un año muy seco como este, en donde las precipitaciones fueron muy bajas, las herramientas biológicas tampoco tuvieron un control muy eficaz porque son microorganismos que necesitan humedad.

 

Además, otro factor es la selección de híbridos con mayor nivel de tolerancia a la cigarrita. “Creo que no se está hablando de la resistencia, pero hay que recalcar que la tolerancia es hasta un cierto número de cigarrita porque si tenemos diez cigarritas, va a tolerar, pero si tenemos cien cigarritas, ya no te va a tolerar. Un maíz puede ser tolerante este año, pero el año que viene puede que quiebre muy rápido la tolerancia del maíz, por eso es necesario emplear varias tareas”, explicó.

 

Una de las herramientas químicas utilizadas para reducir la incidencia es la aplicación de acefato en mezcla con neonicotinoides, cuyos resultados fueron positivos.

 

“Hay estudios de Brasil que dicen que el acefato es uno de los productos que está controlando un poco mejor la cigarrita”, acotó.

 

Mencionó que aparte de contar con la presión de la cigarrita, el manejo de chinches fue también trabajoso, aunque pudieron hacerlo con neonicotinoides y piretroides. “Además, tuvimos algunos ataques de cogolleros y en esos casos trabajamos con productos biológicos tratando siempre de entrar en forma preventiva para apaciguar su daño”, precisó.

 

Fertilización. En cuanto a la fertilización, en esta unidad de producción se viene trabajando hace cuatro años. En la actualidad, el manejo consistente en una mezcla en surcos de un abono químico más el sulfato, es aplicado en un 100 % de las áreas. “Ya hemos descartado la aplicación de urea o de sulfato vía aérea. Llegamos a esto porque vimos en ensayos que hicimos de probar lado a lado en surcos y vía aérea, entonces encontramos un escape mayor a los problemas cuando el abono está rápidamente disponible para el maíz y descartamos la aplicación aérea”, explicó.

 

Expresó que han accedido a estudios que recomendaban la aplicación de un sulfato o urea en floración. “Estábamos probando esa técnica de incorporar directamente en surcos todo el abono de base, entonces el maíz tiene un mejor arranque”, resaltó.

 

Antonio manifestó que ante la aparición de situaciones adversas como plagas, malezas o enfermedades, el productor puede enfrentarlas con conocimiento y tecnología para reducir la incidencia, pero el factor determinante es el agua. “En una parcela de 1000 metros de largo la lluvia fue a medias y a la hora de la cosecha en una punta el maíz rindió 2000 kg y en la otra punta, en donde se dieron algunas lluvias puntuales, el promedio fue de 6000 kg”, resaltó.

 

“Al comentar esa experiencia es poco creíble como es que en 1000 metros exista esa variabilidad de rendimiento y la mayoría de los productores que observaron se pudieron dar cuenta de eso. Es lo mismo que sucede en esta parcela que se está cosechando porque aquí tuvimos en una semana 150 milímetros de lluvias y en otra parcela tuvimos 18 milímetros apenas”, enfatizó.

 

[Material publicado en el segmento Nota de Tapa de la edición Nº 82 de agosto de Revista Productiva, página 22 y 23]
[Foto: Revista Productiva]