Hasta hace poco tiempo era impensable plantear proyectos productivos ambiciosos en los campos bajos, pero desde que el arroz abrió la puerta para el ingreso de un rubro altamente profesional en estas áreas, los tiempos cambiaron. Es más, debido a esa única experiencia hubo problemas de resistencia en estas superficies, por lo que ahora se suma una aliada estratégica (la soja), pero con la incorporación de nuevas herramientas de siembra que fortalecen este sistema de producción.

 

El Lic. Raúl Enciso, director comercial de Villa Oliva Rice, comentó a Productiva que el plan inicial de arroz para la actual campaña consistió en incorporar 2400 nuevas hectáreas. Esta decisión fue postergada por dos años, pero luego de un análisis de inversión se decidió ejecutar y también sumar a la soja como parte de una estrategia agronómica, técnica y empresarial.

 

Antes de que llegáramos esto era un campo pobre con una ratio de una vaca por cada 8 hectáreas. Después de haber trabajado un año en la mecanización, hablamos de la posibilidad de generar un rendimiento de por lo menos 8 toneladas por hectárea y USD 2,5 millones de generación bruta”, destacó.

 

Indicó que este proyecto de inversión en campos bajos fue de USD 1,7 millones en materia de contratación de personal, mecanización y fletes, y conllevó el trabajo de 200 personas, aproximadamente. Esto representó un valor agregado para la comunidad, resaltó.

 

Actualmente, el área de producción agrícola de Villa Oliva Rice es de 15 000 hectáreas y de forma adicional hay otras 20 000 a 25 000 hectáreas que están en proceso productivo de áreas vecinas. “Somos el motor de desarrollo de esta zona, acabamos de hacer una inversión en la duplicación industrial en donde hoy estamos en condiciones de recibir 200 000 toneladas de arroz”, destacó.

 

Para la compañía el objetivo de incorporar la soja a estos campos bajos es que el cultivo de arroz sea económicamente viable. “Los estudios técnicos nos indican que una parcela de arroz que viene después de una soja es una parcela de arroz que tiene mayor fertilización en el suelo por la capacidad de la oleaginosa de fijar el nitrógeno”, expresó.

 

Enciso explicó que esta innovación requirió una estructura de inversión diferente al arroz, además de otras modificaciones en cuanto a implementos y tratamiento del suelo.

 

Otra de las intenciones logradas por parte de la compañía es la emisión de bonos en la Bolsa de Valores para una financiación agroindustrial, como una alternativa de apalancar el flujo de caja de las inversiones. “Te permite adecuar tu flujo de caja para que a partir de ahí llegue el momento de generar lucro y pagar las emisiones que uno fue haciendo”, destacó.

 

Villa Oliva Rice lleva adelante la producción basada en la sostenibilidad del medio ambiente. “El arroz es un rubro difícil, pero totalmente gratificante al ver cómo termina en el plato de la gente”, subrayó.

 

Soja. El Ing. Agr. Wilfrido Báez, responsable del área agrícola de Villa Oliva Rice, mencionó que la decisión de limitar la superficie de producción de soja en estos campos bajos fue impulsada por las áreas de arroz, que son las más afectadas por el arroz colorado. Explicó que la idea de sembrar soja surgió de la necesidad de reutilizar el suelo y rotar cultivos.

 

Asimismo, mencionó que se decidió trabajar con la instalación del sistema surco-camellón. Para esto, se adecuaron las áreas para un sistema de riego y drenaje (proporción 30/70), lo cual servirá para resolver el problema de acumulación de agua.

 

Dentro de este esquema de siembra, el distanciamiento de las líneas de drenaje definido fue de 1,15 metros para un camellón de 90 cm de ancho. Con una siembra de 45 cm entre líneas permitió una mejor fijación y desarrollo de la soja.

 

En cuanto a la elección de las variedades, comentó que uno los criterios tenidos en cuenta fue la acumulación de residuales de productos químicos. Es así que se optó por la DM Garra 63i64 IPRO STS.

 

La principal ventaja que se tuvo con el sistema surco-camellón es el drenaje del agua, ya que en la región son altas las lluvias”, detalló.

 

Para este esquema se adaptaron las sembradoras a medida del espaciamiento requerido del camellón, con una separación de 70 cm con 45 cm de las líneas.

 

La apertura de más de 2000 hectáreas de arroz correspondiente a la actual zafra de Villa Oliva Rice consistió en una canalización, posterior secado y levantamiento topográfico, a fin de conocer estas áreas y direccionar el agua. “Esto ayudará a la eliminación parcial de las malezas acuáticas que son difíciles de controlar químicamente y la mejor manera de eliminarlas es con el disco y laboreo del suelo”, indicó.

 

Luego, el Ing. Agr. Marcelo Romero, gerente de Operaciones Agrícolas de Villa Oliva Rice, señaló que actualmente la empresa cuenta con más de 1000 hectáreas de soja y 10 000 hectáreas de arroz. Indicó que antes de la siembra de soja se realizó una desecación y luego se volteó el suelo para que el producto sea lavado y así minimizar el impacto del residual sobre la oleaginosa.

 

Además, mencionó que aplicaron los fungicidas de forma adelantada a las primeras lluvias porque la soja es un cultivo bastante susceptible a enfermedades. “Ya que llueve muy poco estamos usando la fumigadora autopropulsada”, acotó.

 

Por medio de la implementación de la soja el ingeniero comentó que se utilizó el glifosato para poder acabar con el arroz colorado que estuvo presente en el cultivo anterior, que fue el arroz. Otro producto químico usado fue el cletodim.

 

En cuanto a nutrición vegetal, se aplicó cloruro de potasio a una dosis de 120 kg por hectárea y 1000 kg de cal agrícola. En la parte de aplicaciones foliares el plan es aplicar molibdeno y cobalto en floración, explicó el profesional.

 

En lo que respecta al cultivo de arroz, se tuvo en cuenta la preparación del suelo en las nuevas parcelas que se decidieron sembrar. Se utilizaron tres variedades, una de ellas es resistente al agua acumulada, y se empleó un proceso de canalización de las áreas más bajas para preparar fácilmente las parcelas de arroz.

 

El mayor desafío es el control de malezas como el aguape, flor amarilla y otras que vinieron del estero y para mí es algo nuevo. El mejor manejo que le damos es una buena desecación, preparación del suelo, mantener la parcela en descanso y la rotación de cultivos”, precisó.

 

Otra limitación encontrada en estas áreas es el exceso de hierro. Para ello, la estrategia es la reaplicación de fósforo posterior a la siembra.

 

[Material publicado en el segmento Agricultura Productiva de la edición Nº 98 de diciembre de Revista Productiva, páginas 14 y 15]

[Foto icon-camera : Revista Productiva]