A fuerza de acierto y error, los productores van transitando el camino para alcanzar altos techos productivos en los diferentes cultivos y Productiva, como medio comprometido con la producción, acompaña este proceso.

 

Es el caso del productor Sebald Hahn, gerente técnico de Agroganadera Pirapey S.A., una empresa familiar que hoy asume el desafío de romper todos los paradigmas a través de un proyecto de maíz de alta densidad para alcanzar una productividad de 20 toneladas por hectárea.

 

Sobre el proyecto de maíz de alta densidad, mencionó que Agroganadera Pirapey es una empresa familiar dedicada al comercio de fertilizantes y microbiología agrícola, pero también cuenta con un área de sistema de riego.

 

Para el proyecto fue instalado un campo experimental de una hectárea de riego por goteo subterráneo. La idea es probar densidades diferentes de plantas de maíz con fertiirrigación para llegar a 20 toneladas de maíz y entre 6000 a 7000 kg por hectárea de soja con este sistema de agua.

 

“Vamos a probar el híbrido DKB 255 PRO3, que es el Ferrari de los híbridos. La idea es hacer un ensayo de distintas densidades y poblaciones con esa tecnología”, acotó.

 

La población a trabajar es de 60 000, 120 000 y 180 000 plantas. Además, garantizar la nutrición en base y fertiirrigación en zafra, acotó.

 

El objetivo del sistema es incorporar la tecnología en la estancia de producción y después, si los resultados acompañan, trasladarla a la parte comercial. “La idea es sacar el volumen de producción y aumentar la rentabilidad del productor para amortizar en menor tiempo el sistema de riego”, agregó.

 

«El objetivo del sistema es incorporar la tecnología en la estancia de producción y después, si los resultados acompañan, trasladarla a la parte comercial».

 

Consorcio
El ingeniero, hizo hincapié en la importancia del Sistema Santa fe, que integra el maíz con la Ruziziensis, y que se destaca por la incorporación de gramíneas consorciadas. “Esto beneficiará al cultivo siguiente, que es la soja”, resaltó.

 

Por otra parte, dijo que el balance de carbono con el Sistema Santa Fe es positivo, pues mejora la fertilidad química, física y biológica, además permite tener una tolerancia a la sequía en años de mala distribución de lluvias.

 

Acotó que el propósito es realizar el Sistema de Siembra Directa (SSD), teniendo en cuenta los tres pilares que son la no remoción del suelo, cobertura permanente y la rotación de cultivos.

 

“En nuestra área total trabajamos 20 % con maíz zafra y el resto con soja de época. Sobre ese maíz zafra generalmente trabajamos con soja zafriña para semilla, luego sembramos un nabo y después vemos para hacer una rotación”, manifestó.

 

Con esto también se busca la incorporación de volumen de carbono y la idea es aumentar el tenor de materia orgánica en estos suelos, aportando entre 10 a 12 toneladas de materia seca por hectárea para mantener los niveles de carbono. Contó que el volumen de biomasa se puede conseguir mediante gramíneas.

 

“Nosotros consorciamos con Brachiaria la cobertura por el sistema radicular profundo que tiene y la cobertura superficial”, señaló.

 

Otro beneficio que ofrece es el control de las malezas del punto de vista de incorporación de carbono y el mejoramiento químico, físico y biológico. Consideró que los materiales de Dekalpar son compatibles con el manejo realizado en su campo.

 

De acuerdo con lo mencionado, la incorporación realizada es de 20 toneladas de materia seca por hectárea y de los cuales un 30 a 40 % de biomasa queda disponible en el suelo en forma de humus, lo cual arroja 6 toneladas de materia orgánica por hectárea/año. Esta correlación representa 10 toneladas de dióxido de carbono agregadas vía fotosíntesis y luego incorporación en el suelo para estabilización.

 

“El carbono mejora la parte física, es fuente de alimento y de energía para los microorganismos. También aumenta la Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC), además de ir reduciendo los riesgos climáticos”, indicó.

 

Acompañado a esta práctica, recomendó el análisis de suelos para tomar las medidas correspondientes.

 

Subrayó la importancia de un manejo de fertilización integral en equilibrio con el reciclaje de nutrientes, además de un diagnóstico correcto por año para calibrar los balances de nutrientes y las extracciones. “En Pirapey teníamos deficiencia de fósforo, potasio, azufre y boro, pero desde que metimos sistemas consorciados con una fertilización de sistema, llegamos a niveles óptimos. Si me falta un poquito para el nivel crítico, tengo que trabajar con una fertilización llena de exportación, o sea, lo que yo quiero sacar debo reponer”, añadió.

 

Así también, desmitificó la información de que este sistema reduce el rendimiento de maíz. “Puede reducir si es mal manejado, pero lo que hacemos con el manejo es reducir la competencia y nuestro objetivo es producir maíz y producir forraje sin que el maíz le inhiba a la Brachiaria, y sin que la Brachiaria le robe rendimiento al maíz”, comentó.

 

Para restringir el crecimiento de Brachiaria se opta con el uso de herbicidas y otros manejos culturales que evitan el robo de producción al maíz. “Primero debemos tener un área que no tenga problema de malezas resistentes, tiene que ser un suelo de fertilidad media a alta, tener en cuenta la población de Brachiaria de por lo menos 20 plantas por m²”, destacó.

 

«Se busca la incorporación de volumen de carbono y la idea es aumentar el tenor de materia orgánica en estos suelos, aportando entre 10 a 12 toneladas de materia seca por hectárea».

 

Indicó que se debe disminuir la competencia entre el maíz y la Brachiaria. Asimismo, señaló que la cigarrita es específica del maíz y no detectó un aumento con el uso de la Brachiaria.

 

Alianza
Mencionó que el trabajo con Dekalpar inició hace cinco años aproximadamente con materiales de Dekalb en combinación con el Sistema Santa Fe, que consiste en producir granos y al mismo tiempo también producir cobertura en superficie y un sistema radicular profundo para exploración del perfil del suelo. De esa manera se logra aumentar la macroporosidad del suelo, la infiltración de agua y el reciclaje de nutrientes.

 

En ese punto, indicó que el sistema de trabajo comenzó con el DKB 290 VT3PRO y actualmente se está trabajando con el DKB 7910 VT3PRO y DKB 360 VT3PRO. Durante la época de siembra hubo falta de agua, por lo que se sembró en condiciones no tan óptimas y esto ocasionó ciertas reducciones de población de plantas por hectárea, pero aun así los rendimientos en promedio rondan las 7,5 toneladas por hectárea de maíz.

 

La población calculada estimativa fue de 60 000 plantas, pero se redujo entre 5 a 10 %. La siembra arrancó el 15 de enero.

 

A pesar de las condiciones adversas, el DKB 360 VT3PRO se destacó por la sanidad y el rendimiento.

 

A su vez, DKB 7910 VT3PRO se resalta en la zafriña por su superprecosidad. “En maíz zafra sacamos productividad sobre 7000 kg a pesar de la falta de agua”, indicó.

 

«El Sistema Santa Fe consiste en producir granos y al mismo tiempo también, producir cobertura en superficie y un sistema radicular profundo para la exploración del perfil del suelo”.

 

En cuanto a calidad de granos y sanidad, comentó que el resultado fue óptimo. En total, se realizó una aplicación de fungicidas. “Comparado con otros materiales presentan una muy buena sanidad en las espigas, pero vimos materiales con problemas de Fusarium y Gibberella zeae”, relató.

 

Considerando los resultados, señaló que volverá a optar por estos materiales para la zafra de maíz y crecer en superficie durante la zafriña debido al destaque en sanidad, productividad y la compatibilidad con el Sistema Santa Fe.

 

Asimismo, recomendó a los productores apostar por estos materiales por la sanidad y los rendimientos. “Si hubiéramos tenido una mejor población, íbamos a estar llegando fácilmente a los 9000 kg por hectárea”, precisó.

 

[Material publicado en el segmento Nota de Tapa de la edición Nº 93 de julio de Revista Productiva, páginas 22, 23 y 24]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]