El mercado de comercialización de hacienda y el valor de venta de la carne exportada tuvieron un comportamiento dispar en la plaza interna al cierre del primer semestre de este año. Este periodo se caracterizó por un repunte de los precios de la materia prima, pero, contradictoriamente, el precio de la proteína roja exportada sigue descendiendo en la medida de la reactivación de la demanda internacional.
Por David González

 

En este análisis realizado por Productiva se destaca que a junio se exportaron 120,9 mil toneladas de carne bovina, que redituó al país USD 492,1 millones, con lo cual se registra un promedio de venta de USD 4070 la tonelada. Este valor representa 2,9 % menos en relación con el valor registrado al cierre de mayo de este año, cuando se logró un promedio de USD 4191 la tonelada y un incremento de 0,7 % respecto al primer semestre de 2019.

 

En tanto, en el segmento primario no se reflejan estos movimientos que se dieron en el sector industrial. Al cierre de mayo, el valor de la hacienda llegaba a USD 2 kilo/gancho, mientras el mercado internacional pagaba USD 4191; es decir, la torta se dividía en 47,5 % para el primario y 52,5 % para la industria.

 

Mientras que al cierre de junio el valor de la hacienda trepó a USD 2,30 kilo/gancho y los precios internacionales llegaron a USD 4070 la tonelada. En la distribución del negocio, al finalizar el sexto mes del año, 56,5 % correspondió al sector primario y a 43,5 % a la industria.

 

Comparativamente al mismo lapso del año pasado, las estadísticas del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) indican que al cierre del primer semestre del 2019 se tuvo un promedio de venta de la hacienda de USD 2,60 kilo/gancho, mientras que el precio promedio de la carne en el mercado internacional fue de USD 4041 la tonelada. Esto significa que el sector primario se quedaba con el 64,3 % y la industria con el 35,7 % restante.

 

Estas cifras demuestran que al comparar los mismos primeros semestres de ambos años, el sector industrial mejoró su participación en la distribución de los ingresos; sin embargo, en el proceso mensual de exportación el productor logró cortar una racha negativa presentada desde el año pasado, con una pronunciada tendencia a la baja de los precios de la hacienda, con lo cual tenía menos participación en la distribución de los haberes.

 

No obstante, los precios recibidos en términos generales, tanto por el productor como por la industria, nos demuestran que el negocio cárnico ha llegado a su techo con el sistema actual adoptado, por lo tanto, se requiere la implementación de nuevas herramientas para sumar información al producto exportado; es decir, es necesario incorporar la trazabilidad a todo el rodeo nacional, la identificación individual de los animales y la tipificación de la carne, con el fin de registrar nuevos techos de cotizaciones para los dos principales actores de la cadena pecuaria.