Ante la errónea información publicada por algunos medios de prensa, que sitúa a Paraguay entre los países que más deforestan para la producción de carne y otros commodities, el Gobierno nacional emitió un histórico comunicado en el que aclara el importante rol que cumple el sector productivo dentro de la sostenibilidad del ambiente.

 

El informe sobre las cadenas de suministro de riesgo forestal, del cual se hicieron eco algunos medios de comunicación, fue presentado el pasado 2 de julio por el Sistema de Información Pública (Trase), del Instituto Ambiental de Estocolmo y de la organización ambiental Global Canopy, y publicado en Paraguay por el Instituto de Derecho y Economía Ambiental (IDEA), afirma que nuestro país tiene un riesgo de deforestación de 734 hectáreas por cada 1000 toneladas de carne bovina exportada, índice que lo ubica entre los que más deforestan en el mundo para la producción cárnica.

 

A raíz de esto, el Gobierno nacional manifestó a través de un comunicado que esta afirmación no refleja la realidad de nuestro país, teniendo en cuenta que existe una información pública verificada capaz de demostrar lo contrario.

 

En su argumento, el Gobierno destacó que en Paraguay el 80 % de los bosques se encuentra bajo propiedad del sector privado. Debido a esa situación, hace 16 años el país cuenta con un estricto marco legal que permite la protección de sus recursos naturales.

 

En la actualidad, la región Oriental alberga al 98 % de la población y se sostiene en un ecosistema frágil y sobredesarrollado, por lo que cuenta con modalidades legales específicas que prohíben las actividades de transformación y conversión de superficies boscosas.

 

En tanto que la región Occidental, que aún se encuentra en pleno proceso de desarrollo productivo y está siendo fortalecida con fuertes inversiones en infraestructura, representa aproximadamente el 2 % de la población, pero a su vez el 60 % del territorio nacional y el 35 % de la cobertura boscosa actual.

 

El comunicado oficial señala que en esta región las inversiones de estos rubros comenzaron hace no más de 25 años, una situación que se demuestra con el crecimiento del hato ganadero de 3 766 056 de cabezas en los últimos 20 años, y su agricultura, que aún es incipiente.

 

Resalta, además, que las actividades agropecuarias, en los últimos años, se rigen por la aplicación de buenas prácticas agrícolas y ganaderas, con regímenes de agricultura de conservación como la rotación de cultivos y la siembra directa. En tanto, la ganadería es desarrollada, principalmente, bajo pasturas con altos índices de fijación de carbono, aplicando la misma relación de las actividades desarrolladas por países industrializados.

 

En los últimos cinco años, el sector agropecuario, en su conjunto, representó casi el 25 % del producto interno bruto (PIB). En cuanto al comercio exterior, el sector agropecuario ampliado es determinante para los resultados de balanza comercial, puesto que desde el 2008 representa, en promedio, el 43,3 % de las exportaciones.

 

A nivel social, las personas involucradas en la actividad primaria (agricultura, ganadería, caza y pesca) corresponden al 46,5 % de la población ocupada en el ámbito rural y, si a ese dato se agrega la industria situada en estos territorios, es posible deducir que un 55 % de los rurales ocupados está en el área de influencia directa del sector agropecuario y agroindustrial.

 

“El sector agropecuario y forestal local tiene un rol fundamental en la sostenibilidad de los recursos naturales de nuestro país, que mantiene un 42 % de su territorio bajo cobertura boscosa”, resalta el comunicado.