El Chaco sigue mostrando sus diferentes facetas de desarrollo, despertando un significativo interés de los productores e inversores en una región que anteriormente solo representaba el albergue de una ganadería tradicional, con indicios de tecnificación. Hoy esta página forma parte de la historia del suelo chaqueño, que ahora da vida a rubros agrícolas para explotación comercial o como en la mayoría de los casos, están anclados a sistemas de integración agrícola-ganadera eficiente, un modelo que ha demostrado ser el camino a seguir en esta zona que expone sus virtudes a quien las sepa manejar.

 

Es así que el equipo de Productiva C&M se acercó al establecimiento Old Henry, en donde se fortalece un sistema de producción de algodón y se integran otras especies agrícolas con ganadería, con lo cual se han logrado resultados satisfactorios en el ámbito productivo como económico, desde su implementación.

 

Daniel Dos Santos, responsable del área agrícola de Old Henry S.A., ubicado en Teniente Montanía, departamento de Boquerón, mencionó que es el primer año en el cual optaron por sembrar algodón. Indicó que la elección de este rubro fue motivada por varios factores, entre ellos los años perdidos con la producción de soja.

 

En la unidad de producción fueron cultivadas 200 hectáreas del rubro textil. Además, el profesional señaló que si en los años siguientes se dan las condiciones, seguirán apostando por este cultivo. La variedad seleccionada fue Nu Opal y la cantidad de semillas utilizada fue de 11 plantas por metro lineal, con un espacio de 90 cm. Se utilizaron también fungicidas, inoculantes y tratamientos de semillas para darle las condiciones ideales al cultivo para su buen desarrollo vegetativo y reproductivo.

 

Manifestó que tampoco se notó una presencia importante de plagas ni enfermedades; no obstante, se realizaron manejos preventivos.

 

De acuerdo con el historial de las parcelas, contó que una de ellas tuvo un rendimiento de 800 kg por hectárea de soja el año pasado. Como son áreas de peladares decidieron sembrar algodón este año para comprobar el desarrollo del cultivo. “Estamos muy impresionados porque nace súper bien en aquellas áreas que era peladares”, subrayó.

 

Otra de las parcelas tiene cuatro años de cultivos y también realizaron en ella la siembra de algodón para conocer la diferencia entre los rubros. “Estimamos rindes más altos de algodón, en promedio de 60 % más que la otra parcela donde estamos desarrollando el primer año de agricultura”, añadió.

 

La fecha de siembra corresponde al 5 y 12 de febrero. Al momento de la visita del equipo de Productiva, el responsable del área destacó la buena germinación y un excelente desarrollo vegetativo.

 

Cobertura. Una de las claves para fortalecer la agricultura es la cobertura de los suelos. En el caso de esta unidad de producción, Daniel Dos Santos comentó que iniciaron este año con el cultivo de sorgo y milleto, con miras a trabajar de vuelta en el 2023 con algodón o soja en esas parcelas.

 

Contó que los primeros años ganaban lluvias de noviembre hasta diciembre de 250 a 300 mm aproximadamente, pero en enero las precipitaciones se cortaban, entonces para aprovechar la humedad optaron por el esquema de rotación de cultivos, entre ellos el sorgo, sésamo, trigo y el cártamo, en un 40 % de las áreas.

 

En la parte de cultivos de renta se destaca el trabajo con la soja, con fechas de siembra del 12 y 24 de febrero. Dependiendo de cada lote, los rendimientos esperados rondan los 2200 a 2500 kg por hectárea.

 

Dijo que la idea de sembrar soja en febrero debido a los altos precios de productos químicos y a las altas temperaturas registradas en el mes de enero. “En el caso de cultivar la oleaginosa en diciembre, los rindes no son los esperados por los picos de temperaturas que tenemos. Pese a eso, para establecer una diversificación y escalonamiento de siembra vamos a seguir sembrando entre un 10 a 15 % del área en diciembre”, aclaró.

 

Por otra parte, dentro del esquema de producción señaló que se pretende alcanzar 500 hectáreas de algodón para el próximo año. El costo de producción estimado es de USD 600 a 700 por hectárea y al tener una cotización al alza, el punto de equilibrio sería de 1000 a 1300 kg por hectárea.

 

Old Henry S.A. también tiene una alianza con las compañías Los Cabos S.A. y GPSA, que son aliados importantes a la hora de hacer frente a un nuevo desafío como lo es el algodón. “El Chaco es todo un desafío y hay que ponerse las pilas”, resaltó Dos Santos.

 

Acompañamiento. El Ing. Agr. Leandro Thompson, asesor técnico comercial del negocio de algodón de GPSA, señaló que este rubro siempre se destacó en el Chaco paraguayo, pero actualmente se van sumando nuevas ideas y conocimientos para que mejore.

 

Destacó la rusticidad del cultivo y su adaptación al suelo chaqueño, a diferencia de otros rubros al momento de afrontar las sequías, altas temperaturas y vientos. Asimismo, avizora un mejor panorama en cuanto a rendimientos.

 

Dentro del manejo cultural, en la unidad de producción hubo dos fechas de siembra debido a los factores climáticos. Una tuvo una humedad justa y dependía de que cayera una lluvia encima del cultivo sembrado y otra, que se dio después de una precipitación muy generosa.

 

“Aquellos lotes que se sembraron con buena humedad tanto en el perfil de siembra como el perfil de suelo tuvieron un resultado más parejo del stand de plantas y un desarrollo más parejo del resto, pero no hay diferencias, estructuralmente hablando, entre uno y otro”, señaló.

 

En general, la densidad manejada fue de 12 a 13 plantas por metro, que está demostrando una mayor estabilidad. La expectativa de rendimiento estaría entre 1600 a 1800 kg por hectárea, pero destacó que el comportamiento de los cultivos promete mucho más en cuanto a productividad.

 

Dijo que este año fue muy particular porque no hubo ataques severos de insectos y malezas en las parcelas, por lo que el costo de producción y rinde de indiferencia estimado resultaron ser menores de lo que se había planificado.

 

A nivel de enfermedades, precisó que una situación sorpresiva fue la aparición de la Alternaria, ya que todos los lotes presentaron algunos síntomas y en un lapso de siete días el follaje se vio afectado. “Por suerte nos agarró en una etapa avanzada del cultivo donde ya la necesidad de captar la luz con la superficie foliar era baja, entonces lo único que hizo es perder hojas y terminar de madurar las bochas que ya tenían previamente llenas”, acotó.

 

Respecto al aporte del algodón, hizo hincapié en la seguridad de cosecha porque el cultivo ofrece la certeza de que no va a tener un fracaso, puesto que permite cubrir gastos dependiendo del manejo que uno haga.

 

Insistió en que el productor debe animarse a sembrar algodón y el cultivo tiene que estar dentro del esquema agrícola de las empresas, así como en un sistema integrado con la ganadería.

 

“Hay técnicos en la región que pueden acompañar tranquilamente al productor para comenzar el cultivo y creo que va a tener su recompensa”, concluyó.

 

Integración. El equipo de Productiva acompañó un trabajo de desarrollo de algodón en esta unidad de producción, pero grande fue la sorpresa al conocer a profundidad el soberbio trabajo desarrollado en el sistema de integración agrícola-ganadera. En ese sentido, el Ing. Agr. Andrés Estigarribia, asesor del área ganadera de Old Henry S.A., resaltó que la compañía cuenta con unidades ganaderas y agrícolas en Alto Paraguay y Boquerón. La integración de la producción surgió hace más de cuatro años, pero hoy en día manejan 2500 hectáreas de área agrícola y el proyecto incluye una producción ganadera en confinamiento.

 

Añadió que la integración agrícola-ganadera permite aprovechar el valor agregado de ciertos cultivos y también le da aprovechamiento a los derivados de los mismos cultivos para su conversión en proteína roja.

 

El área de siembra abarca unas 800 hectáreas de maíz al año, además de otros rubros como la soja, sorgo de doble propósito, chía, sésamo y el cártamo, entre los principales. En el caso del algodón, se utiliza el carozo para aprovecharlo dentro del confinamiento como un ingrediente de la dieta animal.

 

Las alternativas propuestas incluyen el sorgo de doble propósito que es utilizado como insumo para la conformación de la dieta balanceada. Además, cuentan con silos trincheras y silobolsas destinados para el balanceado y potreros de autoconsumo.

 

“El 90 % de los ingredientes de la dieta lo producimos nosotros. Usamos 30 % de maíz grano húmedo y 60 % silaje de maíz y sorgo”, expresó.

 

Sobre la ganadería, comentó que la empresa posee tres unidades de campo que hoy se destinan al 100 % a la cría, una recría rápida con potreros de 4 hectáreas y luego se pasa al confinamiento de 90 a 100 días. “Produciendo nuestro propio producto para el confinamiento acortamos los ciclos de terminación”, agregó.

 

Los animales entran con 270 kg para el confinamiento bajo una conversión diaria de 1.8 kg. El peso promedio de salida en machos es de 460 kg y en vaquillas, 440 kg. Resaltó que la idea es aumentar la capacidad a 4500 animales en confinamiento. Mediante el manejo de esta unidad de producción están partiendo animales a los frigoríficos con 450 kg a 14 y 15 meses de edad.

 

“El norte es la integración de producción agrícola y ganadera, aprovechar un valor agregado de los subproductos de los cultivos convirtiendo eso en proteína roja y reduciendo el porcentaje de riesgos al cual somos susceptibles en la región del Chaco con los factores climáticos” resaltó.

 

Nutrición. El Dr. Raphael Monteiro, asesor nutricional de Old Herny S.A., recordó que en el 2021 las heladas afectaron la producción de maíz, lo que terminó perjudicando la rentabilidad de la agricultura. A raíz de eso, se realizó una evaluación y la decisión fue cosechar el poco cereal producido en ese periodo para alimento del ganado.

 

Posterior a eso, arrancó el confinamiento con 1000 animales y con los insumos preparados hubo una ganancia de peso de 1.6 kg/día. Finalmente, se decidió realizar la integración agrícola-ganadera y actualmente se aumentó la capacidad a 3500 animales, con la intención de aprovechar el aporte de la agricultura con materia prima de alta calidad.

 

“El conocimiento técnico y financiero está para evaluar situaciones críticas como esta y tomar la mejor decisión para mantener siempre la rentabilidad, además de seguir produciendo alimentos para Paraguay y para todo el mundo”, subrayó.

 

En la actualidad, la dieta en la unidad de producción está constituida por silaje de sorgo y maíz, semillas de algodón y un núcleo con macro y microminerales y vitaminas.

 

Señaló que el objetivo es producir el kilo de carne de la forma más barata posible, mirando lo que sería la ganancia de peso y la rentabilidad de cada animal. Al final se hace un estudio y se toma la decisión de cuántos días va a quedarse en el confinamiento cada categoría de animales, ya que cada una tiene un tiempo mínimo o máximo para cumplir durante el encierre.

 

“Vale la pena hacer la integración de la ganadería y la agricultura y la mejor manera de mantener la rentabilidad del confinamiento es producir un kilo de carne más barato y eso significa que se necesita hablar con un técnico para que haga una evaluación detallada de los alimentos y haga una proyección de consumo de ganancia de peso y rentabilidad antes de hacer la inversión”, detalló.

 

Empeño. Henry Klover, propietario de Old Henry S.A., por su parte, señaló que anteriormente en la unidad de producción se realizaba solamente la ganadería tradicional hasta el 2018. Luego, arrancó con la agricultura, a fin de hacer rotación de cultivos e integrar las áreas por los problemas de manchones y hormigas.

 

Rescató que este trabajo de integración agrícola-ganadera es fruto de la unión de un equipo humano altamente comprometido con la empresa.

 

En cuanto a su experiencia, Klover señaló que lastimosamente su padre falleció cuando él tenía 18 años y desde esa corta edad tuvo que manejar la empresa familiar. Desde ese momento fue aprendiendo gracias al apoyo de muchas personas, destacó.

 

“El Chaco es impredecible, tuvimos que postergar siembras por las lluvias o pausas de dos meses sin lluvias. Respetamos lo máximo posible la parte técnica y tenemos mucha fe en todas las decisiones, para que uno pueda tener la bendición de las lluvias”, asentó.

 

En lo que respecta a los desafíos, el representante de Old Henry S.A. mencionó la necesidad de incorporar mejores tecnologías y demostrar que el Chaco sí produce. “Somos un equipo joven y estamos dando lo mejor para hacer ese ciclo completo”, resumió.

 

Detalló que la empresa está a disposición de las personas que quieran conocer sobre el manejo. “Uno siempre tiene que estar abierto a mejorar”, acotó.

 

[Material publicado en el segmento Nota de tapa de la edición Nº 92 de junio de Revista Productiva, páginas 20, 21 y 22]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]