En la visita realizada por Productiva a campos comerciales de productores en Capitán Miranda, departamento de Itapúa, el Ing. Agr. Wilfrido Morel, director general de FitoLab Paraguay, identificó los primeros síntomas de enfermedades en la etapa inicial de la soja, específicamente machas foliares que, en caso de no ser tratadas, pueden incidir notoriamente en el rendimiento final del cultivo.

 

Al respecto, Morel subrayó que este es un momento muy importante de la campaña agrícola que inició en setiembre. Muchos productores comenzaron la siembra apenas hubo condiciones climáticas adecuadas, lo que conlleva a un buen inicio desde el punto de vista climático para el desarrollo de los cultivos en las primeras fases vegetativas.

 

Pero como es el año del fenómeno climático El Niño, es importante analizar el contexto sanitario, debido a que las condiciones están dadas para la aparición de enfermedades. Si bien el sistema productivo está mayormente desarrollado con la siembra directa, que es beneficiosa para la salud de suelo, también tiene su incidencia debido a la disponibilidad de rastrojos del ciclo anterior.

 

Morel indicó que los rastrojos, que se convierten en una fuente de inóculo, posibilitan la sobrevivencia de los patógenos, cuyos hábitos de alimentación son necrotróficos y tienen la habilidad de sobrevivir en ese medio ambiente, al que se suma el ciclo de lluvias permanentes que se ha registrado en algunas zonas del país.

 

Ante la incidencia temprana de enfermedades foliares, destacó la importancia de establecer una buena estrategia de manejo en una fase inicial y evitar el establecimiento pleno del patógeno en la planta. En el caso de la roya, recordó que tuvo un ataque especial en la zafra anterior y una altísima presión.

 

Teniendo en cuenta los antecedentes de El Niño, que tuvo una alta implicancia en las pérdidas de productividad en la campaña 2014/2015 por la roya, señaló que esta enfermedad se presenta como una amenaza y puede tener un impacto muy importante en este ciclo.

 

Con la mayor humedad que se tiene por una buena condición climática se puede asegurar que ya haya infecciones en los primeros trifolios, aunque puedan ser imperceptibles todavía porque son hojas nuevas que están saliendo, comentó. “El escenario es tan ideal y vamos a tener esta constante durante todo el ciclo del cultivo de la soja”, subrayó.

 

La recomendación es realizar el monitoreo permanente de los lotes y basándose en la estrategia de manejo preventivo, a fin de evitar que las primeras infecciones vayan desarrollándose en otros estratos de la planta.

 

Recalcó la importancia de promover un cultivo sano desde el inicio. “Estamos asegurando desarrollar un periodo fonológico bastante tranquilo porque si nosotros fallamos en esa primera aplicación tan importante, va a dificultar más la segunda aplicación y a lo mejor ya no vamos a lograr optimizar el manejo”, enfatizó.

 

Hasta el momento la respuesta ha sido favorable en lo que refiere al intervalo de aplicaciones de 14 días entre una y otra aplicación, siempre apuntando a una mezcla de diferentes ingredientes activos que es fundamental para el manejo, así como la inclusión de fungicidas multisitios, señaló el ingeniero.

 

En nuestra experiencia puntual hemos realizado ensayos en condiciones controladas y hemos realizado experimentos utilizando diferentes grupos químicos de fungicidas, entre ellos un clorotalonil, mancozeb, mezclando con glifosato y bajo condiciones de inoculación artificial para ver si hubo algunas respuestas positivas o negativas de la enfermedad. De acuerdo con nuestros resultados, no vimos ningún efecto adverso de control haciendo esa mezcla y pudimos lograr el control de roya de la soja”, destacó Morel.

 

[Material publicado en el segmento Agricultura Productiva de la edición Nº 108 (octubre) de Revista Productiva, página 16]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]