Una nueva gira del equipo de Productiva C&M en suelo chaqueño, siguiendo la “ruta del algodón” junto al equipo técnico de GPSA, fue propicia para observar dos sistemas de producción, además de un par de esquemas de cosechas, nuevas variedades que se sumarán al mercado y otras tantas herramientas que surgen para empoderar nuevamente el oro blanco en Paraguay, pero con un foco principal, que es el Chaco.

 

En la oportunidad, el Ing. Agr. Leandro Thompson, asesor técnico comercial de GPSA en el Chaco, resaltó los avances y beneficios del cultivo del algodón en la región Occidental. Primeramente, visitamos el Establecimiento El Desafío, que pertenece a la firma Su Ganado SRL y que se ubica entre Tte. Pico y 4 de mayo, departamento de Boquerón.

 

El campo fue habilitado en la última campaña para el cultivo de renta. Thompson indicó que es muy prometedor en cuanto a rindes, a pesar de la fuerte sequía que retrasó la fecha de siembra, realizada comúnmente en enero, pero que se concretó recién a finales del mismo mes.

 

La estimación de cosecha es de alrededor de 1800 kg por hectárea. Al mismo tiempo, las primeras cosechas apuntan a entre 29 y 35 % de fibra. Precisó que la calidad de fibra está muy influenciada por la genética, por lo que destacó la NuOpal, que promedia una calidad media.

 

En estas parcelas se sembró el cultivo por medio de un sistema de surcos estrechos de 45 cm, que proporciona una estructura pequeña de planta. Se estima una densidad de plantas de 180 000 a 200 000 plantas por hectárea.

 

 

“Es muy prometedor en cuanto a rindes, a pesar de la fuerte sequía”

“El algodón necesita un rango de temperatura en grados/días para cumplir su ciclo. Creo que el 60 % del total de grados/días necesita en los primeros 70 días de vida para desarrollarse bien y eso depende de la cobertura que haga la planta sobre el suelo”, señaló.

 

Otro beneficio del sistema es la posibilidad de manejar el ciclo de la planta. “En 130 a 135 días este cultivo estuvo listo para cosechar”, resaltó Thompson.

 

Cosecha
El establecimiento posee dos modalidades de cosecha: picker y stripper, y cada una posee sus ventajas y desventajas. Thompson acotó que el primer sistema consiste en el arranque de todos los capullos, lo que garantiza muchos kilos, pero, en contrapartida, levanta mayor materia seca, por lo que en la desmotadora se generan descuentos por desmote.

 

En cuanto a la segunda modalidad (stripper), explicó que presenta una calidad totalmente diferente porque recolecta solamente la fibra del algodón y en planta deja toda la materia seca, por lo que hay menos descuentos; sin embargo, precisó que necesita un manejo de cultivo más eficiente, en el que técnicamente se exponga totalmente la fibra del algodón para que este sistema pueda cosecharla.

 

A su vez, el operario de la cosechadora, Peter Neustaeter, mencionó que la colecta de algodón arrancó bastante bien. Dijo que en el proceso se utilizó la maquinaria para el levantamiento de los capullos para luego llevarlos a una prelimpieza.

 

Explicó que la velocidad manejada es de una hectárea por hora y eso ayuda a cosechar 15 a 18 hectáreas por día en la parcela, dependiendo de las características climáticas y del nivel del terreno. Indicó que la maquinaria requiere de un mantenimiento completo después del uso.

 

Posterior al levantamiento, aseveró que el volumen cosechado es prensado y finalmente va a parar a la desmotadora.

 

El rendimiento promedio varía entre 1000 y 1800 kg por hectárea debido a la preparación del suelo de cada parcela.

 

Genética
Thompson adelantó la incorporación de material genético luego de reuniones con la empresa GPSA, Gensus y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina. Se trata de tres nuevas variedades que ingresarán en la siguiente campaña en Paraguay (Guazuncho 4, Porá 3 y Guaraní INTA) y se destacan por su calidad de fibra y adaptación a diferentes ambientes.

 

Dentro de la planificación empresarial, hizo hincapié en que los números están dados para que el algodón crezca y sea un beneficio para la empresa en la región.

 

Por otra parte, habló sobre el trabajo de control de malezas en el cultivo de algodón con preemergentes y después con un posemergente, que permite solucionar la aparición de alguna maleza dentro de la etapa de producción. “Ese manejo va a permitir llegar a una cosecha con menor presencia de malezas, que si usamos solamente herbicidas atacando a la maleza ya presente”, refirió.

 

“El uso solo de glifosato nos llevará a una tolerancia o resistencia de la maleza. La tecnología nos pone a disposición herramientas como herbicidas específicos que acompañan a la dosis mínima de glifosato, que sigue siendo una herramienta extraordinaria en cuanto al control de malezas”, explicó.

 

Sobre el manejo del rastrojo en el algodón, dijo que en ese caso será necesario un control químico para terminar de matar sanitariamente esta planta. Precisó que esa eliminación también es una manera de controlar el picudo, una plaga que se alimenta del polen de las plantas.

 

Peladares
Al hablar sobre el origen genético de los peladares, explicó que el algodón tiene una respuesta muy superior a lo que es soja o maíz. “No vamos a tener una planta como pensamos (en cuanto a porte y población), pero sí van a haber plantas más chicas, que después, si optamos por una cosecha, serán cosechadas y de alguna forma se está aprovechando ese peladar”, precisó.

 

Con relación a la extracción de nutrientes, mencionó que a partir de la próxima campaña, junto a GPSA, se plantea un sistema de parcelas experimentales, en el que se lanza un plan de recomendación para el algodón en la región, que comienza con fertilizantes de base y se intenta poner una fertilización de mantenimiento del nivel químico de suelo.

 

Detrás del algodón el plan de rotación de cultivos sugiere el uso de gramíneas o abonos verdes, dependiendo del nivel de lluvias. Las parcelas que provienen de maíz o soja se estarían destinando nuevamente a algodón.

 

Mayor densidad
Dentro de esta “Ruta de algodón” Productiva C&M Y GPSA también visitaron los campos de Palmeiras S.A., en donde el Ing. Agr. Gregorio Velázquez, asesor técnico de la empresa, mencionó que el trabajo realizado en la finca estuvo a cargo de Biosoltech Agro, desde la preparación del suelo hasta la cosecha. En su mayoría, se observó una germinación uniforme que permitió un óptimo desarrollo de cultivo, indicó.

 

Destacó que como anteriormente en el lugar había parcelas de maíz esto le ayudó al algodón a nivel de macroporosidad. Si bien la campaña fue atípica por la falta de agua, dijo que en dos ocasiones se registraron aguaceros que ayudaron a repuntar el cultivo.

 

Desde la siembra hasta la primera apertura de cápsulas, las precipitaciones fueron entre 200 a 250 ml.

 

Comentó, además, que en una de parcelas los rendimientos llegaron a 2800 kg por hectárea. El costo directo de producción llegó a USD 960, por lo que se estima un punto de equilibrio de 1400 y 1500 kg por hectárea.

 

“El precio está inestable en estos tiempos y habrá que ajustar otra vez el rinde de indiferencia”, resaltó.

 

La expectativa de siembra de algodón es de 2500 hectáreas aproximadamente de cara a la campaña 2022/23.“Este año ganamos experiencia y nos sentimos bastante motivados para seguir sembrando algodón”, comentó.

 

 

“El costo directo de producción llegó a USD 960, por lo que se estima un punto de equilibrio de 1400 y 1500 kg por hectárea”

Por su parte, Thompson comentó que en esta unidad de producción se optó por el sistema de siembra tradicional con 90 cm de distancia, que permite una población menor de plantas, comparativamente al de surcos estrechos, pero debido al mayor espaciamiento, posibilita tener un desarrollo extraordinario de las plantas, compensando la poca población con mayor cantidad de capullos.

 

Leandro Thompson mencionó que en este campo se hizo énfasis en el manejo de los rastrojos de algodón para evitar la presencia del peor enemigo del rubro textil: el picudo. “La idea es evitar que rebrote ese cultivo, porque estamos hablando de un rubro perenne que puede tener ese escape, por ende, el ciclo de las plagas no se corta. En el Chaco no tuvimos aparición de picudo, pero en caso de no tomar recaudos con los rastrojos, pronto se sufriría su aparición”, manifestó.

 

Como los campos de Palmeiras tienen varios años de agricultura, presentan mejor nivelación y cobertura, por ende, la aplicación de la cosecha con el sistema stripper es una ventaja importante.

 

[Material publicado en el segmento Nota de tapa de la edición Nº 94 de agosto de Revista Productiva, páginas 20, 21 y 22]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]