Las tecnologías de procesos, como la aplicación de la siembra directa, la rotación de cultivos y la interacción entre rubros de renta y de servicios, potencian las cualidades de aquellos elementos importantes que componen la tecnología de insumos.

 

En una visita a Estancia Anahí, ubicada en Corpus Cristi, departamento de Canindeyú, Cleverson Pozzebon, responsable agrícola, comentó al equipo de Productiva C&M que esta campaña es diferente como la de todos los años anteriores, pero lo que se debe tener en cuenta es que la seguridad es fundamental para la producción y la dilución de los riesgos desde la siembra.

 

“Toda herramienta que podemos utilizar para mejorar nuestros resultados es una inversión y es lo que nos hace mantener en el negocio porque buenos y malos años tenemos siempre, pero el agricultor necesita mantenerse firme en su actividad y superar los años malos”, indicó.

 

Dijo que muchos dependen de la actividad, no solamente los productores, sino toda la sociedad necesita que la agricultura se mantenga y prospere. “Como país dependemos de la agricultura más que la mayoría de los países y eso es algo que debemos valorar. El agricultor es fundamental en nuestra cadena de producción”, resaltó.

 

Dijo que dentro de ese contexto de producir más, cuanto mejores sean el cuidado del suelo, la protección del cultivo, la inversión y la tecnología que se aplica, mejor será el resultado para el agricultor, las empresas que están aportando en el campo, para el Gobierno que está cobrando impuestos y para toda la sociedad.

 

Nivel de humedad. Comentó que este 2021, al igual que los dos años anteriores, arrancó muy complicado. Agregó que en la zona ya van acostumbrándose a su nueva realidad, que es el atraso de las siembras y la falta de lluvias que se tienen todos los años. “Por eso es importante sembrar con seguridad en cuanto a humedad, plagas y enfermedades. Este año diferente nos exige estar atentos y ser más eficientes”, acotó.

 

Destacó que hace siete años vienen experimentando problemas de humedad, razón por la cual la siembra temprana ya no se hace, es decir, todos los años en los cuales hubo lluvias para empezar temprano se presentaron problemas con el establecimiento, plagas, enfermedades y cosecha. “Parece que es normal iniciar la siembra más tarde, pero bien hecha, esperando siempre tener un alto potencial”, indicó.

 

El suelo es la base y es responsable de la sostenibilidad; por lo tanto, de la rentabilidad del negocio. Agregó que la rotación de cultivos, el cuidado del suelo en sí y las correcciones son fundamentales para mantener la actividad y la economía del país.

 

“Tenemos mucho trabajo que hacer en temas de corrección, pero lo más importante es hacerla en el momento oportuno porque después es fundamental tener una cobertura del suelo y la rotación de cultivos es esencial para nuestro sistema de producción”, destacó.

 

En cuanto a riesgos, mencionó que se debe escalonar la siembra y trabajar con variedades de grupos de maduración diferentes y no proyectar la siembra de soja pensando en la zafriña, que es una consecuencia, porque la zafra principal es la que paga las cuentas. Añadió que el productor debe estar atento a los cultivos alternativos porque Paraguay tiene un potencial gigantesco y accesos a mercados de todo el mundo.

 

Indicó que además de la soja, en esta unidad de producción manejan otras cuatro especies de cultivos de renta en verano y seis especies en invierno. Están también otras 15 o 16 especies vegetales que trabajan como cultivos de cobertura. Acotó que es fundamental aprovechar los puentes entre cultivos y rotar según el tipo de estructura de planta porque es la forma de mejorar la sostenibilidad, especialmente con relación a la biología del suelo y el equilibrio biológico.

 

Rubros. Dijo que en el verano manejan el cultivo de la soja, poroto phaseolus, poroto mung, teff, sésamo y maíz. En zafriña, chía, canola, trigo, lino, garbanzo y otros cultivos más.

 

Los cultivos de cobertura son la urochloa, Ruziziensis, mileto, Crotalaria spectabilis, Crotalaria ochroleuca, Crotalaria breviflora y dependiendo de la época de siembra y la disponibilidad de semillas, trigo sarraceno, nabo forrajero, entre otros. “Hacemos también los mixes, pero en abonos verdes tienen un objetivo un poco diferente de lo que busca el mercado, pero aquí trabajamos de forma a garantizar el establecimiento de la cobertura, especialmente en fechas de transición o los meses de marzo y abril”, agregó.

 

Expresó que existen años en los que los cultivos de verano se establecen mejor y hay otros en los que están mejor los de invierno. Otras especies se desarrollan en épocas de sequía o lluvias, entonces esos mixes traen una seguridad muy grande de que el establecimiento será efectivo y que el más adaptado va a cubrir el suelo y cumplir con el principio de la rotación, que es la gran intención, precisó.

 

“Si vemos el listado de beneficios del uso de abonos verdes puedo citar varios, pero ese no es el objetivo. Lo que se percibe es un mejor equilibrio en el sistema, los problemas son esporádicos y fáciles de solucionar, especialmente la condición del suelo es mejor y se nota por el desarrollo de los cultivos que es más equilibrado en condición de exceso o falta de lluvias. Esto nos trae una garantía de que el cultivo tiene una condición de suelo física, química y biológica para soportar esas condiciones adversas”, indicó.

 

Pese a tener un manejo eficiente, las inversiones en defensivos agrícolas son necesarias, pero son cada vez más puntuales y más efectivas. “Todo el manejo químico que hacemos con pequeñas interferencias logra superar esos inconvenientes”, resaltó.

 

Programa de fertilización. La fertilización mineral es fundamental para mantener los techos productivos que se buscan en la unidad de producción, pero con una adecuada rotación y corrección del suelo se logra tener una mayor efectividad en las aplicaciones. “Es eficiencia y ganancia en productividad con el mismo costo o menor. Dependemos de todo el manejo químico para atender nuestra demanda y necesitamos de los fertilizantes para reponer lo que exportamos, pero el equilibrio del suelo garantiza que todo lo que aplicamos sea efectivo y que el resultado sea mayor”, explicó.

 

Lograr ese equilibrio biológico permite tener una simplificación en el manejo de la dinámica de plagas, enfermedades y malezas.

 

“En el caso de las malezas, logramos sacar tres o cuatro lotes todos los años sin aplicación de glifosato, incluso algunos sin aplicación de herbicidas en posemergencia. En cuanto a plagas, no se sigue ninguna regla, hay que estar preparados para todo, pero con un buen manejo se puede lograr al menos una reducción de las aplicaciones de los productos o mejor, una elección de los mismos que tengan un menor impacto ambiental. En las enfermedades tenemos serios problemas con la roya que no depende tanto del suelo, pero si la planta tiene una condición química, física y biología se asegura que la aplicación sea efectiva y la planta tenga una mayor capacidad de soportar los problemas”, destacó.

 

Finalmente, dijo que es necesario cuidar el suelo que es el mayor patrimonio que posee el productor y del cual dependen la actual y las futuras generaciones.

 

“Tenemos a disposición un número muy grande de alternativas y productos que nos auxilian en el control de malezas, enfermedades y plagas. También tenemos fertilizantes en la forma que se quiere y alternativas de rotación, pero lo que nos falta es la conciencia de que eso es fundamental para mantener nuestra actividad y el crecimiento del país. Al final todos dependemos unos de otros, aunque no queremos admitirlo”, concluyó.

 

[Material publicado en el segmento Agricultura Productiva de la edición Nº 86 de diciembre de Revista Productiva, páginas 16 y 17]
[Foto icon-camera : Revista Productiva]