El Bajo Chaco siempre se caracterizó por contar con una ganadería pastoril, en donde la cría era la práctica más común. Incluso muchos consideraban que era imposible plantear ciclos de recría e invernada en esta zona del país y menos aún un plan de confinamiento.

 

Sin embargo, la astucia, el conocimiento y la irrupción de las tecnologías, sumados a un manejo altamente eficiente, le permite en la actualidad a Avati S.A. incorporar encierres para capitalizar kilos de carne de alta calidad.

 

Durante la visita de Productiva el director propietario de la unidad ganadera, Daniel Ceuppens, explicó que el 60 % del campo está destinado a la cría bovina, 5 a 7 % a la producción forrajera y el restante para cabañas en donde permanecen de 80 a 100 toros de la raza brangus anualmente. Debido al confinamiento la producción de terneros se ha intensificado y se le ha dado un mejor uso al pasto pangola.

 

Refirió que esa intensificación y mejor aprovechamiento de los vientres se logra a través de la selección de las vacas. “Básicamente, es una inseminación bien intensiva, con lotes de 250 a 300, durante 22 días, y luego todas las vacas que ya se inseminaron van a otro potrero”, acotó.

 

El ciclo de producción inicia con la parición temprana a fin de mayo o junio, en setiembre se colocan los toros hasta la vacunación antiaftosa de enero. Luego de la palpación, se retiran los terneros, especialmente a aquellos de menor edad que reciben un manejo diferencial.

 

Intensificación. La idea del productor es intensificar la producción con la instalación de un segundo galpón y ofrecer a los terneros más pequeños mejores condiciones para continuar con la cadena, teniendo en cuenta los baches por la falta de agua y pastura.

 

Necesitamos ese ternero, ya que nos estamos especializando en el confinamiento del macho. Con nuestro pasto dimos un gran paso y procuramos conjugar con la agricultura”, resaltó.

 

Enfatizó que el trabajo de confinamiento en el Bajo Chaco es todo un desafío, pero surgió de la necesidad de entregar animales pesados, de 500 kg en adelante. La empresa está por cumplir un año con esta nueva experiencia, aunque hay elementos que se deben incorporar para mejorar la infraestructura, indicó Ceuppens.

 

El kilaje de ingreso de los animales al feedlot que se maneja es de 340 a 360 kg. En el periodo actual, los animales están llegando a casi 2 kg por día de ganancia de peso, aprovechando los recursos forrajeros de calidad que posee la firma. El objetivo es lograr la eficiencia productiva.

 

Entre los manejos realizados, comentó que se está combinando el aireado de las pasturas con la fertilización y el cuidado de fardos bajo techo. “El dejar a la intemperie (los fardos) con la humedad que tenemos en el Bajo Chaco se pierde 25 a 30 % de calidad y cantidad”, explicó.

 

En la parte nutricional el productor señaló que se guían de acuerdo con las indicaciones de los técnicos para incorporar herramientas nutricionales de fuentes proteicas o energéticas, entre otras opciones.

 

En el establecimiento trabajan con la genética brangus, pero también ha incorporado al búfalo debido a la rusticidad, producción de carne y el bajo costo de producción.

 

Igualmente, recalcó que están trabajando en la incorporación de la agricultura para potenciar la ganadería y en otras de las grandes innovaciones, se destaca la incorporación de la raza azul belga, que tiene una estructura importante y una capacidad de producción de carne asombrosa.

 

Finalmente, instó a buscar la intensificación de la producción y encontrar las soluciones a cada problemática. “Los problemas surgen, pero están para ser solucionados”, remarcó.

 

[Material publicado en el segmento Ganadería Productiva de la edición Nº 103 de mayo de Revista Productiva, página 18]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]