Claudinei Schleicher es el productor protagonista en esta edición. Él se destacó por “empujar el carro” junto a su padre y después de haber pasado varios momentos difíciles, hoy goza de los resultados de trabajar sin cesar en la agricultura.

 

¿Cuál es la historia de tu familia?

Mis abuelos vinieron de Alemania, ellos salieron antes de la guerra. Mi abuela y mi abuelo se conocieron en Brasil y ahí formaron una familia con cuatros hermanos y dos hermanas.

 

Llegó a los oídos de mi abuelo que había una tierra muy productiva que se estaba desarrollando y que era un lugar fenomenal. Como mi abuelo viene de origen de gente que trabajaba mucho y como allá ya no tenía un espacio para crecer, entonces él agarró a sus hijos y vino a Paraguay, dejando a su señora e hijas en Brasil.

 

Vinieron a Paraguay en busca de ese lugar prometido. Entraron en la zona de Campo 8 y llegaron al pueblo de Santa Ana. Más tarde se situaron en Mariscal López.

 

¿Cómo fue para ellos el inicio de una nueva vida en Paraguay?

Hicieron una casita con carpa y empezaron a trabajar. Mi abuelo vio que la tierra era realmente productiva y dijo “me voy de vuelta a Brasil, vendo lo que tengo allá y vuelvo junto a ustedes”.

 

Volvió después de un año en un país donde se habla otra lengua. La comunicación de ellos (padre e hijos) era por gestos, pero luego se fueron familiarizando y empezaron a entenderse mejor con palabras, entonces consiguieron comprar un pedacito de tierra y ahí empezaron a trabajar.

 

Papá también ya conoció a mamá y formaron una familia. Después cada uno hizo su familia y fue creciendo; nosotros ya queríamos trabajar también, entonces se abrió esa sociedad que ellos tenían y cada uno se fue a trabajar por su cuenta.

 

¿Cómo fue tu niñez?

La diversión era jugar partido y la bicicleta cuando un amigo venía para poder andar. Lo que recuerdo es que las noches eran frías y los cuatro dormíamos en un colchón para poder calentarnos.

 

Papá y mamá trabajaban mucho y desde chiquititos nos llevaban a la chacra. El trabajo era manual e iban haciendo las cosas cuando el cuerpo lo permitía.

 

En la etapa escolar yo entré un año más tarde porque era responsable de mi hermana. Yo le cuidaba, tenía que ir conmigo y volver conmigo; no teníamos profesores y tres a cuatro familias se reunían, traían un profesor y le pagaban de su bolsillo para que todos podamos recibir educación.

 

¿Cuáles son los recuerdos inolvidables de esa infancia?

Recuerdo cuando tenía 7 años, ya pasó un año que mi papá había comprado un tractor casi nuevo. Mi papá me dijo: “te voy a dar un regalo hoy, vas a trabajar conmigo”. Y en la chacra me dio el tractor para manejar solo, pero yo no tenía fuerza para pisar el embrague.

 

Mi hermano mayor me ayudaba a bajar con la mano y ahí le metí al cambio y soltaba para que vaya el tractor. Eso fue una cosa que me marcó y hasta hoy recuerdo la ropa que tenía porque fue muy satisfactorio ese día.

 

De ahí en adelante yo era siempre el que hacía de todo y era tipo un secretario general que hacía siempre el recorrido. Y me gustaba también, nunca hice nada forzado.

 

¿Qué pasó después?

Mis hermanos mayores ya salieron a buscar otras fuentes de ingresos y quedamos mi papá y yo. Entonces ahí yo vi que era mi oportunidad, casi como mi obligación, de tomar el frente y ahí empezamos.

 

Nunca tomé una decisión solo, siempre hablé con él de cómo y qué íbamos a hacer. Fueron pasando los años e íbamos ganando experiencias.

 

Fueron algunos años exitosos y otros no tanto, así que esos altos y bajos siempre tenemos. Mi papá siempre fue un tipo muy seguro y yo sigo ese camino; es el legado que él me dejó.

 

¿Recordás momentos difíciles que pasaron en tu juventud?

La parte más difícil era cuando a mamá y a papá les afectaba que los otros tenían, pero nosotros no podíamos tener. Una cosa simple como un chocolate, a veces ellos no comían para que nosotros podamos comer dos pedazos cada uno, entonces hoy recordando esa falta, vos sentís mucho eso y se te traban las palabras.

 

Por suerte Dios nos bendijo con todo lo que tenemos. Papá siempre nos enseñó que nada viene solo, siempre viene acompañado de algo, pero al final siempre tenés que agradecer porque el único que puede sacarte y darte es el que está allá arriba.

 

¿Les das mensajes a tus hijos luego de todas esas vivencias?

Les paso mi confianza en darle mi trabajo y quiero tener la confianza de ellos también porque hoy en día si no vas a tener confianza en alguien para hacer las cosas, no va a funcionar.

 

¿Pudiste cumplir varios de tus sueños?

Teníamos un sueño y se acabó de realizar. Ya es un sueño realizado, pero todavía no producimos lo que queremos. Queríamos tener una estancia en el Chaco porque nos encantan también los animales, y acá es un poco complicado el tema de producir los animales.

 

Acabamos de adquirir una estancia ahí y vamos a producir animales, entonces dentro de poco vamos a estar con ese sueño realizado de tener los animales gordos.

 

Hace tiempo que estamos buscando y por fin ahora conseguimos ese logro.

 

¿Qué se siente tener el apoyo de tu familia y de tus colaboradores?

A la gente que colabora conmigo siempre le trato con humildad y no soy de tratar diferente a nadie. Quien está conmigo está a mi lado, no detrás de mí.

 

Hoy tengo tres hijos y me siento relajado cuando estoy con ellos. Creo que cada hombre necesita tener una familia para ver dónde está la verdadera paz y necesita de alguien que no te va a hablar de problemas.

 

¿Qué sensaciones te genera la agricultura?

Mirando desde afuera es fácil y veo que mucha gente hace los cálculos del bruto nomás: “Si cosechas tanto, vendes tanto, y sos millonario”, pero eso no es nuestra realidad. Yo creo que es una de las fuentes de renta más difíciles que tenemos porque es a cielo abierto, depositamos nuestra confianza en la semilla y tenemos que esperar cinco meses para cosechar.

 

Al final vos sos tu patrón, tu empleado y tu economista, pero es gratificante. Donde vos producís lo tuyo sabés que estás alimentando a otra gente, eso es muy gratificante hoy en la agricultura porque es fácil llegar al súper, agarrar las cosas y llevar a tu casa.

 

La agricultura es una cajita de sorpresas que cuando conocés te va a gustar mucho. Es una cosa conquistadora y muy interesante.

 

FICHA PERSONAL

Claudinei Schleicher es un productor joven, hijo de inmigrantes brasileños y nieto de alemanes. Nacido y criado en Mariscal López, Caaguazú, tiene como fundamento de vida el trabajo honesto y serio junto a su familia.

 

[Material publicado en el segmento Entrevista de la edición Nº 109 de Revista Productiva, página 12]

[Foto icon-camera : Claudinei Schleicher  / Revista Productiva]